Crónica Otra Vez Congresual y de Sálvese Quien Pueda

Day 1,970, 14:24 Published in Spain Spain by Espaugyl



Mi paso por el eCongreso durante el pasado mes ha sido una experiencia inolvidable. El eCongreso es un lugar maravilloso, no entiendo por qué tanta queja ni tanta crítica. Desde que he conseguido que me tomen por uno de ellos (léase mi anterior Crónica para más información, que no duele) entro y salgo del hemiciclo a echarme mis siestas, voy dejando una prolija cuenta etílica pendiente en la cafetería de la institución legislativa e intento no babear mucho ante las turgencias congresuales de Xilmar (la sin par econgresista pelirroja de metro noventa que cree que soy un prócer de la ePatria con larga trayectoria y experiencia, descripción que intento subliminalmente asociar con mi sexapil cada vez que hablo con ella… con escasos, por no decir nulos, resultados).



La eCongesista Xilmar despertando de los debates/siesta a su paso a eCongresistas, formas de vida diversa de sexo masculino e incluso al mobiliario de la sala (la Ciencia aún no se lo explica, pero yo sí, se trata de un caso similar al que ya estudié en su momento y que bauticé como “Efecto de Endurecimiento Anatómico Masculino por Paseos Lantánicos”)


He de confesar que un pequeño incidente acaeció mientras usaba mis dotes de seducción con semejante portento anatómico de la Naturaleza, que afortunadamente conseguí resolver como ha de resolverse todo lo que le afecte a un Corresponsal de Guerra metido en política: Haciendo que las consecuencias recaigan en quien esté más cerca y desprevenido.

Todo ocurrió hace algo más de un mes, en mi hábitat natural, en la barra, exactamente con una cerveza en la mano, media docena en el estómago y otra media corriendo por mis venas, y Xilmar a mi diestra oyendo como una vez, cuando me encontraba solo en el hemiciclo a altas horas de la noche, fui testigo de algo que muchos dicen haber visto pero nadie puede probar que sea verdad, un hecho que nadie recuerda desde que el hemiciclo apenas si levantaba un palmo del suelo, algo que sólo los más ancianos dicen haber vislumbrado en la noche de los tiempos… le conté que una vez vi… ¡Una Ley Nueva y Original!


El asombro en la cara de Xilmar era evidente, ella sólo conocía cambios de comas en reglamentos y añadidos y borrados de artículos cargados de faltas de ortografía. Mi imaginativa historia, carente de toda veracidad, ya que las leyendas leyendas son, la estaba distrayendo lo suficiente como para que no se diese cuenta de mi proximidad, cada vez mayor y más procaz.



¿Que una vez viste a un galliperro? Eso es una tontería, yo una vez vi una Ley Nueva y Original en el eCongreso (al menos eso le conté a Xilmar para impresionarla, ya sé que es imposible ver eso)


El ambiente estaba cargado de mis feromonas, mi habitual arma para provocar horizontalidad, un arma tan simple de fabricar como limitarse a evitar cualquier traza de perniciosa agua y destructiva química jabonosa en mi heterosexual piel. A veces noto que las feromonas van haciendo efecto en las féminas cuando el ceño se frunce sensualmente o no pueden evitar excitarse sobremanera, llegando a las arcadas, algo que he visto muchas veces en alumnas y en Lantanique y que no me ha llevado a nada más porque es una maestra de la contención ante mis encantos. Pero el caso de Xilmar era diferente. La primavera puede ser muy malvada y los dioses se confabulan contra mí cual Admin de la GestapoeRepublik, ya que la exuberante eCongresista no soltaba ni a la de tres un pañuelo de papel y comentaba que la alergia al polen le tenía la nariz goteante y llena de secreciones, algo parecido al estado de mis calcetines cuando me los quito religiosamente cada 15 días. Viendo que mis feromonas podían cortarse en el aire con un cuchillo y, sin embargo, no hacían efecto en semejante hembra, hice por acercarme más si cabe, cometiendo en ese momento mi inocente error.

