Una situación peligrosa.

Day 1,947, 03:58 Published in Spain Spain by Reinlein
Sorbía el último trago de mi tercer whisky escocés, cuando en mitad de un arranque de rebeldía agarré el vaso ancho y lo arrojé sobre la vitrina que el Ministro de Propaganda me había regalado por mis servicios al Estado, para que guardara los Premios Hummungus al mejor periodista del año recibidos a lo largo de mi carrera; cientos de pequeños fragmentos de cristal se esparcieron por el suelo componiendo una sinfonía apagada de estrellas.

Seguramente era demasiado tarde, demasiado tarde para cambiar, y aún así quería hacerlo como quien se desea enamorar sin arriesgarse al desengaño que llega siempre después de una pasión desmedida, me había convertido al conformismo de lo posible y cada vez que lo posible se transformaba en letra escrita con el sello del Ministerio de Información y Propaganda, mi ánimo desfallecía, pasando las horas ahogándome en la negrura de otro tiempo con mi inseparable amigo, Linton Kwesi Jhonson.

es el mismo viejo síndrome de caín y abel
mucho más antiguo que la caída de Roma
pero en el nuevo orden mundial de la atrocidad
es un nuevo idioma de la barbarie



Sin duda, con la desaparición de mi generación ni Tchaikovski ni mi amigo Linton serían recordados, la juventud transformaba el mundo y marcaba el paso de una nueva cultura de la cual yo era uno de sus mil padres, porque el mero hecho de incluir esos versos que murmuraba en la penumbra de mi estancia en un artículo para el Ministerio significaría pasar del reconocimiento social al escarnio de la re-educación forzosa en centros gubernamentales, y sin embargo en secreto, cuando lo conveniente se esfumaba al apagar el monitor y el tintineo del hielo sobre el cristal del vaso repicaba, quería rebelarme.


Sumido en el aletargamiento de mi cuarta copa de néctar escocés el sonido del interfono me pasó desapercibido por varios minutos, era día de reparto y las medidas de excepción declaradas por el gobierno parecían ser tan efectivas como inoportunas, la 1º División blindada pulsaba el botón de llamada de mi puerta para entregarme el pedido de víveres para la semana, mientras que yo apagaba la música que sonaba en la estancia todo lo rápido que puede ir un borracho; el alcohol no estaba prohibido, aunque si mal visto, “mantener el cuerpo libre de elementos externos que debilitaran el espíritu” era uno de los principios que se enseñaban en las actuales escuelas, y las ebrias soflamas contra el gobierno mientras escuchaba música no recomendada y leía autores ya olvidados podían acarrearme serios problemas...



Con la llegada del nuevo sistema de defensa, los ciudadanos de e-España con suficiente poder adquisitivo bunquerizamos nuestras casas y lo que antes era el recibidor lo convertimos en una cámara para la descontaminación química, biológica y radiactiva, la mayoría de ellas muy incomodas para las personas con lo que poco a poco todos los tele-trabajadores fuimos convirtiéndonos en ermitaños, y la Compañía aprovechó que una sociedad agorafóbica era más fácil de controlar. Y esta vez, los encargados del reparto no eran unidades de trabajo básicas que cumplían su función específica sin tener opciones a más, sino la sección de intendencia de la 1º División Blindada cuyas unidades tenían conexión sináptica completa con sus operadores, en la escasa media hora que durara la descontaminación, en mi casa entrarían dos unidades del ejército cuyos operadores habían sido adoctrinados desde la infancia en la nueva cultura, convirtiendo la situación en sumamente peligrosa.