[La Gazzeta de Kensan] La tormenta en el vaso de agua.

Day 2,421, 04:18 Published in Chile Bulgaria by Kensan

A esta altura, el congreso que fuese conformado por 40 miembros electos se ha reducido a una de sus menores expresiones del último tiempo. Somos 33 miembros y contando.

Las razones que esgrimen esta debacle de miembros son diversas, el llamado de la universidad, el hastío con el juego, la calentura viajando a tierras venezolanas del que fuese uno de nuestros tanques e incluso el retiro.

Esta historia era hasta aquí una anécdota, hasta que, por respeto profundo por las normas que nos rigen, no citaré la historia ni revelaré nombres opiniones siquiera argumentos planteados. Llegar a nombrar cualquiera de estos elementos me regalaría una sanción que me merecería y debería acatar.

Por el contrario, filosofaré sobre una tormenta en un vaso de agua, como por cosas pequeñas, cosas que parecen detalles dentro de un juego, puede llegarse a niveles importantes de descalificación.


El problema parte en casa, uno de los hijos de la casa comete un error, un error feo pero nada más que un error. Dicho error tenía un fundamento ulterior, pero cuando un hijo comete un error, el padre intenta reparar el daño y castiga a su hijo. El problema pudo haberse terminado aquí, pero donde existen vecinas cahuineras existe la cizaña, tal cual fue como dentro de casa lo que era una situación puntual levantó fantasmas de tiempos pasados y ataques gratuitos. Pero quien lleva tiempo viviendo en el barrio, conoce a sus vecinos.

Una vez castigado el hijo y ordenado el desorden en casa, fue hora de ir a reparar el daño, un daño que de por si la verdad a nadie le importó como si importó en casa. Como caballeros los agredidos aceptaron las disculpas, e incluso al plantear en la corte la declaración de culpable, nadie buscó más castigo que aquel que era justo.


Correspondía el siguiente asunto del tribunal y pasaba de ser abogado defensor a juez, por lo que corrí lo más rápido que pude a ponerme el atuendo adecuado, esperaba de este juicio la misma celeridad del anterior. Ante una falta su correspondiente sanción y quien ha de ser sancionado es aquel que es culpable.

Llevábamos días discutiendo este caso y teníamos ya un acuerdo entre defensores, fiscales, imputado y juzgado. Tenía sentido el respetar nuestra institucionalidad al mismo tiempo que presentábamos flexibilidad. Dicho acuerdo no carecía de conflicto, pero era un acuerdo entre caballeros que esperaba respetar. En ese mismo respeto se silenciarían faltas que no debían ser nombradas a la luz de la caballerosidad y es entonces que todos decidimos sonreir al iniciar lo que era una presentación de datos más que un juicio.


Fue entonces cuando lo noté, en mi vaso, a un lado de mi mano derecha, comenzaban a aparecer pequeñas nubes, un viento movía la superficie del agua, luego rayos y olas.
Junto con mi vaso el juzgado dejaba de ser un juzgado, se transformaba en un circo de monos donde las opiniones dejaban de ser actos de diálogo para ser trincheras. Volaban de un lado a otro, del ahora round redondo de tierra, las que otrora fueran pruebas en forma de desperdicios, frutas y cuando estuviese al alcance de la mano.

Entre el hastío y la furia, aparecían voces de calma que sencillamente eran acalladas por el clamor, por lo que algunos decidieron retirarse indefinidamente, otros amenazaban con jamás volver, las pruebas transfiguradas, los oficios desconocidos, los argumentos mudos.

Finalmente la calma, no la de la paz sino la del herido. La aceptación rebelde, el conflicto latente y todo en foja cero. Los monos, ahora nuevamente miembros del tribunal, menos que en un inicio y menos iguales y más dañados.


En fin. Ya es hora de dormir.
Podré seguir tomando agua de mi vaso.



ACTUALIZACIÓN:
Ha muerto otro perrito, ♪uno se ahogó en el chuño, no me quedan más que 31♪





Andrés AKA Kensan.