Por Favor Medita en Esto!

Day 2,487, 04:38 Published in Argentina Chile by ElZorroPepe


Mucha gente vive engañada. Piensa que es una buena persona, pero la Biblia dice que no hay nadie bueno. Todos somos egoístas, pensamos siempre en nosotros, no somos buenos.
Cuando nos enseñan una foto donde estamos nosotros con otras personas ¿a quién miramos primero? A nosotros, siempre a nosotros. ¿Por qué? Porque nos amamos a nosotros mismos sobre todas las cosas.
Dios nos manda que amemos a los demás como a nosotros mismos, porque reconoce que nos amamos a nosotros mismos más que a nadie y si empezamos a amar a otros como a nosotros mismos, los amaremos mucho.
Por eso y como no somos para nada como Dios, nuestro Padre celestial, no podemos salvarnos por nuestra bondad. ¿Quién es entonces la única persona que se puede salvar?
De acuerdo a la Palabra de Dios SOLO la persona que reconozca sus pecados y su bancarrota espiritual humillándose ante Dios, se puede salvar.
Hay una historia en la Biblia, la parábola del Fariseo y el Publicano, es un ejemplo de lo que Dios dice sobre esto.
Lucas 18:9-14
“A unos que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a otros, dijo también esta parábola: Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo y el otro publicano. El fariseo puesto en pie oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, adúlteros, injustos, ni aún como este publicano; ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano (intentaba guardar la ley de Dios).
Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aún alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador. Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; PORQUE CUALQUIERA QUE SE ENALTECE, SERÁ HUMILLADO; Y EL QUE SE HUMILLA, SERÁ ENALTECIDO”.
Así que aquí vemos que SOLO la persona que reconoce su maldad y se humilla ante Dios puede salvarse. No importa cuántas buenas obras hagas, cuantas veces vayas a la iglesia, cuantas veces ayunes, comulgues, te sacrifiques por otros.
Solo aceptando el perdón de Dios en Jesucristo puedes salvarte, porque reconoces que necesitas a Dios y que si no te arrepientes y te confiesas directamente a Él, te irás a vivir para siempre en el lago de fuego y azufre, que es la muerte segunda. Este es el camino a Dios, dicho por el mismo Hijo de Dios, Jesús.
Medita en esto y examina tu corazón.