IRON MAN: EL PODER DEL METAL

Day 176, 06:30 Published in Spain Spain by Ashfor

El reemplazo fue, una vez más, televisivo. Por suerte para nosotros eligieron al creador de la serie de la HBO Carnivale para que siguieran contando historias del Cabeza de Lata. Charles Knauf, junto a John Knauf, acompañados por Patrick Zircher iniciarían su andanzas siguiendo las consecuencias de Extremis y preparando el camino hacia el siguiente mega-evento. Además, claro, de cambiar el origen del personaje. En el nuevo origen Tony fue capturado en Afganistán, salvado por un doctor de mediana edad que moriría, aparentemente, al ayudarle a distraer a sus captores para posteriormente, descubrirse que quedó con vida hasta que los malvados malvados afganos decidieron degollarle en directo para todo el mundo. Si antes hablábamos de Sorkin vs. Mamet ahora entramos en los terrenos de Donald P. Belisario. Sobre todo al descubrir que todo gira en gran parte sobre la figura de Karim Mahwash Najeeb, antiguo político afgano, actual representante de la ONU en misiones de paz y tipo de intenciones ocultas y esquinadas. Peor aún resulta que un múltiplemente advertido Stark siga empeñado en tratar con él con al excusa de que son tiempos en los que no existe sólo el blanco y el negro. Eso incluso contraponiéndole al tipo que se supone responsable de su “salvador”.

Pero, como las situaciones están para exprimirlas, el final de Extremis deja a un renovado Stark que comienza a dar signos de irritabilidad ejemplo de los cuales son unas secuencias en las que unos completamente fuera de personaje Tony Stark y Lobezno se pelean hasta citarse “fuera” para darse una paliza. Y sólo uno de ellos puede echarle la culpa a la causalidad narrativa. En cualquier caso, cuando los relacionados con la captura de Stark empiezan a aparecer muertos se ve convertido en principal sospechoso debiendo limpiar su nombre y descubrir qué le pasó en Afganistan ya puestos.

Estos seis números se dedicaran a dar vueltas de manera poco sutil a la estancia americana en oriente y a los límites a los que hay que llegar. También harán que recuperemos a Maya y a Sal Kennedy poco después de habernos despedido de ambos. Unos números, en fin, para olvidar en los que Iron Man se va enfrentando contra héroes variados del universo Marvel por turnos o en grupo inaugurando las apariciones de Tony como sparring oficial del Universo Marvel. La parte buena es que, por una vez, la armadura de Stark no es parte del problema. La parte mala, permitidme el SPOILER, es que un chavalín vengativo pueda “jaqeuearle” el cerebro, revelar que ya le habían controlado antes los malvados malvados afganos en una suerte de versión cutre del Candidato de Manchuria.

El final, con la aniquilación de la amenaza, casi parece una parodia burlesca y sangrienta del final del arco anterior siendo, en realidad, todo el arco una versión ruin y grotesca de lo recién publicado con una única finalida😛 Que Tony Stark asegure haber comprendido el nivel de destrucción que puede causar un superhéroe y afirme la necesidad de que exista un registro. No está mal para el culpable de la Guerra de las Armaduras, no.

Curiosamente este proceso había coincidido con los inicios de la expansión de Iron Man por todo el Universo Marvel, su figura en los New Avengers como serio jefe de grupo o la de Mentor Paternal que encarnaba en el Amazing Spider-Man de Straczinsky para Peter Parker. En ninguna de ellas se mencionaba Extremis, claro.