¡ ESCAPA ! - Episodio nº1: [u]PRIMERAS NOTICIAS[/u]

Day 943, 06:34 Published in Spain Spain by Vokchan
{ Los personajes de esta eHistorieta no están inspirados ni hacen referencia a ninguna persona de la VR ni a ningún eciudadano/a de eR y la eHistorieta misma ,aunque si ambientada en eRepublik, es solo un producto (puede que defectuoso) de mi perjudicada mente ayudada por mi creciente imaginación... }





Capitulo 1::: PRIMERAS NOTICIAS.



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Día 939; 07:40 a.m. - Aquitanie (eEspaña)

Vlamis se dirigía, como todos los días, a su puesto de trabajo en una fábrica de alimentación. Trabajaba como envasador. Era el encargado de manejar la maquina que se ocupaba de envolver los bollos en esas bolsitas de plástico.
Su trabajo obviamente no le entusiasmaba demasiado y por ello durante el camino desde su casa hasta la empresa, que no era demasiado largo, se lo pasaba siempre pensando e imaginando como sería su vida con más acción.
Había oído muchas veces a personas que hablaban de viajes exóticos a países lejanos por trabajo, negocios o por misiones de guerra donde casi siempre algo extraordinario y fuera de lo común le sucedía a algún miembro de la expedición. Vlamis nunca había sentido ganas de alistarse a una de esas milicias ni al ejercito, las batallas eran demasiada acción para él. Lo más emocionante de su vida fue tomar la decisión de abandonar su ciudad natal pata viajar a una de las nuevas eColonias que su país había conquistado. Aprovecho una oferta de viaje más puesto de trabajo en la región de Aquitanie que ofrecía el gobierno eEspañol..




A las 8:00 ya estaba en su puesto de trabajo después de cambiarse de ropa y ponerse el mono oficial de empleado y fichar. Sonó la señal del inicio de la jornada laboral y las máquinas comenzaron su frenética marcha que no se detendría hasta pasadas dieciséis horas más.
Como su trabajo no requería una excesiva atención, solo había que estar pendiente de que la maquina ocupada del envasado no se atascara y funcionara correctamente y en caso contrario la reparación casi siempre consistía en apretar unos cuantos botones en la consola de control, Vlamis se puso sus cascos y conecto su reproductor de Mp3 en modo aleatorio. La música comenzó a sonar y su atención se fijó en su labor y todo lo demás desapareció.
A las cuatro horas de estar trabajando, llegó un compañero para sustituirlo durante unos 40 - 50 minutos para que él pudiera irse a comer. Vlamis recogió su bolsa de la taquilla y se fue a comer a la sala que la empresa tenía para tal efecto. Mientras los macarrones con tomate se calentaban en el microondas cogió el móvil para ver si tenía alguna llamada.
No tenía ninguna, solo un mensaje de texto de un viejo amigo de la infancia con el que perdió el contacto durante muchos años debido a sus frecuentes viajes por misiones militares. Después del instituto su amigo se enrolo en el ejercito eEspañol y le perdió la pista hasta hacía unos pocos meses que se encontraron sin querer en un bar.
Su amigo le contó que había dejado el ejercito (no le contó la razón y Vlamis tampoco insistió mucho) y que el ejercito le había proporcionado una pequeña vivienda con la condición de prestar su servicio en caso de ser requerido en la defensa de la ciudad.
Al ver que el mensaje era de Marlak, Vlamis se alegró porque habían quedado en avisarse cuando tuvieran un rato libre para quedar y ponerse al día con sus vidas e historias. Pero al leerlo se asusto y extraño un poco.




El mensaje le pareció extraño y sin sentido, pero luego supuso que Marlak se había equivocado de número y se lo había enviado a él por error. Siempre había sido una persona un poco despistada…
Le envió otro mensaje diciéndoselo y que esa misma tarde al salir del trabajo se pasaría por su casa, que ya era hora de ponerse al día. Terminó de comer y volvió al trabajo. Aún le quedaban otras cuatro horas más.

A las cuatro de la tarde volvió a sonar la sirena del cambio de turno. Apagó el Mp3, saludó a su compañero del turno de tarde y se fue a los vestuarios.
Para las 16:30 ya estaba duchado y cambiado, listo y preparado para ir a visitar a Marlak. Cruzó un par de calles y cogió un autobús que le dejaría muy cerca del bloque de pisos donde vivía su amigo.
El viaje en el bus no duro mucho más de veinte minutos. Durante todo el trayecto Vlamis imaginó como hubiera sido su vida si hubiera hecho caso a su amigo y se hubiera alistado también al ejercito cuando salieron del instituto. En aquel momento le pareció una locura. Demasiado riesgo. Ahora, ya cumplidos los treinta, solo y aburrido le parecía que su vida se había detenido hacía mucho tiempo y sentía que desaprovecho una oportunidad de haber hecho algo en su vida.

