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— Su tierra está más allá, como de te he dicho antes, del mar angosto. Un estrecho mar lleno de remolinos que separa dos lugares distintos. Los shaktas guardaban sus tierras muy bien, y aplicaban el mayorazgo, una forma mas moderna de transmisión de las tierras que pronto les dio problemas. Su isla no daba para más y tuvieron que cruzar el mar hacia aquí. Por eso atacaron vuestro castillo, porque solo sirven para luchar…

— Y su cultura? Te recuerdo que encontré este tótem en la armadura de uno de los superiores…

— Cada poco tiempo, nadie sabe porque, nace un shakta más grande que el resto. Este niño es separado de su familia y entrenado para liderar sus ejércitos. Ese tótem les protege, es parte de su religión, si se le puede decir así… Se supone que cada general sirve a un elemento, por eso se esculpen esos tótems… Pero… hay un problema. Nunca he visto dos elementos en un mismo tótem.

— ¿puede ser por algo en especial?

— Tengo una teoría. Parece ser que cada vez que nace un general, le hacen unas pruebas y le asignan un elemento.

— Solo uno?

— Solo uno. No es posible que este tótem tengo dos formas. Debe ser muy especial.

— Voy en busca de la pareja.

— Me lo imaginaba. Tierra y aire. Su hogar…

— El hielo o agua era nuestro castillo.

— La llama, el volcán cercano al hogar del conde. Ve allí. No te entretengas… Cuando un batallón shakta es derrotado en combate, la tribu entera quiere vengarle, sobretodo si el que cae derrotado es su general. Este debe ser más especial aún. Búscales. Busca el fuego. Después, ve más allá del mar angosto. Ve a su tierra. Hazte con ellos… Busca tu sueño…

Acto seguido, el viejo se desmaya en la mesa, como con sueño.

No puedo hacer nada por él. Su misión ha concluido. Sea lo que sea que lo hayan hecho los shaktas, ha conducido a su muerte. Por contarme lo que sabía…

Me voy al establo. Seguro que consigo algún caballo. Ahora si que me hace falta. Sobretodo si tengo que huir del Conde. Del Conde y de su cuervo. Huir de su cuervo y que me siga el mio. Debo enviar un mensaje al castillo… Que no se preocupen… Que sepan que sigo vivo…

— ¿Cuánto vale este precioso caballo? — Digo señalando un semental negro que come junto a una ventana.

— No está en venta. — Me indica un chico que se encuentra cerca de unos potros.

— ¿Seguro? — Saco una bolsa llena de monedas de oro que le entrego al chico.
El chico mira la bolsa y mira al caballo…

— Déjame ver tus manos… — Me coge las manos y empieza a recorrerlas con sus dedos… — No has montado mucho, pero aún así, has tratado mas caballos de los que deberías…

El chico se toma mucho tiempo para decidirlo, pero al final, después de un buen rato de discusión, le compro el caballo...

— Cuídalo bien.

— Por supuesto que lo haré... — Le digo mientras me alejo del poblado en dirección al castillo del Conde...

A media tarde...

Me encuentro en mitad de un desierto, acabo de pasar el río que separa el bosque, de las tierras del norte... A la izquierda, una montaña con un castillo negro se levanta, a la derecha, un volcán en erupción barbotea lava al rojo vivo... Tengo que ir allí...

Pero... una sombre se acerca a mi... Desde lejos, es una simple nube negra... Cuando se acerca, lo veo mas claro... Es un dragón negro... Mejor dicho, un cuervo negro, que se acerca a la velocidad del rayo, con un hombre sentado en su grupa... Un hombre que lleva una espada levantada...

Kuervo

pabman11, Redactor de Desde La Nevera y Guardia de los tótems de los elementos