La humildad: un valor que debemos rescatar

Day 3,487, 20:28 Published in Venezuela Slovenia by Eduardo THE KEY RELAXING24

La humilda😛 un valor que debemos rescatar

El secreto de la sabiduría, del poder y del conocimiento es la humildad.
(Ernest Hemingway)
Cuenta la leyenda que Querofonte, un amigo de Sócrates, acudió al oráculo de Delfos para preguntarle si había alguien más sabio en el mundo que el filósofo ateniense.
La respuesta que obtuvo del famoso oráculo fue negativa: nadie había más sabio que Sócrates. Querofonte trasladó el veredicto al propio Sócrates, a quien extrañó, y mucho, tal conclusión.
No en vano, y como bien hemos aprendido a través de los libros de historia, recordemos que él mismo manifestaba en una de sus citas más celebres: “Solo sé que no sé nada…”.
Así que, con el fin de establecer o desmentir la veracidad del aserto del oráculo, Sócrates comenzó a investigar. Se propuso hablar con las personas que, teóricamente, eran las más sabias de Atenas por aquel entonces.
Y la conclusión a la que llegó tras examinar a tan selecto grupo de sabios con su método socrático (efectuar preguntas alrededor de un tema o idea central, y responder las otras preguntas que vayan surgiendo) es que ni siquiera tales sabios conocían todas las respuestas de las materias en las que estaban especializados.
Y además, y para mayor escarnio, tampoco eran conscientes de su desconocimiento. Resumiendo: no sabían que no sabían.
Así fue como el filósofo ateniense concluyó que su gran sabiduría, auspiciada por el famoso oráculo, provenía del reconocimiento de su propia ignorancia. Y resumió su pensamiento en la famosa frase antedicha: "Yo solo sé que no sé nada". Que, por cierto, era tan sólo una parte de esta otra oración más larga: “Solo sé que no se nada y, al saber que no sé nada, algo sé; porque sé que no sé nada”.
Si alguien de la talla intelectual de Sócrates tuvo la humildad de reconocer su manifiesta ignorancia, ¿por qué no deberíamos hacerlo nosotros?
El efecto Dunning-Kruger

Si queremos aprender, crecer, mejorar, progresar, desarrollarnos, completarnos, pulirnos y madurar, necesitamos humildad. Y sobre ello versa mi artículo de este mes.

Humildad, sí: un concepto desconocido para muchos. Pero no pensemos mal, porque tal vez dicho “extravío” no sea consecuencia directa de una excesiva altanería o prepotencia o tan siquiera producto del engreimiento o la vanidad, sino que se deba al padecimiento de un efecto bien conocido y estudiado: el efecto Dunning-Kruger.

El fenómeno fue demostrado en una serie de experimentos realizados por Justin Kruger y David Dunning -de ahí su nombre-, investigadores de la Universidad de Cornell (Nueva York, EE. UU.). Sus resultados fueron publicados en el Journal of Personality and Social Psychology, en diciembre de 1999.

Saber que no se sabe, eso es humildad. Pensar que uno sabe lo que no sabe, eso es enfermedad.
(Lao-tsé)

¿En qué consiste el efecto Dunning-Kruger? Se trata de un sesgo cognitivo según el cual los individuos con escasa habilidad o conocimientos experimentan un efecto de superioridad ilusorio, midiendo incorrectamente su habilidad por encima de lo real y considerándose más inteligentes que otras personas mejor preparadas.
Este pernicioso efecto se produce por la falta de realismo sobre la competencia y las habilidades de uno mismo y por el deseo de conservar una superioridad irreal sobre otros que se debe mantener a toda costa.
¿Y qué es lo que desencadena y provoca tal distorsión? Pues, curiosamente, la falta de confianza en uno mismo.Sí, porque a pesar de que el efecto Dunning-Kruger pudiera ser interpretado como un complejo de superioridad, es más bien producto de una baja autoestima que obliga a quienes lo padecen a crear ilusiones de suprema sabiduría con el objeto de defenderse, auto-protegerse y aparentar.
Dunning y Kruger indagaron en estudios previos que tendían a sugerir que, en diversas habilidades -como la comprensión lectora, la conducción de vehículos de motor y juegos como el ajedrez o el tenis-, “la ignorancia frecuentemente proporciona más confianza que el conocimiento”.
Su hipótesis es que, en una habilidad típica que los humanos poseen en mayor o menor grado,
- Los individuos incompetentes tienden a sobrestimar su propia habilidad.
- Los individuos incompetentes son incapaces de reconocer la habilidad de otros.
- Los individuos incompetentes son incapaces de reconocer su extrema insuficiencia.
Pero si son entrenados para mejorar sustancialmente su nivel de habilidad, estos individuos pueden reconocer y aceptar su falta de habilidades previa.

Uno de los dramas de nuestro tiempo está en que aquellos que sienten que tienen la razón son estúpidos y que la gente con imaginación y que comprende la realidad es la que más duda y más insegura se siente. (Bertrand Russell)

¡Años buscando, y ésta podría ser la respuesta al por qué hay gente que piensa que lo sabe todo!

La importancia del esfuerzo y la generosidad

Toda esta falta de humildad para reconocer que no se sabe lo que no se sabe se podría paliar o mejorar con un poco esfuerzo, si atendemos a los dictados de Josh Kaufman, escritor estadounidense.