Todo eCongresista lleva a todas partes su equipo básico, equipo que te dan nada más ser nombrado, que no era mi caso ya que lo mío había sido más entrar al despiste que ser elegido, por lo que desconocía exactamente en qué consistía. Al parecer hay café para emergencias, una mullida almohada para debatir/sestear, y unos botones portátiles para votar, declarar Enemigo Natural y otras cosas. Y ese fue el problema, pues siendo claramente confundible con un posavasos, y siendo yo muy mirado para no dejar marcas de copas o huellas dactilares a la GestapoeRepublik, aproveché que el artilugio estaba al otro lado de Xilmar, sobre la barra, para rodearla con mi brazo y dejar hábilmente la jarra de cerveza que acababa de vaciar de un trago.



Botón imposible de ver del kit de eCongresista y que debería ser de un color más vivo para evitar confusiones ¿cómo iba yo a saber que no era un posavasos sino un botón de declarar Enemigo Natural a alguien? Mis enemigos no suelen apretar botones y me parecen muy naturales


En cuanto puse la jarra vacía en el “posavasos”, sirenas y luces se encendieron por todas partes, varios eCongresistas se despertaron, un café se derramó en otra parte y una cafetera estalló en la lejanía. Xilmar me miraba espantada sin saber qué hacer, yo la miraba sabiendo qué hacer pero no era momento, y viendo que la jarra aún seguía sobre el botón, distraje a la asustada eCongresista gritándole entre las sirenas que sin duda era un simulacro para casos en los que había que despertar a todo el hemiciclo de una vez, como emergencias en las que el café se ha agotado, que un ePresidente no encuentre la Wifi o cuando un ePresidente no es capaz de encontrarse el culo ni con las dos manos y le arrebatan a eEspaña tres territorios de una vez. Durante la inventiva explicación di un manotazo a la jarra y dejé el iPad de la rotunda eCongresista sobre el botón. Que se haya sentido culpable durante un mes por querer declarar Enemigo Natural a eEEUU no ha venido ni mal, siempre he estado cerca para ofrecerle mi consuelo y cualquier otra cosa más anatómica… sin resultados, me temo.

El resto del mes fue, como dije al principio, inolvidable, aunque no siempre por bueno. De hecho, aún no comprendo cómo se permite público en un sitio tan serio y sacrosanto como el lugar donde los elegidos por la eciudadanía se relajan en sus escaños, con sus ojitos cerrados y el pulgar en la boca, para tener más fuerza en sus labores legislativas... si alguna vez la ejercen. ¿Por qué digo esto? Porque no hay cosa peor que estar hecho un cuatro, cual infante, acunado por el relajado dormitar de una eCongresista a tu lado, con el hipnótico levantar y bajar de su anatomía torácica, cuando desde el llamado “Palco de Público Unificado” comienzan, a modo de hoolligans de la política, a tirar cosas al hemiciclo (malolientes y salidas de ellos mismos), abuchear en lo mejor de un lúbrico sueño, o corear estribillos contra objetivos indiscriminados.



”Palco de Público Unificado”, el extraño nombre que recibe el lugar donde campan a sus anchas los hoolligans de la política y al que van cuando no están apedreando gatos o no contemplan absortos un moco que se acaban de sacar


Pero el mes pasó, Xilmar no fue reelegida y yo tampoco… es decir, sigo en el eCongreso, pero porque cuando llegaron los nuevos yo ya estaba escondido bajo seis voluminosos proyectos de modificación de reglamentos diversos en los que había que cambiar varias comas y un punto y aparte. Por aquí sigo, sí, pero no sé por cuánto tiempo, porque rumores hay de que un nuevo ePresidente hay en eEspaña que se pasa los días en el sótano de su mansión contando y sacando brillo a sus millones de ESPs, mientras perdemos batalla tras batalla y los bárbaros avanzan sin que sepa qué hay que hacer. Ya otros más listos que yo, que no es difícil, abarrotaron los aeropuertos para salir de eEspaña al ser elegido semejante individuo, pero yo siempre he confiado en mis innatas capacidades para poder adelantar en carrera libre a cualquier medio de transporte ideado por el hombre, siempre que mi integridad física esté en entredicho y el vehículo vaya en mi misma dirección, es decir, en dirección contraria al peligro.


Desde la cafetería del eCongreso, aprovechando que no hay nadie para controlar lo que ya ni dejo a deber porque media eEspaña está en el exilio y otra media en batallas perdidas, se despide este Corresponsal de Guerra reincidente en política sestera, soñando despierto con que alguna vez sea acunado en el hemiciclo por Xilmar, Lantanique y alguna alumna de talla 34 en pleno verano y justificada poca ropa.


Espaugyl