Pre-Warfare Chronicles IV - Diplomacia para Dummies

Day 1,659, 14:21 Published in Colombia Colombia by The Dark Leviathan

Si está perdido, retome la serie:

Capítulo I - Operación Aquiles
Capítulo II - Retiro Forzoso
Capítulo III - El Dossier





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New York - New York - Estados Unidos de América
Sede de la Organización de las Naciones Unidas
05:00 GMT
Delegación de la Embajada de la República de Colombia para las Naciones Unidas.
2 meses antes del Inicio de la Guerra
Embajador Mauricio López
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Mauricio estaba atónito. En el fondo, sabía que iba a suceder, sólo que aún no daba crédito a que realmente esto estaba pasando.

-¿Disculpe?- preguntó, pensando en que quizá había sido una mala jugada de su mente.

Pero no. No era ninguna percepción falsa o error. Eso estaba sucediendo; aquí y ahora, a él.

-Embajadores, conserven la compostura por favor- pronunciaba una voz desde el atril que a nadie le interesaba escuchar.

Un miembro de la delegación colombiana se acercó al embajador López y le dijo algo al oído. El diplomático frunció el ceño, y le respondió algo en voz baja con una expresión de súplica inmensa. Ella no dijo nada pero la expresión de desesperanza en su cara lo decía todo. Apeló a su último recurso, se acercó hacia el micrófono en su asiento y exclamó, tratando de parecer lo más firme y calmado posible.

-Delegado Souza, sus declaraciones ponen en riesgo la estabilidad regional y generan una hostilidad que va en contra del espíritu primordial de esta organi...

Mientras su voz articulaba la totalidad de su frase, en su mente, el se había percatado a la mitad de su respuesta que se había equivocado, y gravemente. Lo que estaba diciendo era totalmente inconveniente. "Los pájaros tirándole a las escopetas". Verdaderamente, el delegado Souza tenía razón y la solución no era desacreditarlo ni contrariarlo, sino apaciguarlo e invitarlo a un diálogo más discreto y calmado. Pero ya era demasiado tarde: Su voz había terminado de expresar lo que intendía decir inicialmente antes de su reflexión mental in situ.

El embajador brasilero sintió que la sangre le hervía y repostó inmediatamente, en español perfecto.



-Usted le parece que las declaraciones que el presidente de su país hizo no destrozan la estabilidad regional. ¡Ha llamado colaboradores del terrorismo al gobierno brasilero y a sus fuerzas militares! ¡Es inaceptable! ¡Exijo respeto y disculpas públicas del gobierno colombiano para la federación brasilera!

López se había hechado la soga al cuello. Ahora tenía que defender lo indefendible, defender algo con lo que él mismo no estaba de acuerdo.

-El presidente de mi nación sólo quiso expresar su consternación ante ciertos episodios que han sucedido en la frontera entre nuestros países. Si bien las palabras fueron un poco fuertes, la intención no era en ningún momento faltar el respeto al gobierno del Brasil ni desprestigiar la honorable labor de sus fuerzas militares. El respeto, la cooperación y la fraternidad hacia los demás países hacen parte de los valores de una nación democrática como Colombia, y en especial hacia sus vecinos, quienes también son democracias pujantes y admirables...

7 filas más arriba, un embajador se levantó ofuscadamente y casi gritando se dirigió por su micrófono.

-¡Pujante y admirable! ¡Democracia! ¡¡Su presidente calificó a nuestro país como una dictadura!! ¡¡¡Embajador López, si va a defender a su gobierno por lo menos acepte lo dicho y no tergiverse los hechos!! ¡¡Llamar una dictadura
corrupta al pueblo de Venezuela es una ofensa, una calumnia!! ¡Dentro de 5 horas, las embajadas venezolanas en Colombia serán abandonadas, y las embajadores y cónsules colombianos en Venezuela serán expulsados!! ¡Rompemos relaciones con un gobierno nefasto, irrespetuoso de sus socios e hipócrita!

El diplomático colombiano ahora estaba nervioso y su miraba alternaba entre el embajador Souza y el embajador García. Sentía vergüenza inmensa y ganas de abandonar el recinto, pero sabía que tenía que dar una respuesta que mitigara el malestar que se estaba generando en la comunidad internacional.

Pero ni siquiera de eso tendría tiempo para pensar en una salida milagrosa.



-Concuerdo con el honorable embajador García. ¡El gobierno colombiano no sólo ha puesto en duda la legimitidad de naciones democráticas respetables sino que también ha injuriado a la nación y al pueblo iraní, ha despreciado y mofado sus costumbres y su religión, elementos esenciales de nuestra identidad! ¡También apoya a un enemigo del pueblo árabe y persa, que ha cometido innumerables injusticias en la región!...

2 filas a la derecha, el embajador israelí miró hacia arriba en un un gesto irónico.

López apoyó su frente entre ambas manos y cerró los ojos. Ahora todo estaba perdido. No siguió siquiera escuchando lo que decía el diplomático iraní, aunque sabía que tenía todo el derecho y la razón para reclamar.

Dentro de sí, estaba abatido. Sentía que el mundo se le venía encima, pero además de eso, subyacía algo más. Frustración. Era terrible pero a la vez asombroso. Todo el arduo trabajo diplomático construido por él y sus antecesores desde los años 90 con la apertura económica, en los años 2000 con el apoyo en la guerras de eIrak, eAfganistán y el patrullaje en Israel, en la década 10 con los tratados de libre comercio y EDEN; todo, todo echado a perder en menos de 1 hora por culpa de una persona. Y ni siquiera tuvo que usar armas para aquello...

En ese momento el embajador Mauricio lo único que atinaba a pensar era por qué carajos había aceptado el puesto ofrecido por el querido señor presidente, quien era un soberano y respetable inepto elegido por el pueblo colombiano para gobernar.



Sumido en esos pensamientos, sintió casi una alegría inmensa cuando el conductor de la sesión, el embajador de Italia, observando el conflicto que estaba surgiendo y queriéndole ayudarle (no a su jefe, el presidente colombiano, sino a él, ya que además de colegas eran amigos) declaró la clausura de la sesión.



La asamblea se levantó y comenzó a abandonar el anfiteatro en el que el negro y el dorado en la decoración, y los trajes de paño predominaban. Si los paneles de proyección se recogían, la iluminación se atenuaba, las críticas y la incomodidad de a comunidad internacional ante Colombia no cesaba. En ese momento, López decidió que lo mejor era quedarse quieto y callado, tal como estaba. Luego habría tiempo de reunirse con el resto de la delegación y vislumbrar como solucionar el grave problema ocasionado.

Seguía con su frente apoyada en sus manos, la cabeza hacia el escritorio y los ojos cerrados. Tras dos minutos creyó sentirse solo, abrió los ojos y suspiró. En ese instante, oyó a su asistente exclamando un ¡No! acompañado del título del embajador iraní, como tratando de impedir algo que estaba a punto de acontecer.

Por la proximidad de la voz, dedujo que el embajador del medio este debía encontrarse muy cerca de él. Antes que pudiera reaccionar, sintió un golpe sólido en la cabeza y una sensación helada le recorrió el cuerpo, a la que inmediatamente se sumó un sentimiento de humillación infinito, inmesurable en palabras.

Tres filas más abajo una botella de plástica de agua mineral terminó su viaje. La botella estaba vacía, porque había impactado vaciado su frío y líquido contenido en la cabeza del diplomático de una nación latinoamericana, tres filas más arriba.

SHUTTING DOWN CAMERA...
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--SHUT DOWN--
--CAMERA 157 IS OFF...
--TRANSMISSION ENDED...