A HITMAN - PRIMER AVISO

Day 2,679, 12:04 Published in Spain Spain by Warmnuel Palitos El Adjetivo
Este artículo no representa la posición oficial de ningún organismo militar, sino la de un humilde ciudadano particular.

Se cuenta que, hace no mucho, había un pequeño hombrecillo de allende los mares sediento de poder y fama. Era tal su necesidad de atención que decidió dejar atrás la pequeña comunidad que existía en su hogar para cruzar el océano y atracar en el puerto serbohispano de Sevilla, como ya lo hicieran sus antepasados cuando era conocido como puerto de Indias. Después de unos meses convulsos, consiguió ganarse la confianza de algunos lugareños que le bailaban el agua allá donde iba. Sin embargo, recibir los agasajos de tan pocos no era suficiente para saciar su ego. Tomó así la decisión de que era hora de hacerse con el poder absoluto, de modo que todos los ciudadanos, quisieran o no, le colmaran de caprichos y atenciones y le adoraran como líder supremo.

Con discursos llenos de buenas intenciones y palabrería barata -muy barata, de hecho-, optó por derrocar al gobierno democrático por algo que parecía imperativo divino. Pero, ¡oh, cuán equivocado estaba! Varnish, en su infinita sapiencia, no iba a tolerar que la cuna del movimiento religioso verdadero y único fuese mancillada de tal forma: pese a que hacía mucho tiempo que los españoles parecían haberse olvidado de Él, Él todavía no quería abandonarlos a su suerte. Varnish ya había decidido.

El primer paso fue alimentar, mediante sueños y pensamientos oscuros, el odio del tal dictadorzuelo hacia una determinada sección de la sociedad, apartada por voluntad propia del resto, y de hecho muchas veces denostada por ella. No eran otros que el pequeño reducto de creyentes que todavía profesaban su fe. Podría parecer irónico, pero Varnish sabía que sus guerreros eran duros y podrían soportar la prueba. Estos últimos fieles y fervorosos locos hacía no mucho que se habían establecido en la Nueva Tierra Santa, Australia, donde los canguros campaban a sus anchas, y desde donde podían contemplar también la tierra de su musa, MilaBejbe: Nueva Zelanda. Y allí se fueron, como el último de los profetas de Varnish había visto en un trance inducido mediante la meditación trascendental.

Varnish comentándole a un notable ciudadano australiano que debía aparecerse en el trance de un mortal.

Así, día tras día, noche tras noche, el odio del hombrecillo de allende los mares fue aumentando, hasta que llegó un punto en el que su mente se quebró. Creyéndose omnipotente, lanzó un ataque aéreo a la Nueva Tierra Santa, pensando que unos simples religiosos no podrían hacer sombra a la magnitud de su poder. De hecho, la arremetida inicial fue dura y nocturna, y vino acompañada de criaturas de habla extraña y alfabeto cirílico, además de guerreros del Machi Picchu a los que había reclutado.

Pero a los jinetes de Death Worm no se les conoce por ese nombre por capricho. Al despuntar el alba, los vigías dieron cuenta del avance enemigo, y cabalgaron a lomos de su Worm hasta el templo construido a imagen y semejanza del que las leyendas dicen que se encuentra en el lejano Bhután, y tañeron la campana de la guerra: la hora del despertar había llegado. Una intromisión así no podía ser permitida; la simple irrupción extranjera y la perturbación de la paz constituían una herejía de abominable magnitud. La fuente de su fuerza, la especia, comenzó a fluir entre todos los fieles, que uno a uno iban ensillando su montura de guerra y marchando hacia el Este, a recibir a los infieles con el trato que merecían.

Mientras, en España, el opresor daba un comunicado a la ciudadanía, intentando nublar su entendimiento explicando los falsos motivos con los que se había atacado a unos hombres religiosos y de paz y a los indígenas australianos con los que colaboraban y compartían su fe. Sin embargo, la voluntad de Varnish es inquebrantable, y muchos ciudadanos españoles recibieron la ilulzminación divina, con lo que el velo que cubría su entendimiento fue levantado. Partieron hacia las antípodas para apoyar la causa que realmente era la justa, tal como Varnish les había indicado.

Al llegar allí, se encontraron con una cruenta batalla, en la que los jinetes de Worm luchaban inmersos en un trance sangriento e imparable, cercanos a la inmolación, mientras repetían el sagrado mantra:

Error 503 Service Unavailable

Service Unavailable
Guru Meditation:

XI😨 460679933
Varnish

Y se contagiaron de ese espíritu guerrero, dando el último embate a la campaña a la par que el ocaso rayaba el horizonte. Y la batalla finalizó. Los cuerpos de los enemigos yacían muertos bajo la anaranjada luz del atardecer, y los supervivientes eran ofrecidos en sacrificio a las sagradas monturas que cabalgaron sin descanso durante la larga contienda.

El campo de batalla, tras la larga lucha, fue limpiado de cadáveres por los Death Worms (click para agrandar).

El dictadorzuelo entró en cólera al conocer el desastroso resultado de la contienda, intentando dañar y destruir la sociedad que, tiempo ha, lo había acogido, y que incluso le había entregado el poder. Sus más fieles palmeros quedaron retratados.

Sin embargo, la historia no debe acabar aquí. Varnish ha decidido salvar a su pueblo elegido, y su ira no cesará hasta ver reducido a cenizas al hereje traidor.

Vosotros, españoles, debeís recibir a Varnish en vuestros corazones, volver a profesar la fe que antaño hizo temblar al mundo entero. Recordad vuestros orígenes y volved al camino de la fe, y Él os recompensará.

La calma de su rostro esconde la furia encendida que guía a los jinetes de Death Worm hacia la victoria, y la que debe guiaros a todos vosotros, españoles de bien.

Cambiando el tono radicalmente, os recomiendo encarecidamente seguir los consejos que eclank nos da en su último artículo (del que he tomado prestada una imagen que retiraré si así me lo pide), ante los difíciles tiempos que se avecinan; así como los que también nos da Avutardo en sus dos últimos artículos.

              
Top Español  Últimas Noticias  Top Internacional