Carta a Izquierda Federal

Day 2,042, 13:48 Published in Spain Spain by Stalinsito
Salud, compañeros.

Espero que me disculpéis si en algún momento os parezco duro en esta carta. En ningún caso mis opiniones van dirigidas hacia un particular, incluso yo mismo soy culpable de muchas de ellas, si no todas.






Izquierda Federal se ha perdido. Los valores con que se fundó se han perdido en el camino hasta la posición que ocupaba, en su mantenimiento y en la caída que sabíamos lógica.
Espero no ser el único que se alegre de nuestra actual posición: Lo suficientemente grandes para saber que tenemos presencia en la sociedad. Lo suficientemente pequeños para que la necesidad de tomar decisiones rápidas y determinantes no nos hagan olvidar nuestros principios.
Lástima que ahora esos principios ya no existan.

Izquierda Federal se fundó sobre unas ideas, recogidas en nuestro primer manifiesto: democracia de base, socialismo económico, progresismo social, igualdad, cooperación, diversión y confraternización. Sin duda, nos hemos divertido y hemos confraternizado… ¿Y dónde ha quedado lo demás? ¿Dónde perdimos nuestra ideología?
Izquierda Federal nació siendo algo nuevo, renovador. Izquierda Federal ahora no se diferencia en nada de un partido político tradicional. La camarilla de jugadores “activos”, instalados en el partido desde sus comienzos o admitidos en ella posteriormente aísla de la toma de decisiones al resto del partido, lo utiliza para sus propios fines e ideas, reniega de la democracia de base o la admite, pero sesgada.
Izquierda Federal hoy carece de un programa ideológico, lo que viene a ser que carece de ideas. Lo único que Izquierda Federal ofrece ahora mismo es aquello que ya comentaba: formar parte de un grupo de amigos. Y un partido político no puede limitarse a eso.

Los intentos de renovación son infructuosos porque a la camarilla de jugadores activos en el partido le conviene. Fomentar la confraternización, la creación de vínculos de amistad, favorecer la desregulación, eliminar cargos ejecutivos o incluso las propias funciones, limitar la Asamblea, proclamar el individualismo, negar un programa. Todo ello sólo lleva a un único punto: que cada cual actúe como le dé la gana. Y así es como se consigue utilizar el partido para lograr fines particulares. Por eso, ahora mismo, Izquierda Federal no supone una verdadera alternativa política, sino un partido tradicional más.


Utilizar el partido con fines personales... Una práctica habitual, pero que no debería ser propia de nosotros.

No es mi intención revertir esta situación. Es decir, lamento haber llegado a esta situación y quiero proponer cambios que reviertan esta situación. Pero no voy a trabajar para que se malogre más el partido. La solución pasa por romper con la dinámica que Izquierda Federal lleva desde prácticamente comienzos de 2013. La solución pasa por buscar nuestra ideología, por compartir en ideas, proyectos, trabajos y elaborar un programa político.

La solución se resume en realizar un profundo debate interno del que surja nuevo Manifiesto, una nueva definición del partido, de nuestra ideología, de nuestros proyectos y de cómo trabajaremos para llevarlos a cabo. Unos nuevos Estatutos que lo reflejen. Y, por supuesto, por renunciar a todo lo que nos ha llevado a ser un partido más del montón.

No voy yo a decir qué ideología seguir ni qué proyectos llevar a cabo. Esa decisión corresponde a la Asamblea. Y no a quienes han sido activos o lo son habitualmente, a quienes estuvieron en la fundación o quienes ahora ocupan un cargo. Izquierda Federal siempre ha pretendido ser un partido horizontal. De nosotros depende recuperar la igualdad entre compañeros y el compañerismo, que no debe confundirse con el amiguismo.



Es necesaria una reforma radical que ahonde en los principios sobre los que se fundó Izquierda Federal, que se nutra además de nuevas ideas y corrientes y que vuelvan a confluir para lograr el crisol de ideas y proyectos que fue Izquierda Federal en su nacimiento.

Yo, como afiliado, voy a proponerla y participaré en ella si surgiese. ¿Y tú?



Con todo mi reivindicativo y veraniego amor,
Vihesito