En el camino desde la parada de autobús hasta la casa de Marlak había una pequeña tienda de esas que tienen de todo. Vlamis entró a comprar unas pocas cervezas. Le parecía mal presentarse de visita auto invitado sin nada para ofrecer. Su antiguo amigo no le había respondido al mensaje lo que Vlamis interpretó como una “respuesta afirmativa”.



Al llegar al edificio de apartamentos Q1 se paró frente al portero electrónico y se dio cuenta de que no recordaba exactamente cual era la letra del apartamento de su amigo. Estaba seguro de que vivía en el tercer piso pero no era capaz de acordarse de si la letra era la “M” o la “N”. Probó con la “M” y alguien contestó.

- ¿Quién es? – Preguntó una voz masculina.
- ¿Marlak? Soy Vlamis.
- No, lo siento yo soy su vecino.
- Perdóneme, me habré equivocado de botón. ¿Podría abrirme el portal por favor?
- Claro, pase. – Dijo el vecino mientras sonaba el típico ruido eléctrico de las aperturas automáticas.
Vlamis agradeció al vecino su amabilidad y pasó dentro del edificio.

El hall no era muy espacioso y a penas tenía decoración. En la pared de en frete de la puerta de entrada había un par de plantas, una a cada lado de la escalera que subía hacia los apartamentos. En la pared de la izquierda estaban colgados los buzones y un tablón de anuncios. En la de la derecha había una puerta típica de ascensor de color verde y un par de placas. Vlamis pulsó el botón de llamada y esperó a que las puertas se abrieran. Mientras esperaba se fijó en lo que ponía en las placas que había en aquella pared.
Una hacía referencia a los soldados caídos en la guerra de Conquista de eFrancia y la otra nombraba al “conquistador” de la región de Aquitanie.


El ascensor llegó a la planta baja. Vlamis entró y pulsó el botón de la tercera planta las puertas se cerraron y al poco tiempo se volvieron a abrir mostrando un largo pasillo de paredes blancas con puertas de color gris a cada lado una única ventana al fondo por la que entraba una luz insuficiente para iluminar todo el pasillo.



Al salir del ascensor Vlamis pulso el interruptor que encendía las pequeñas lámparas de una sola bombilla que había cada ciertos metros en el techo del pasillo. Cuando la luz se encendió pudo distinguir que en las puertas había una letra pintada encima de cada mirilla. Busco la puerta del apartamento de su amigo.
A mitad del pasillo más o menos encontró la puerta con la letra “N” y pulso varias veces el interruptor del timbre y golpeó en la puerta, pero nadie contestaba. Cuando ya estaba decidido a irse suponiendo que Marlak no estaba en casa se abrió la puerta que tenía a la espalda, se giró y vio a un hombre de unos 50 años vestido con una camiseta verde descolorida por el tiempo y los muchos usos y unos pantalones vaqueros también bastante desgastados.

- ¿Estas buscando a Marlak? – Pregunto el señor.
- Si, perdone si le he molestado.
- No pasa nada chico.
- ¿Sabe usted si esta en casa? – Preguntó Vlamis. - Es que estoy llamando y no me abre.
- Si, ya te oí llamar. Por eso he salido, para decirte que no se si hoy vendrá a casa…
- ¿Y sabe usted donde puede estar? – Vlamis ya se había hecho a la idea de ver a su amigo y quería seguir intentándolo.
- Pues supongo que se habrá unido a la defensa de la región.
- ¿¡Qué!? – Pregunto asombrado Valmir. – ¿A que se refiere con defender la región?
- ¿No te has enterado chico? Los franceses y algunos de sus aliados atacaron nuestra región hace unas horas. - Le explico el señor.
- Pues no, no me había enterado de nada. Contesto Vlamis poniendo cara de sorpresa. No se esperaba una respuesta así. - ¿Y sabe usted algo mas sobre la situación?
- Hace unos minutos he oído en un boletín especial que han dado por la radio oficial del ejército que aún están lejos de aquí. Que las fuerzas invasoras habían capturado la Zona Fronteriza y que intentaban avanzar por la Zona Rural pero que habían conseguido detener su avance.


La expresión de la cara de Vlamis fue cambiando de sorpresa a cierta preocupación. El señor mayor se percató y le ofreció entrar en su apartamento para que se tranquilizara, explicarle mejor lo que pasaba y enterarse de alguna novedad que pudiera surgir y que comentaran por la radio.


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