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Blanco.
Nieve.
Gritos.
Rojo.
Sangre.

Avanzo con la poca confianza que me puede dar una espada hacia el enemigo, atacando a todo aquel que se me pone por delante. Avanzo temeroso de cruzarme con alguien más fuerte que yo y que me mate en ese maldito campo de batalla. Avanzo dejando cuerpos inertes a mis espaldas.

Avanzo a mi destino.

No tan lejos, veo al general del ejército enemigo. Cada vez más cerca de mi. Empiezo a correr hacia él, no hay nada ni nadie que me pare.

Y el sabe que yo le busco. Desmonta de su caballo y saca a relucir su espada larga. Buen acero, bien afilado. No como mi espada, toda manchada de sangre. Pero el acero es acero, y las espadas son para matar al enemigo.

Sus hombres empiezan a caer. Los nuestros también. Cada vez somos menos entre estas malditas dunas de nieve. Y cada vez más la nieve se torna carmesí. Hasta el fatídico encuentro entre él y yo.

Nos cruzamos la primera estocada: nuestra mirada. Me analiza como soldado, y yo lo noto. Todos los generales son iguales. Pero su mirada penetra más en mi, como si supiese algo más que yo desconozco...

Y las espadas empiezan a bailar su danza. Estocadas al aire, aceros entrechocando, puntas que rozan la carne. El fatídico baile ha empezado, y mi determinación me impulsa a matar y vivir.

Lanza su golpe hacia mi, confiado. Pero lo supero en velocidad, y las aberturas en la defensa se pagan caras. Le clavo mi espada en el vientre. Del dolor, el enemigo suelta su espada, y se acerca a mi.

Acerca su boca a mi oído y susurra con una voz de anciano... ‘’Muy bien, jovenzuelo... Acércate más a tu futuro y descubre la verdad sobre...’’









Aquí Shyvala me ha dicho que es una separación dramática, así que ir a tomaros un café y volveis después a ver que le dicen a Luwin...








-Luwin, despierta!!!!
-¿¡Que!? ¿¡Donde estoy!?
-Vamos, no empieces otra vez... Venga, que el Maestre requiere de tu ayuda. Vístete y ve a sus estancias.

‘’Es verdad, estoy en el Muro... Malditos sueños extraños’’. Mientras ronda aún en tu cabeza las palabras del enemigo de tu sueño, te diriges a ver al maestre...