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Han pasado ya 6 meses desde aquel glorioso día, muchas cosas han cambiado, ahora los jóvenes escuchan ruido en vez de un buena música y hablan hoygan, ya no respetan a sus mayores y encima... bueno, me estoy desviando. Como decía, hace algo más de 6 meses nuestro presidente Folker había pulsado el famoso botón rojo. La ansiada guerra por fin estalló.



Por aquel entonces yo no era más que un chiquillo impertinente con demasiados pájaros en la cabeza y ganas de triunfar en el mundo, no tenía casi dinero, por lo que malvivía en las calles trabajando el lo que podía. La guerra quedaba muy lejos para mi, todos los días escuchaba a la gente hablar de ella, de cómo los gabachos perdían y perdían territorios ante nuestras fuerzas. Yo estaba ansioso por ir al frente, pero los tickets eran muy caros. Entonces los vi, caminando con sus flamantes uniformes moradocomeniños y luciendo la insignia de Haruhi. Eran las FAP, la milicia del PON. Siempre había sido simpatizante suyo y creyente convencido, pero la vida me había mantenido alejado de ellos. El caso es que se les veía tan geniales, que no pude resistirlo y les seguí a escondidas por oscuros callejones hasta que entraron en un tugurio llamado el Ornitorrinco Feliz.



Me asomé por una ventana esperando encontrar el típico local de película, bien amueblado, con su piano al fondo, gente jugando a las cartas y fumando en pipa... ya me entendéis. Pero la realidad fue bien distinta. Aquello era peor que una cochiquera, la gente estaba medio borracha, encima de las mesas, peleándose y buitreando a las escasas mujeres que allí había. Detrás de la barra, un tal Eskukoracing intentaba poner algo de orden a base de disparos de su recortada. En una esquina, uno de los FAPeros leía tranquilamente El Arte de la Guerra ajeno a todo el caos reinante, mas tarde se presentaría como Tito Bellico. Cuando la tangana estaba en su punto álgido, de la cocina salió, cuchillo jamonero en mano, Golgoterah, bufando, y con los ojos inyectados en sangre gritó: sus calléis todos o aquí llueven permabanes!!! Esa imagen sería protagonista de mis pesadillas durante semanas, pero tras la sorpresa inicial, los FAPeros volvieron a lo suyo con más intensidad si cabe. Iris_vk se acercó a consolar a Golgo mientras esquivaba las botellas voladoras que Anarión le estaba lanzando a Thorvik. Una de ellas cayó a los pies de Tito Bellico, que seguí leyendo el libro, pero debió de molestarse, porque se levantó, se acercó al interruptor de la luz y dijo, pongo el canal en +m. que así no hay quien se concentre.



En esas andaba yo, cuando de repente alguien me agarró del cogote y me lanzó al interior del local. Mirad lo que he pescado, dijo Manudo. Los demás se detuvieron y me miraron con sus malévolas sonrisas. Pensaba que ese era el fin. Recordé las palabras de mi madre: no vayas a la gran ciudad, quédate en el campo, busca una buena moza bien gorda y oronda, y engéndranos muchos nietos. Qué gran verdad, tendría que haberme casado con Betsy Lou, pero ya era tarde para eso, los FAPeros se estaban acercando más y más, inconscientemente cerré los ojos presa del pánico... y entonces silencio... Extrañado, abrí los ojos. Todos me miraban divertidos y sonriendo, de pronto, se hicieron a un lado y Golgo entró portando un uniforme FAPero. Es para tí chaval, a partir de ahora serás el encargado de los panchitos y la cerveza en el frente, no nos falles!. Me lanzó el uniforme y dijo, venga gente, tenemos que celebrarlo por todo lo alto!! Por Haruhi!! Tres hurras por el nuevo recluta!!! Hip hip, hurra!!! Hip hip, hurra!!!...



Desde entonces las FAP han sido mi familia, he combatido codo con codo con ellos, he vivido grandes momentos, la caída de París, la defensa de Rhone Alps... Pasé por momentos muy duros, vi a compañeros desaparecer. Conocí a las viejas glorias del batallón, ayudé a los nuevos a aclimatarse, pero sobre todo, porté con orgullo el uniforme de las FAP que tanta responsabilidad conlleva: mantener fria la cerveza y los panchitos

FDO: Archeron5 soldado FAPero