La casta de los intocables

Day 807, 03:56 Published in Spain Spain by ixaiac

Existe en eEspaña una casta que aglutina en su seno a algunos de los últimos presidentes del país. Una casta que vino al juego y lo entendió en sus principios de modo diferente pero que ha confluido en los últimos tiempos en un objetivo común: Su engrandecimiento personal.

Si algo destaca en ellos, aparte de su soberbia, es su autoproclamado y autorreconocido dominio del módulo de guerra de eR. Sino fuera porque algunos tenemos memoria, parecería que la historia de eEspaña y la biografía de estos señores está plena de victorias. ¿O es que ellos nunca están en nuestras derrotas? Si así fuera, curiosa manera de entender la suya el patriotismo...

Estos señores a los que les vamos a poner nombre: Himan, Taguaro, Folker y Durruti, comparten el gusto también por el slogan fácil, la coletilla e incluso el retruécano. Antes de contestar a lo que se les inquiere, siempre responden con preguntas o insinuaciones. Se amparan los unos a los otros en sus desmanes (quien los tenga). Disfrutan del oscurantismo en el que mantienen a la ciudadanía. Son los dueños de todos nuestros secretos. Se creen los amos de nuestro futuro. Los intocables del juego.

Sí, los intocables, porque no admiten crítica sin devolver demagogia, hipocresía, palabras vacuas o insultos. Y tienen la costumbre de llamar a todo lo anterior argumentos. Ante cualquier signo de oposición seria, responden con descalificaciones y burlas, con menosprecios y vituperios. Usan tácticas barriobajeras, presumen de nolifers, de dejarse la vida en el juego, pero es más frecuente verlos actuar como trolls, atacando en masa y mandando a sus huestes a desprestigiar a quien les disputa el poder de modo legítimo.

Sólo respetan una forma de entender el juego: la suya. Y se vanaglorian de los éxitos como si sólo a ellos les perteneciera la gloria. Cuando hablan de eEspaña, en el fondo sólo piensan en eHiman, eTaguaro, eFolker, eDurruti. No me olvido de los que les siguen y apoyan. De quienes depositan su confianza ciega en el autobombo de estos señores. Allá ellos. Cada cual es responsable de sus decisiones. Me merecen todo el respeto del mundo aunque no las comparta. Siempre que no sigan las artes y usos de sus maestros en lo que concierne al trato de sus rivales.

Esto es un juego, como bien les gusta repetir, y las elecciones son democráticas como bien se empeñan en recalcar. Tanto el primero como las segundas conllevan algo más que el mero prestigio de la victoria. El respeto a las reglas, al resto de jugadores y a tus contrincantes políticos. Que nadie me señale como enemigo personal, pues no tengo el gusto de conocer a ninguno de ellos. Sólo opino ante las formas en que se muestran y desarrollan en el juego. No las comparto en absoluto. Y les doy adjetivos. ¿No les gustan? Pues son consecuencia directa de sus usos...

Esto, señores, es una crítica. Aquí no se pueden observar insultos (me cuido mucho de proferirlos, por aquello del respeto y ser coherente). No hay datos. Sólo el uso de la memoria que en el recuerdo me dejan las intervenciones de estos señores cuando les leo en la prensa y en los comments. Nadie puede discutirme la legitimidad de las razones en mis palabras. Sí se le pueden oponer las virtudes de aquellos a quienes cito. Pero estén tranquilos, ya se encargan ellos de recordárnoslo a cada poco. No les hace falta el coro. Tan sólo miembros que se añadan a su casta: Los intocables. Sean todos bienvenidos...

Nota: El título del periódico no refiere sólo a mi persona. También es el título de un libro muy recomendable del escritor alemán Heinrich Böll. Quédense con eso. Merece más la pena.