Memorias de un soldado IX

Day 2,444, 21:15 Published in Mexico Cyprus by Vittorinno

Son alrededor de las tres de la tarde. Hemos al fin, destruido toda la primera línea de defensa y se ha empezado a sitiar la ciudad. La artillería está haciendo lo suyo. De hecho… en estos momentos ya ha empezado a rugir y a estremecer la tierra. Y en lo que los artilleros hacen su trabajo; nosotros estamos descansando, comiendo algo, tomando agua, refrescándonos, reabastecernos de municiones… todo lo necesario para continuar con el combate hasta nuestro relevo que al parecer será hasta la media noche.

Estuvimos alrededor de dos días en constante combate, sin descanso alguno; tiempo en el cual tardó la resistencia. De hecho, todos estamos sorprendidos que hayan resistido tanto tiempo, ya que no fue fácil destruir sus túneles. Primero teníamos que neutralizar un búnker o una trinchera; después de asegurar alguna de estas tienes que buscar y asegurarte que no haya alguna entrada hacia los túneles. Me tocó que una trinchera que ya habíamos asegurado y desmantelado tenía una entrada secreta a los túneles; y que de este salió un pelotón que hizo bajas considerables entre mis compañeros, además de que pudieron destruir un cañón de artillería. Sé que fue un “error” mío no haber asegurado bien esa trinchera, pero se llegaba a confundir con la entibación.

Afortunadamente el túnel de esta la trinchera fue la clave de todo. Si no se hubiera descubierto, quizá estaríamos aún entrando a un túnel, recorrer sus serpenteadas veredas unos trescientos o quinientos metros adentro y derribando cada desviación que hubiera por el camino. Este túnel era el conductor principal que te conducía hacia el drenaje de la ciudad. Ahí, cerca de la entrada encontramos un improvisado puesto de comunicación con una silla y una mesa. Y sobre la mesa estaba el cadáver de un joven mayor que se había suicidado. Quizá lo hizo para que no le sacáramos información cuando fuera capturado, ya que a su lado encontramos una cubeta de metal en la cual se estaba consumiendo las últimas cenizas… y ahora que lo recuerdo, oímos un disparo cuando entramos al drenaje. Quizá fue el disparo con el que este joven se quito su vida.

Yo me le acerqué, tomé su placa y después me eché al hombro su cuerpo. Los que me acompañaban me preguntaron que qué estaba haciendo, a lo que les respondí: -Voy a sepultar a este muchacho que merece nuestro respeto. Ya que nos hizo quebrar nuestra cabeza-. Ordené derribar la entrada principal a los túneles y salimos de estos. Yo sepulté a este chico. Su nombre era Erik Herzong.

Por ahora solo puedo decirte esto. Te diré más en un futuro.
Cuídate mucho, por favor.
TE QUIERO MUCHO.
Contigo siempre…