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Como iba contando en la publicación anterior, http://www.erepublik.com/es/article/-ldquo-todo-el-a-ntilde-o-carnaval-rdquo--2296839/1/20 estábamos sufriendo a muerte en el frente de batalla, custodiando el frente y retaguardia… larga y dura batalla sin tregua contra Colombia hasta que salí a fumar un pucho al terminar el combate cuerpo a cuerpo. Un ruido como si fuese el eco lejano de otros tiempos, unos saltos y borboteos a todo mi alrededor y fue así que sin más y bajando el vaso de “whisky” argentino olvidado por un contingente de ese país pude notar que estaba rodeado de un batallón de mujeres casi desnudas y allí… allí la vi negra…



- “Hola, ¿querés un traguito de mi etiqueta azul? También tengo cigarrillos al lado de mi ropa interior” – invité muy cortés señalando mi calzoncillo, encendedor y cajetilla de 10… el presupuesto a esta altura del mes no da.-
- “Venimos a tomarlos prisioneros o a matarlos” – con su acentito de personaje de novela colombiana.-
- “Me tomaste desprevenido, la verdad, ni se me ocurre alguna frase heroica que decir en un momento como este salvo que me has encontrado armado” – con una sonrisa de 100 guaraníes y con pudor cubriéndome la frente.-
- “Baje al suelo su vaso y arroje su cigarrillo” – con ese tono cuasi pornográfico, nuevamente.-
- “Mirá nena que estoy armado y listo para dar batalla” – muy seguro de mis palabras.-
- “¡Ay, Señor, pero eso es un mortero de 120!” – sorprendida al verlo.-
- “Las joyas de la familia vienen con paquete incluido” – acercándome a ella.-

Y en ese momento en que todo se ponía lindo, vinieron los perros a “rescatarme”… HDP.



Prometo actualizar más adelante este relato, simplemente estaré evitando una corte marcial.

¡Saludos cordiales!