Batalla de Nanawa (primera parte)

Day 1,522, 13:39 Published in Paraguay Serbia by jaju93

Como esta es la primera edición de este periódico les voy a presentar la batalla de Nanawa en vista que hoy se celebra su 94 aniversario, espero sea de su agrado.

LA PRIMERA OFENSIVA BOLIVIANA

ENERO DE 1.933.



El plan inicial del Comando paraguayo se había cumplido totalmente, con exactitud matemática, el 23 de diciembre de 1932 se dio la orden de pasar momentáneamente a la defensiva. Aquel mismo día parte Estigarribia para Villa Militar, localidad designada para asiento del Gran Cuartel General, con el objeto de organizar el nuevo Comando y atender el establecimiento, organización y equipo de los frentes defensivos. Se construyen tres grupos defensivos principales: Toledo, Francia (antiguo fortín Arce de los bolivianos) y Nanawa. Con toda rapidez se construyeron obras defensivas en Corrales, Herrera (antiguo Alihuatá), Kilómetro Siete de Saavedra que los bolivianos denominarían Campo Jordán y frente a Samaklay, como puntos defensivos adelantados y de cobertura de los núcleos principales.

Mediante esfuerzos inauditos se realizan transportes en plena estación lluviosa, instruíamos a las tropas y abríamos trincheras en todas partes. En los frentes y en la retaguardia, desde el primer jefe hasta el último soldado, todos vibraban al unísono con la inquebrantable voluntad de detener y destruir a los bolivianos.

La presión general de los bolivianos no se dejó esperar. El día 24 se combatió encarnizadamente toda la mañana en Corrales. El día 27 los bolivianos presionaron sobre Herrera y atacaron Nanawa y Saavedra sin mayores resultados. El 28 continuaron los ataques en el sector de Nanawa, donde perdimos el puesto adelantado Gral. Duarte. Ese mismo día rechazamos en Saavedra dos fuertes ataques, que dejaron en nuestro poder un crecido número de armas.

Informaciones de todas las fuentes hacían saber de importantes reuniones de tropas en Camacho, Platanillos, Saavedra y Nanawa. Pero ante la extremada angustia de los medios de transporte (el mal crónico del ejército paraguayo en el curso de toda, la guerra) y las lluvias continuadas, se tuvo que autorizar a los comandantes de Cuerpos de Ejército la reducción al mínimo de la guarnición de los puestos adelantados. Las tropas en general no podían recibir más de la mitad, de la ración. En Nanawa, en cuya región los caminos estaban totalmente intransitables, desde el 19 de diciembre ya no se recibía sino carne. El problema del encuadramiento del II Cuerpo de Ejército subsistía en gran parte. Para subsanar esta deficiencia, piden a Asunción la venida de oficiales de marina, que ardían en el patriótico deseo de concurrir al frente de operaciones y vinieron llenos de entusiasmo y se adaptaron rápidamente al nuevo ambiente de combate que se les ofrecía.

A consecuencia de la orden de disminuir los efectivos de los puestos adelantados, quedaron en Corrales unos 300 hombres (Capitán Hipólito Radice). El 1 de enero de 1933, dicho fortín fue atacado por varios regimientos bolivianos. Tras una defensa heroica de todo el día, los nuestros lo abandonaron, a las 18 horas. Los bravos defensores de Corrales, cuando recibieron orden de replegarse ya estaban completamente rodeados y se abrieron paso a punta de bayoneta hasta sus bases, salvando todos sus elementos.

Era evidente que las copiosas lluvias últimas habían dificultado mucho los movimientos de los bolivianos, que en rigor no realizó ninguna operación de importancia desde que los paraguayos pasamos a la defensiva hacía ya bastante tiempo. Por fin, el 7 de enero, los bolivianos presionaron con tropas de consideración sobre las avanzadas paraguayas de Herrera, obligándolas a replegarse algo más atrás.

Al día siguiente, 8 atacaron con efectivos numerosos nuestro puesto Mariscal López y se apoderaron de él después que sus defensores agotaron sus municiones; estos últimos, sin embargo, se replegaron ordenadamente sobre Nanawa. Los defensores de Mariscal López estaban armados con fusiles de calibre 7, diferente del resto del armamento de nuestro ejército, y sólo contaban con muy escasa cantidad de municiones, de las que no se les podía proveer.

Di enseguida la orden de retomar este puesto, pero la hube de suspender al otro día, en vista del movimiento de varias unidades bolivianas del lado de Samaklay. Empezaban a llegar noticias de un próximo ataque a Nanawa con fuertes efectivos, corroboradas ahora por aquel movimiento. Informado así especialmente por declaraciones de prisioneros, de la preparación de este ataque, desde el 11 de Enero ordenan el envío de algunos regimientos de refuerzo a la guarnición de Nanawa y además hacen transportar los reemplazos necesarios para las unidades existentes. Otros prisioneros, tomados en el sector de Corrales, declaraban que aquí quedaba poca tropa, la mayor parte se había dirigido hacia el sur.

Desde el 19 de enero se tenía reunida en Toledo una masa de 5.000 hombres pero estábamos imposibilitados de moverla por falta de medios de transporte, ejemplo típico de cómo el Comando paraguayo se veía inhibido de sacar provecho de las situaciones favorables que se le presentaban. Si entonces hubiésemos dispuesto de los camiones necesarios, podríamos haber empleado esa masa en operaciones llamadas a darnos un éxito incalculable. Las tropas bolivianas de esa región eran insuficientes para detenernos, ya que todos los esfuerzos de los bolivianoss, se concentraban hacia el sur, para el ataque a Nanawa. Pero desgraciadamente se malogró a sabiendas tan preciosa oportunidad, como se malograrían otras, siempre por la precariedad de nuestros elementos de movilidad.

Los primeros ataques de los bolivianos a nuestros puestos avanzados de Nanawa empezaron efectivamente el 15 de enero. Para el 19 del mismo mes, esos puestos tuvieron que replegarse sobre nuestras posiciones principales. El día 20 el adversario se lanzó a un asalto general, presionando especialmente por el Norte y por el Sur, con intención de envolvernos. El General Kundt se había enfundado su guantelete de acero y se disponía a descargar sobre nosotros sus presuntos golpes trituradores.

Los asaltantes, en número de 5.000, contra 2.500 de la defensa paraguaya, llevaron sus ímpetus hasta alcanzar los parapetos paraguayos, pero aquí fueron aniquilados en terrible lucha a la bayoneta. Aquel día 20 se frustraron todos los asaltos bolivianos....

CONTINUARA...