eEspaña, ese país

Day 282, 09:40 Published in Spain Spain by Charrito

eRepublik se encuentra en una situación extraordinariamente convulsa. Al borde de la que puede ser la primera guerra mundial con el choque de las dos grandes alianzas, PEACE y ATLANTIS por el conflicto rumano-húngaro, eEspaña aún se recupera de su infructuoso esfuerzo bélico por ayudar a eMéxico.

Aún convaleciente de mis heridas en combate, cuyas cicatrices vestiré con orgullo, el tiempo pasado en el hospital me ha permitido seguir con atención la prensa internacional, sus foros de debate y la opinión pública del eMundo. Y sin bien nuestros ejércitos no han sido derrotados en el campo de batalla, si hemos sufrido una severa derrota en nuestra imagen.

Hemos de asumir que hemos perdido la batalla de la propaganda. El 90% de eRepublik no sabía los verdaderos motivos por los que combatíamos en eMéxico; el otro 10% éramos nosotros mismos, que acudimos con valor al combate sabiendo que la razón moral estaba de nuestro lado. Ante este fracaso, repito, no militar sino propagandístico, se imponen ciertas reflexiones.

En primer lugar, el gobierno debe asumir su responsabilidad. No es de recibo que naciones aliadas y vecinas no supieran de los verdaderos motivos de la lucha, ni que no fueran informados de las inminentes operaciones; bien al contrario, cuando ya era clamoroso que podía no ganarse Campeche se acudió a intentar reparar lo ya entonces irreparable. Si a eso le sumamos recelos históricos, lo único que se ha conseguido es apagar un fuego con gasolina y hacer más fuertes a nuestros rivales, aumentando los recelos de quienes de manera natural debían ser nuestros aliados.

En segundo lugar, debemos reflexionar sobre nuestra propia manera de debatir y actuar en eRepublik. El foro unificado es un lugar perfecto para realizar debates, e incluso votaciones. Pero es un lugar ajeno a eRepublik, y en un idioma ajeno a la mayoría de jugadores extranjeros. Es absolutamente imprescindible que las decisiones más importantes allí adoptadas sean publicitadas en el foro de eRepublik (al menos un breve resumen en inglés con enlace incluido a la versión completa en español) para que se conozca internacionalmente la labor (muchas veces discutible pero otras motivo de aplauso) de nuestros dirigentes. No podemos pretender que otras naciones conozcan por ciencia infusa lo que allí hacemos y debatimos. También tenemos que dejar claro que lo que allí se debate fuera del congreso no son más que opiniones particulares, mutables y en el fondo irrelevantes. No basta con informar a los embajadores; en general, tenemos que estar más presentes en el foro general de eR, y eso incluye a dirigentes y a nosotros, los ciudadanos.

El último motivo de reflexión es hacia nosotros mismos. La tensión vivida en los últimos tiempos, iniciada sin duda por provocaciones inaceptables con temáticas ajenas al juego, nos ha situado (y nos está situando) en ocasiones en una dinámica que no es de recibo. Los ciudadanos eEspañoles deben demostrar al mundo que son unos caballeros (o damas según el caso), y no unas verduleras de mercado. Cualquier ciudadano eEspañol que se precie de pertenecer a este país no debería mancillar su buen nombre recurriendo a insultos o comentarios xenófobos, racistas, etc. Sé que en ocasiones la sangre se nos calienta y decimos cosas que en realidad no pensamos, pero debemos estar por encima de todo eso; lo contrario es comportarse como un goon, a los que tanto criticamos. El refrán lo dice bien claro: no hay peor desprecio que el no hacer aprecio. Necesitamos un poco más de inteligencia y un mucho más de buena educación, y eso no tiene nada que ver con ser belicista o no serlo. Históricamente, la caballerosidad y la gallardía siempre fueron valores respetados en nuestro país, aunque muchas veces no estuviéramos a la altura de los mismos. Demostremos hoy que sí lo estamos. La imagen de eEspaña es la que construimos cada uno de nosotros.

Debemos aprender, finalmente, que no vivimos aislados del resto del mundo, sino que, como tristemente nos ha enseñado el asunto de eMéxico, no podemos obviar la imagen que damos ante los demás, ya que la mujer del César no solo debe ser honesta, sino parecerlo.