En su victoria está la derrota

Day 5,693, 03:10 Published in Spain Spain by D I V O


El sector más radical del contextualismo, que no tiene por qué representar el espíritu de este movimiento ni a todas sus gentes, ni mucho menos, tiene un problema a la hora de ejecutar su habitual hoja de ruta, ¿por qué? Empecemos desde el principio.

Hemos observado siempre una dura crítica (y lloros, why not?), acerca de la famosa frase atribuida a Siddy, que él mismo recordó en uno de sus artículos hace poco:

"De hecho aunque ganaseis las elecciones y el 66% del congreso no podríais hacer nada porque hay intereses mucho mas fuertes que nosotros en que seamos neutrales y calladitos. Vamos a aburriros hasta que dejéis el juego. Lo siento, es algo que escapa a nuestra voluntad."


El echar a gente del tablero siempre ha sido algo achacado como algo autóctono del conceptualismo, y si bien hay conceptualistas que así lo desean, pues a fin de cuentas no tener trolls en puestos de influencia, gestión o decisión ayuda mucho a tener una estabilidad económica y militar en un eEstado. No quiere decir esto tampoco que todos los contextualistas sean unos trolls, pero es innegable que por norma general, muchos de ellos se adhieren a dicho movimiento y se autoproclaman como miembros del mismo.

Comentaba al principio del artículo que el sector más radical del contextualismo tiene un problema, y es el de justamente buscar también echar a gente del tablero, pero en este caso, a los que ellos consideran líderes conceptualista, al no comulgar con su visión del juego y basar todo su propio juego en únicamente molestar a los citados conceptualistas, a la par que generar toda la inestabilidad posible, crispar todo debate político convirtiéndolo en un auténtico lodazal, y marginar en todo lo posible a quien no es de su agrado o a quien simplemente, mantenga simpatía con los conceptualistas, véase por ejemplo la que le cayó a Barriga Verde por querer que colaborara con él en su Ministerio de Cultura particular, no solo significó la sepultura de una candidatura de Gobierno, sino que fue atizado constantemente por ello durante el desarrollo de su programa de Cultura a cuenta propia, fuera del Gobierno.

En definitiva, algo así como echar del tablero a quien no piensa como tú, ¿no? ¿Dónde hemos visto esa actitud antes?


¿Qué ocurre cuando se consigue desmantelar el conceptualismo o que este quede completamente anulado?
El contextualista se queda sin objetivos, se aburre. Decía ayer Lizan, poco sospechoso de tener el ego por las nubes, que había sido él bajar la actividad una semanica y la actividad en prensa ha bajado a niveles ridículos. Yo veo más aquí que es más producto de la diáspora conceptualista, que busca en otras aguas la paz y tranquilidad que eEspaña hoy por hoy, no le puede brindar. ¿De que habla si no Barriga Verde en sus artículos si no hay conflicto entre partes? ¿En quién puede centrar NueveOcho sus obsesiones más repulsivas? ¿A quién puede insultar Lizan desde ORG pública provocando su permabaneo? El contextualista sin cosas que comentar, o sin nadie con quien meterse, e importante, el señalado le haga casito respondiéndole y entrando en su juego, se queda huérfano de objetivos, en consecuencia, se aburre y se aletarga o abandona hasta el próximo efecto llamada convocado.


Y esto es algo que comenté ya hace uno o dos meses por Discord con las palabras usadas en el título, solo que está difícil recuperarlo tras el borrado del mismo por parte de Timoleon tras su desafortunado baneo por multicuentas. En su victoria, está la derrota, y no Fruto, no es por que el contextualismo abrace las costumbres conceptualistas (al igual que perfectamente hay conceptualistas que abrazan costumbres contextualistas), la derrota contextualista está en basar su juego en destruir su único propósito, aquí el contextualismo practicante del conceptualismo lleva instaurado meses y Lizan no se acaba de dar cuenta ahora, el problema es que antes había sacos de boxeo a los que atizar y contextualistas amantes del botón rojo, ahora solo hay de esto último.


Una vez más, me gustaría finalizar el artículo con una reflexión repetida varias veces a lo largo de mis publicaciones en los últimos meses y que sigue viniendo como anillo al dedo para resumir:

Porque ese es el problema, el eVivir ensimismados en lo bueno que es uno y lo malo que es el otro, hasta el punto de autoconvencerse de que uno es absolutamente bueno y el otro absolutamente malo, la mayor patraña en la que se puede caer.

Y añadiría que mientras, entre medias, los grises van también sufriendo las consecuencias y yéndose hartos de esta guerra sin cuartel en la que no quieren participar y a veces, monopoliza la actividad de la comunidad, no todo es blanco o negro, contextualista o conceptualista puros, no hay buenos o malos, solo demasiada mala leche.