La Unión de la eIzquierda

Day 3,043, 14:28 Published in Spain Spain by Stalinsito


Nota: Esto no es un artículo oficial. Es un artículo de opinión y una declaración de intenciones personal, no consensuada con ningún grupo o particular.



Preámbulo.

Una y otra vez los eIzquierdistas, hemos protagonizado las más veloces algaradas, con inauditos derroches de ira y con el invariable resultado práctico de acabar fortaleciendo, antes o después, el poder de aquellos a los que supuestamente se pretendía derribar. Escasea en cambio en nuestra historia, y quizá en nuestro carácter, el verdadero impulso revolucionario, ese que, más allá de expresar de modo puntual cólera o descontento, promueve con firmeza un cambio profundo y duradero de las reglas del juego y de los actores que las dictan.

La acumulación de oportunidades perdidas, o malgastadas en alardes tan destructivos como la postre ineficaces, nos ha ido conduciendo a través de los últimos años hasta desembocar donde estamos. No diré que nada haya cambiado ni mejorado, que la suma de los afanes y las ideas de los quisieron erradicar nuestros males seculares y encarrilarnos hacia metas mejores haya caído completamente en saco roto: aunque sólo fuera por aburrimiento, o por la inercia del devenir temporal, o por la influencia de unos pocos buenos jugadores, habría sido imposible permanecer en un inmovilismo absoluto. Pero sí podemos constatar que taras endémicas de la comunidad siguen ahí, bien ancladas en nuestro tejido social: el caciquismo y los abusos de las cúpulas o sectas, la desigualdad endémica en el juego y el país, la indisciplina y la corrupción en los asuntos públicos. Y empieza a ser exasperante la pervivencia de tales residuos de la más siniestra antigüedad en las nuevas generaciones en un país que, una vez tras otra, se ve envilecido y sometido sin redención por no ser capaz de resolver las tareas cuya omisión nos precipita, una y otra vez, por algún precipicio en el que luego nos toca lamentarnos amargamente.

Ha llegado el momento de no seguir aplazando la revolución que este país nunca ha terminado de hacer en condiciones. Volver a gastar las energías y el empuje en algaradas irreflexivas, que otorguen a los defensores del statu quo la coartada de presentarse como garantes del orden frente al caos, de la sensatez frente a la irresponsabilidad, de la ley frente a la barbarie, es perder el tiempo de una forma que una comunidad adulto no se puede permitir.

Esto está pasando ya, y es lo que está empezando a cambiar las cosas. Pero debe suceder más, de forma más generalizada e intensa, para negarles de una vez los espacios a quiénes durante mucho tiempo le han estado robando miserablemente el futuro a este país. La revolución no es ese estado de desgobierno en que uno se salta a placer la ley, como más de uno ha soñado siempre por aquí: no es de extrañar que entre nuestros líderes revolucionarios se infiltraran no pocos individuos que bien podrían ser criminales, no muy distintos de los criminales que estaban a su vez infiltrados entre los esbirros del poder, interesados ambos en la posibilidad de no rendir cuentas.

La revolución es, más bien, que a la ley esté sometido todo el mundo. Que todo el mundo cumpla con sus obligaciones cívicas. Que todo el mundo vea sus derechos respetados. Y que, sobre esas premisas, todo el mundo sea libre de decidir su camino, respetando el de los demás y siendo solidario con ellos, tanto en la perspectiva individual como, en un país complejo como es eEspaña, en la perspectiva de la diversidad colectiva. Llevamos mucho tiempo aplazando y pagando las consecuencias de nuestra negligencia. Empecemos a remediarlo de una maldita vez.




Quienes de verdad queremos un cambio en eEspaña debemos unirnos bajo unas siglas comunes. No podemos seguir anteponiendo las marcas a las ideas. Y no debemos unirnos de forma uniformada, es más, debemos evitarlo a toda costa.

Nuestra unión debe ser sobre lo que compartimos: nuestro programa progresista y reformador común, nuestra defensa común de derechos libertades; pero también sobre nuestras particularidades. En la fuerza de la colectividad nuestras reivindicaciones comunes serán más fuertes, pero se fortalecerán todavía más las cuestiones que cada grupo o cada individuo traiga, porque conocerá nuevas voces que se unirán a las suyas. La Unión de la eIzquierda no consiste sólo formar un partido capaz de entrar al TOP5, la Unión de la eIzquierda es la convergencia de muy distintas ideologías, de matices y particularidades. No es que nadie tenga que hacerlo, es que nadie debe renunciar a ninguna parcela, por pequeña que sea, de su ideología, para compartir espacio con los demás. Por eso debemos aceptar la máxima libertad individual, porque ello redundará en beneficio de la colectividad para la que todos trabajamos. Cualquier organización interna entre colectivos con ideas similares debería ser legítima, porque enriquecerán al grupo. Un todo que actuará en consonancia al consenso entre los afiliados.

Esta organización interna de máximo nivel democrático, este respeto y aprecio de la diversidad no deben ser sólo nuestra columna vertebral interior. Deberá ser nuestra primera propuesta para todo el país: democracia, igualdad, fraternidad y diversidad deben ser los pilares para un nuevo resurgir del espíritu comunitario en eEspaña.

Compañeros, nos vemos en ePodemos, desde donde todos juntos crearemos este nuevo partido sobre nuestras más arraigadas ideas. Aquí empieza la verdadera revolución.