En tiempos de guerra

Day 3,376, 17:10 Published in Spain Spain by Mei Mayako


En tiempos de guerra

Era un día más duro de lo normal en el campo de batalla. Tras varias semanas manteniendo posiciones en el frente norte del país ante las poderosas embestidas enemigas, la defensa eEspañola comenzaba a flaquear y las tropas se veían obligadas irremediablemente a retroceder posiciones sin capacidad de respuesta. Las trincheras, los búnkeres y los sacos de arena iban siendo construidos y reforzados varios kilómetros atrás sabiendo que tarde o temprano tendrían que recular, confiando en resistir lo suficiente como para ralentizar el avance del rival esperando la llegada de refuerzos aliados, los cuales habían solicitado hace ya algún tiempo y de los que todavía no había rastro.

El regimiento nº 11, comandado por Cid Primo de Rivera, se ve en la necesidad de retroceder hacia el oeste dada la presión que sufrían con los desembarcos por el Mediterráneo y el ataque frontal desde los Pirineos. Llegaron hasta el norte de Castilla la Mancha, a la altura de Guadalajara, cuando se reunen con el regimiento nº 3 de seila15, quienes llegaban desde el frente cantábrico...

* Los componentes de ambos regimientos se acercan, fusil en mano, hacia unas rocas para cubrirse del abrasador sol manchego.

- Cid Primo de Rivera: Saludos, comandante. Intuyo que han tenido la misma suerte en Burgos que nosotros en Zaragoza.
- seila15: Por desgracia, sí. No hemos podido hacer nada, nos superan en número y en armamento.
- Cid Primo de Rivera: Ya veo...

* Silencio por unos segundos, solo el sonido de los soldados jadeando por el cansancio y el calor...

- seila15: ¿Qué se te ocurre?
- Cid Primo de Rivera: Hmm... Creo que deberíamos retener su avance todo lo posible, dadas las circunstancias. Avanzar no podemos y el cara a cara sería una masacre, por lo que lo mejor será montar una defensa por aquí, aprovechando el terreno.
- seila15: Está bien, pondré a mis chicos a trabajar.

Y los soldados comenzaron con su labor. Se descolgaron las mochilas, estudiaron brevemente el terreno y aprovecharon los recursos naturales junto con los recursos de los que disponían para construir una defensa lo más efectiva posible de cara a la visita que recibirían en, como mucho, cuatro días más tarde.

Un joven soldado, en cuyas chapas figuraba el nombre de Galaico36, cavaba un hoyo en la tierra que sería empleado como trinchera cuando estuviese terminado. Es entonces cuando Cid Primo de Rivera, que pasaba por allí en ese momento, se le acerca:

- Cid Primo de Rivera: ¿Seguro que ese lugar es adecuado para una trinchera?
- Galaico36: *Jadea* pues claro que sí... *jadea* ¿o ves otro mejor?

Es entonces cuando ambos cruzan sus miradas y algo en el cuerpo empieza a generarles un cosquilleo. Ese remarcado rostro que hacía de Cid Primo de Rivera un hombre extremadamente guapo... Esos pronunciados bíceps que hacían de Galaico36 un atractivo y atlético joven... Tras unos segundos de intensa mirada, ambos se sonrojaron y, sin decir nada, siguieron cada uno a lo suyo.

Estaba ya oscureciendo y era hora de descansar, pero también era necesaria una guardia para estar alerta ante los posibles peligros que un rápido avance del enemigo podría suponer.

- seila15: Bien, vamos a ver, para esta noche quiero que os quedéis haciendo guardia Galaico36 y...

Entonces, irrumpe Cid Primo de Rivera rápidamente:

- Cid Primo de Rivera: Emm... Y yo mismo.

seila15 lo mira, sorprendida:

- seila15: Pero Cid... Estas cosas se las dejamos a los soldados. ¿O es que hemos olvidado la instrucción?
- Cid Primo de Rivera: Lo sé, pero sencillamente quiero hacerlo. No tengo demasiado sueño, no me importa quedarme en pie unas cuantas horas.
- seila15: Como veas...

Los soldados se recuestan envueltos por sus sacos de dormir mientras Cid Primo de Rivera y Galaico36 acuden juntos al frente del campamento. Tras unos minutos de silencio, Galaico36 rompe el hielo de la tensa situación:

- Galaico36: Pensaba que había sido el único en sentirlo.
- Cid Primo de Rivera: En absoluto...

Ambos, sentados junto a la roca que les protegió del sol cuando habían llegado al mediodía, se van juntando poco a poco hasta que Cid Primo de Rivera, simulando un gesto de despiste, toca la mano de Galaico36. Ambos se ruborizan.

- Cid Primo de Rivera: Uy, disculpa...
- Galaico36: N-No pasa nada...

Tras unos minutos más de silencio, ambos soldados se miran y notando cada uno lo que sentía el otro, acercaron lentamente sus rostros hasta fundirse en un cálido y húmedo beso.

- Galaico36: Oh... *se ruboriza*
- Cid Primo de Rivera: Hmmm...

Empiezan a besarse con mayor intensidad... Ambos notan cómo el calor comienza a inundar el ambiente y necesitan desvestirse, por lo que el joven e inexperto Galaico36 se deja hacer mientras Cid Primo de Rivera le saca la camiseta y los pantalones.

- Galaico36: Uh... No sé si estará bien...
- Cid Primo de Rivera: Calma, Galaico... Confía en mí...

Cid Primo de Rivera vuelve a besar a Galaico36 y estando este mucho menos tenso, desviste también a Cid Primo de Rivera poco a poco. Tras esto...



... y así es como Cid Primo de Rivera culminó una noche mágica para estos dos soldados a los que, mejor que nadie, se les puede aplicar el famoso dicho...

«En tiempos de guerra, cualquier agujero es trinchera»

Gracias por leer.




Esta historia ha sido escrita para el concurso eSAN eVALENTÍN promovido por el Ministerio de Cultura, por lo que los hechos relatados aquí están basados en un inocente shipeo yaoi ficticio. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.