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Como complemento al artículo anterior con críticas diversas y sin demasiadas abstracciones en la teoría política y fundamentación filosófica.

El autor de referencia sobre la separación de poderes es Montesquieu, para quien debe haber una correspondencia entre la ley y las costumbres, pero no vale cualquier tipo de habito o costumbre sino sólo aquellas que son buenas costumbres y reflejan los derechos fundamentales de los seres humanos (derechos naturales, y en la actualidad, derechos humanos) y faciliten y protejan el buen funcionamiento democrático de la República.

Esas leyes deben ser aquellas que con una visión contructivista, empirista, iusnaturalista… faciliten a los individuos autonomía para dirigir sus vidas en común a través de la libertad para ser libres, los individuos serán libres sólo cuando las instituciones garanticen los derechos y las libertades políticas igualando a los ciudadanos pero también en tanto a responsabilidades políticas y jurídicas, pues como decía Montesquieu “la ley debe ser como la muerte, que no exceptúe a nadie”.

También es suya la reflexión de “una cosa no es justa por el hecho de ser ley sino que debe ser ley porque sea justa”, desde luego un político o una institución política no puede dictaminar justicia ni creerse en posesión de la verdad absoluta porque una votación con una mayoría determinada así lo crea o así hasta “lo negocie”. Esto es así por la pérdida del parlamentarismo en post de la disciplina de voto en el poder legislativo, en el eCongreso, que atiende a intereses de partido en detrimento de la propia representación arrogándose autoridad inclusive. De nuevo resurge la necesidad del control por parte de un poder judicial institucionalizado, como el TS, además las responsabilidades civiles o penales no pueden surgir de una comisión de investigación del eCongreso por la vinculación política en la interpretación, en todo caso para esclarecer hechos o para probar acusaciones pero no para dictaminar.

Hay que evitar el abuso de poder (gobernanza) y la corrupción tanto en el poder ejecutivo (Gobierno) como en el poder legislativo (eCongreso) de déspotas o tiranos, la corrupción plantea un problema estructural grave a nivel institucional y un problema a la hora de comprender el propio significado de democracia “para que no se pueda abusar del poder es necesario que el poder detenga al poder”, y el poder más idóneo para dicha tarea es el que no aspira a poseer poder político; el poder judicial (TS) pues interpreta y aplica las leyes del imperio de la ley propio de un Estado de Derecho.

Sin embargo, vivimos más en un Estado de Desecho que de Derecho pues las cloacas de la injusticia ubicadas en el eCongreso no dan para más y en palabras de Montesquieu “no hay peor tiranía que la que se ejerce a la sombra de las leyes y bajo el calor de la ‘justicia’”, hasta el día que sea tal el atasco de residuos en las cañerías que haga reventar el edificio y ahogue a los allí presentes. Pero el caos y los peligros que alberga ese día pueden dar lugar al paso a otra forma política con un cambio en la manera de “jugar”, y ya hay varias voces que piden que el outgame desaparezca.

En fin, para quienes opinan que la creación del TS es más burocracia, una tontería, insensatez, etc… les pido que reflexionen detenidamente argumentando no con meras opiniones huecas, a otros les repito la reflexión de mi colega Montesquieu “las leyes inútiles debilitan las necesarias”, sobre todo a quienes critican cuando crean o apoyan ridículas leyes como la ley del mar y diversas tonterías.

Saludos.
Mr.Caine