(ENVÍOS VII) Respuesta a: "...no sé si doscientos o dos mil"

Day 2,053, 18:29 Published in Spain Argentina by Faunoskov
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De la colección ENVÍOS:
1.- Herramientas para una discusión
2.- La voz y el pensamiento
3.- Mujer en pié de guerra
4.- Paseo
5.- El regreso
6.- Campo de batalla
7.- Respuesta a: "...no sé si doscientos o dos mil"
8.- Nada lo vence, todo lo gana


Cita (como quien cita el texto, además):

"Dicen que tengo que escribir en doscientos caracteres, y aun no entiendo que es el carácter.
Podría diferenciar entre un hombre español, chileno y argentino, de los cuales he hecho el amor en distintas maneras, podría utilizar pre-conceptos y prejuicios, y me pondría a hablar de mis favoritas películas antiguas británicas que a los hombres los hace dormir.
También dejar de ser yo y venderte un simulacro, que un martes trece me quieras ahorcar, o que una semana de menstruación te lleve a la conciencia de que no soy aquella que pensabas que era.
Me podrías querer conocer más, pero yo soy la que me doy esa oportunidad, que egoísta es el amor.
Que yo no sé escribir poesía, que siempre fui una ensayista de escritos filosóficos psicológicos y que toda vivencia en este juego sólo haya sido para poder determinar una tesis de sociedades.
En mi tesis diría:
“Los portugueses son muy tiernos, dulces pero enigmáticos o secos”, y ahí nos pondríamos a debatir que lo enigmático no es seco, más de un ser humano se ha mojado en la duda.
“Los españoles son románticos y calientes”, cualquier mujer caería a sus pies, más si son oriundos de Andalucía, la mirada árabe hace temblar los tobillos, las sudamericanas sentimos un cosquilleo emocional táctil cuando escuchamos a Sabina, Serrano o Serrat, o Melendi, Estopa o Bisbal, no nos importa su altura, tan sólo su acento, lo veríamos como un objeto de premio. Y ahí mismo caeríamos en el debate de un ser humano como premio, un objeto, que tristeza.
“Los argentinos son orgullosos y humildes “, llevan su humildad con orgullo, jamás entendieron los extranjeros esta clase de gente, que han ayudado a cualquiera sin pedir nada a cambio y que salieron de crisis y siguen tratando de salir, eso es un orgullo, pero el hombre argentino tiende a la infidelidad y a la depresión continúa, más cuando a las mujeres se le han dado otro status social.

La desvalorización del otro para su valorización.

Pero yo no sé nada, agradezco haber elegido un extranjero que complementamos, mi ego y orgullo humilde le sirve para su devastada sociedad consumista, donde un ser humano vale por lo que tiene, no por lo que es, y eso es la sociedad chilena.
Donde las mujeres hablan de “buen partido” cuando las argentinas sólo hablamos de partidos de fútbol, desconocemos el objeto en el hombre, nos gusta construir en ellos como si fueran hijos, pero en realidad es como en pareja como debería ser.
En las parejas homosexuales debe existir el complemento para el crecimiento de a dos, aunque sean del mismo sexo, porque un sexo no te limita ni te codifica, si no que te etiqueta, de la misma manera que yo en este escrito etiqueto a la gente.
Entonces podríamos decir que en una tesis de sociología en eRepublik y en la vida, es un error concebido de la vida, no conceptual ya que lo adquirido debería ser absuelto, y el “Yo” se vería más bonito y eróticamente complacido con sí mismo.
Y que yo no sé nada de poesía y que los ensayos los escribo desde mis experiencias, que no te vendo simulacros para que un día de menstruación quieras descansar conmigo o me admires en estado de dolor y furia.
"

Valkirya.
El texto citado se encuentra acá:



¿Escribir sobre la escritura, lisa y llana, sobre el cuerpo?
¿Por qué hay una segunda persona singular?
¿Habremos rasgado nuestras vestiduras? ¿desnudos?
¿Sin humos que nos puedan rodear?

La intimidad del escritor es el erotismo del lector.
En la presión, en la emergencia, salen cosas que jamás planificaremos en la vida:
espontaneidad.

No le sirvo como un objeto, ni el complemento se da a partir de la falta.
Ay, como si pequeños arbustos fuéramos juntos, sin hacernos sombra ni estropear la tierra donde también crecemos como raíces. En el juego crecimos dedicandonos cada una de nuestras DO. Y hoy ni un golpe hago. Entro a pensar cómo era esto, cuando yo jugaba con ella.

¿Cómo puedo jugar con ella si ya no estoy como antes acá?
Ella escucha la pregunta, pero no busco que me responda. Prefiero mirarla y que me sonría si le sonrío. Estamos en otro lugar, no muy distinto de este. Siguen habiendo colores, letras, y palabras. Los sonidos hacen las cosas un poco más humanas. ¿Qué pasa? Lo natural del habla se entremezcla con las ganas del amor.

Creánme que se puede vivir sin DO.

La órden de batalla sería seguir en pie de guerra, en la paz de este tenor, sin armas en las manos, sino en en el corazón.

Esto es solo una respuesta que no buscó serlo, solo espontaneidad. Como el cuerpo que le da la bienvenida a las rasgaduras de quien nada se espera y se encuentra en momento como éstos: una estela que si estás distraído la dejas pasar.

En una ocasión se puede jugar, darse todo... una y cada vez, no sé si doscientos, o dos mil, que sea para siempre si quisiéramos, los números ya otros lo contarán.

Y punto.