La Venganza - Castigo VI

Day 2,012, 08:06 Published in Spain Spain by pabman11





Dos buques de guerra se dirigen hacia aquí, cruzando Caribdis, aun estando activo el remolino…

La grandiosidad de los barcos Tautófagos me deja paralizado. Siento la necesidad imperiosa de gritar, de avisar al poblado…

Pero algo me retiene… Más que algo, es alguien… Una cara asoma por la proa del más cercano, una sonrisa conocida… Un gesto que nunca debí olvidar…

Esa cara me ayudó, en tiempos difíciles, en tiempos del descontrol de mis poderes… Aquellos tiempos en el castillo… Aquel día en que el tótem decidió ir más allá, y yo necesitaba huir… Pero ella apareció, y con su magia, me salvó… Y ahora está en el otro lado…



Una nueva Lis sale del carruaje… Un vestido blanco la recubre, plumas de cisne decoran la parodia de la guerrera… Pero se siente cómoda. Cómoda y elegante…

No se siente Lis. Esa Lis soldado ha desaparecido… Un último detalle que olvidaba, la daga en el tobillo…

— Lista. — Dice Lis, dirigiéndose a Leonarth, quien tiene las riendas de la noble yegua entre manos…

Leonarth no dice nada, duda de que salga bien, pero bien pensado, es la única opción que tienen, muchos soldados han decidido desertar, ante la mirada impasible de la generala, y una batalla abierta sería imposible de ganar…

La yegua empieza a marcharse, cabalga en dirección a la montaña que supone la gran diferencia entre el pueblo, y el gobierno… Lis se diluye en esa diferencia…



Aka…

Caigo al suelo de arena… Me ahogo. Una burbuja oscura recubre mi cuello, impidiéndome respirar… ha mejorado sus poderes… La Dama Oscura, que antes era una sacerdotisa de la Diosa Helada…
Una flecha rompe la burbuja, disparada desde pocos metros a mi derecha, entre los árboles. Yus ha decidido venir a ayudarme… Me levanta, y lanza otra flecha hacia el barco, avisando, que no es tan fácil matarme… Corremos hacia la arboleda, hacia el poblado, gritando a todo pulmón la llegada de los seguidores de Incandescente… Los Tautófagos…



Jervaj oye como las cadenas se mueven y se despierta… Unas pisadas que levantas gotas de agua y le mojan la cara.

— Vamos, es la hora. — Dice la misma voz que el día anterior.
— ¿La hora de qué? — Replica Jervaj.
— La hora de que conozcas tu ejercito… — Dice otra voz, más aguda y potente, más segura de sí misma…
— Dije que no os ayudaría… La Diosa Helada tiene toda mi lealtad…
— ¿Sabes quién soy? — Jervaj niega con la cabeza. — Mi nombre es Laertes el magnánimo…
— ¿Cómo? El general pabman te mató, estabas delante de mí… — Grita Jervaj, asustado…
— El general pabman también ha vuelto, ¿no lo sabias? — Replica Laertes mientras las piernas del otro tiemblan y golpean las cadenas… — Si él pudo volver, ¿porque no yo? Las tareas de los Dioses son demasiado importantes como para dejarlas a cualquiera, y solo nosotros podemos hacerlas… Solo que esta vez no dejare que me mate…
— Vamos. — dice la otra voz, la del carcelero inicial. — Levanta.

Jervaj obedece, y es conducido por unos pasillos, escalones, y sitios donde la luz era tan potente que Jervaj podía sentirla… Sobre todo, la temperatura altísima que sale de una puerta frente a la que se paran… Suda por todos los poros del cuerpo, pero no se atreve a quejarse, aunque ya ha comprobado que lo quieren vivo…



Piedra blanca, casi mármol en la puerta del castillo… Más que una fortaleza parece una escultura… Lis entra en el palacio, en los jardines que rodena la calle principal… Vestidos de seda por todos los lados, pero ninguno como el suyo… Caballos de pura raza…

Cuchicheos cuando ella pasa al lado de alguien, ahora que ha descabalgado y ha dejado su yegua en la posada…

— Disculpe, ¿me podría indicar el camino hacia la residencia real? — Pregunta a uno de los caballeros con mejor armadura que ve, seguramente alguno de la guarida real.
— ¿Para que quieres saberlo? ¿No eres de aquí? La residencia real está vetada a todo aquel que no sea la Reina o alguien cercano… — Le responde el caballero.
— Soy una prima lejana de Blanca, se podría decir que somos casi hermanas.
— Nunca he oído que Blanca mencionara a ninguna prima suya…
— Tal vez no eres lo suficientemente digno para conocer a la familia de la Reina. — Levanta la cabeza Lis, manifestando la última palabra…
— Demuéstramelo…

Lis saca del tobillo la daga de Blanca, y se la enseña al caballero… Este señala hacia arriba en la calle y susurra algo inaudible al oído de Lis…

Ya sabe dónde tiene que ir…


Pabman11, Profeta de la Diosa Nevera y General de sus ejércitos…