UN MOMENTO PARA EL RECUERDO

Day 969, 03:10 Published in Spain Spain by Lantanique
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En estos días de transferencia La Pecera mantiene a duras penas a sus componentes. Cada noche Lantanique la cambia de sitio para evitar que los cascotes que se van desprendiendo de su casa Q3 dañe a alguno de sus habitantes. Pero no es por culpa de esa casa con fecha de caducidad por lo que ahora hay cuerpos inertes en su pecera. Los cambios no son buenos para todos y la falta de adaptación los ha ido minando hasta dejarlos como recuerdos flotantes pero como el proceso de descomposición es ahora imperceptible, Lantanique siente pena y no los entierra.

Sin embargo, hay algunos elementos que sí se han adaptado a esta nueva versión y prosperan en su deseo de alcanzar la gloria. No tienen suficiente con lo conseguido en la V1. Ya no les satisface gestionar empresas, (en esta nueva versión hay que dedicarle demasiado tiempo y controlar demasiados aspectos); el mantenimiento de un periódico les va bien aunque sólo lo utilizan para manipular al resto de eciudadanos con fines propagandísticos y en momentos electorales; y en el aspecto militar tener todas las medallitas de grado superior es algo que ya no les aporta el prestigio de los primeros momentos y menos ahora que el módulo militar no lo entiende ni su creador.

¿Qué le queda pues a uno de estos elementos para aspirar a nuevas sensaciones? Sin duda la política. Al igual que en la VR el ámbito político aporta grandes satisfacciones y grandes beneficios a todo el que se involucra. Todos se inician con fines altruistas y entran con sus mejores galas en ese agujero negro del que no duran más de un mes seguido porque la ropa acabará oliéndoles mal y no habrá quien les saque las manchas. Pero mientras eso no ocurre ¿por qué no disfrutar el momento?

Y así de feliz iba el otro día uno de esos elementos de la pecera, vitoreado por sus seguidores, alardeando de confianza en sí mismo y lanzando sus promesas al viento.
Se cruzó con Lantanique en el aeropuerto. Él había vuelto a eEspaña para promocionar su candidatura como presidente de partido. La cinta mecánica lo transportaba rodeado de un grupo de gente, entre risas y abrazos. Lantanique se deslizaba por lado contrario y a pesar del bullicio ni siquiera se inmutó.



Me volví pensando que ella estaría mirando para saludarme pero sólo vi cómo su cuerpo se alejaba igual que un objeto en una cadena de montaje y no fui capaz de llamarla. Mi voz se quedó ahogada y ella se alejaba.

http://www.goear.com/listen/07e1b02/es-moment-cris-juanico

Y en ese momento recordé qué diferente se la veía aquella vez que me vino a despedir.

Yo había comprado un tiquet para viajar al extranjero e instalarme con mi novia. Estaba muy contento pero me cambió el humor cuando me enteré de que ese día los transportes estaban en huelga y no habría servicios hasta el día siguiente. Por culpa de las quejas por el traspaso a la nueva versión no estaba dispuesto a cambiar mis planes así que, si me veía en la necesidad, haría servir todas mis influencias para resolver ese imprevisto: un Mariscal de Campo tiene sus contactos.

Por un altavoz gritaron mi nombre. Me acerqué al mostrador de información y me dijeron que había un recado urgente para mí. Como Mariscal de Campo no podía eludir mi responsabilidad ya que solicitaban mi presencia así que me dispuse a volver sobre mis pasos y sin rechistar me subí a un coche que me llevaría hasta las instalaciones militares donde me estaban esperando. Pero el coche se desvió del camino.

Confieso que me inquieté un poquito porque no iba armado y se me figuró que podría ser un atentado contra mi persona. Como buen militar observé y ví que al volante iba una mujer…. Bah, se me disiparon todos los temores. ¿Qué me podría hacer una mujer?

El coche se detuvo en un lateral de la carretera. La mujer se volvió hacia mí y se quitó la gorra, soltando así su cabello ondulado. No me dio tiempo a reaccionar porque saltó hacia la parte posterior del coche. Como los cristales eran tintados, nadie podía sospechar qué pasaba ahí dentro. Se colocó a horcajadas sobre mí y empezó a quitarse el uniforme. Fui a decir algo pero su mano me tapó suavemente la boca y acercándose me dijo que no estaba bien que me fuera sin decirle adiós. Lantanique es así. No le gustan las despedidas a la francesa. Y como castigo por no recordar ese detalle me tapó los ojos con la corbata que llevaba puesta para que así ya nunca más la recordara.

Pero la fuerza de los sentidos me ha devuelto a la memoria todo lo que ocurrió durante esos largos minutos en aquel asiento trasero. Lástima que ella parece haberlos borrado por completo.

http://www.youtube.com/watch?v=ruFItmix58A&feature=related


P.D.: Buen fin de semana a todos mis lectores


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