Los olvidados siempre esperan en las sombras

Day 1,714, 20:29 Published in Chile Chile by Fenixs

Wenas camaradas, hace tiempo que no publico nada, estoy con U que me rebalsa y casi ni tengo tiempo de vivir jejeje. Pido disculpas por mi prolongada ausencia un el ICR del ejercito, se que me extrañan (mentira si ni me pescan los wn).
En mis idas al trono durante el día tuve un pequeño tiempo de volver a mis antiguos escritos y me a salido un no se que wea pero quiero compartirlo con ustedes, espero que les guste y que les ayude a aminorar la crisis de eR.

Esa bella mujer con rostro de sirena y perfume de rosas me dejo sin palabras para poder expresar la belleza de su existencia, me miro con sus ojos cálidos y profundos seduciéndome hasta el punto de que solo pensaba en ella, temerosamente me acerqué a ella para escuchar la dulzura de su voz y al ver mi cara perdido me sonrió con la más bella sonrisa jamás vista, quise invitarla un trago y ella acepto mi petición, gustoso me senté junto a ella y tomé mi trago, mientras pensaba, tantos otros hay ahí fuera y quiere estar con migo esto no puede ser más que un sueño, cuando sentí su mano sobre la mía y me di cuenta de que todo era real, tan real que me asustaba, ella llamó la atención del mozo para pedir otra ronda, solo estábamos los dos, tuve la valentía de probar sus labios, en mi opinión el mejor beso que jamás me dieron, al abrir los ojos note que ella no estaba más junto a mí, desvanecida en el mismo viento que movía sus cabellos, en su lugar estaba la misma muerte, bebiendo de mi vaso y pidiendo otra ronda, note que sus fríos dedos se posaban sobre mi rostro y me dijo “no tengas miedo, la soledad que habita en tu corazón me ha llamado y la desesperación que habita tu cabeza me ayudó a encontrarte” sonriendo la mire el los oscuros y profundos agujeros que eran sus ojos y le dije “tantos otros ahí fuera y solo me buscabas a mí”, tomo mi mano y escuche las palabras más sinceras que nunca me dijeron “tú eres especial”. Me sedujo como a un niño que le dan caramelos, su cara era familiar, siempre tome tragos con la muerte, pero esta vez, ella era quien invitaba, estaba agotado, mi cuerpo se quebraba como un viejo árbol a las llamas de un joven y fuerte fuego, mi alma, marchita de tanto luchar sin obtener más que soledad y desprecio y mi pobre corazón que jamás tuvo la oportunidad de ser amado, se unieron y aceptaron las promesas de la muerte, al fin podré descansar, me recosté en sus largos y helados brazos, su inexpresiva cara me miraba fijamente y serré los ojos, la luz casi no tocaba mis parpados y lentamente empecé a experimentar una gran sensación de calma que apaciguaba y apagaba las pocas llamas que aún ardían en mi negro corazón, la paz borro mis pensamientos y después………. Nada.