ENVÍOS V: El Regreso

Day 1,906, 08:33 Published in Chile Argentina by Faunoskov
¿Cuántos minutos al día le dedicas a la presencia/ausencia??

De la colección ENVÍOS:
1.- Herramientas para una discusión
2.- La voz y el pensamiento
3.- Mujer en pié de guerra
4.- Paseo
5.- El regreso
6.- Campo de batalla
7.- Respuesta a: "...no sé si doscientos o dos mil"
8.- Nada lo vence, todo lo gana





Nota aclatarotia-dedicatoria:

Este artículo está motivado por corresponder a quienes han estado, siguen estando, y de alguna manera estarán aunque yo les falle y no vea su compañía. Gracias y perdón de antemano, y con el antebrazo. A la fidelidad de los pocos que han estado, de aquellos quienes han intimado más allá de la palabra empeñada, a ell@s tod@s la felicidad sea dada en algún momento y de alguna forma siquiera. Y a una sola la felidad. A mí ya se me ha hecho justicia de algún modo, y doy fe de que es necesario esperar en la fe. Al resto, yo creo que al resto la fiesta, el pan, el vino, los días y las noches, nunca les falten. Que el círculo ruede, porque el espiral que podría ser los podría marear.


A quienes entendieron que el camino nos debe consumar en una estela, a los fugaces, una noche para que los vean brillar, y luego el recuerdo.

"ENVÍOS: El Regreso" es un texto que desea marcar un hito, una carta al otro, un sentir, un yo en camino, porque el afecto deja una huella, y la huella es la historia de un camino. ¿Podría haber sido de otra forma? Sí claro, es segunda vez que escribo esto, porque sigo siendo el novato que ha cometido los mismos errores al publicar un artículo, entonces volver a escribirlo denuevo es volver a caminar, volver, ir, nuevamente regresar.

Así que aquí Teillier sería una utopía: "Equivoquémosnos todo lo que queramos / La tierra del desamor no existe".

A los que no dejan de moverse, a los inquietos, a los que encontraron tesoros que dejaron porque no podían llevar más carga que la que ellos mismos son, de ell@s son este tiempo que tomaron estas letras. En lo demás quedo eternamente al debe de esta escritura fragmentada, escindida por lo que viene a continuación.


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Un poema para viajar:



El Regreso - Gabriela Mistral


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Desnudos volveremos a nuestro Dueño,
manchados como el cordero
de matorrales, gredas, caminos,
y desnudos volveremos al abra
cuya luz nos muestra desnudos:
y la Patria del arribo
nos mira fija y asombrada.

Pero nunca fuimos soltados
del coro de las Potencias
y de las Dominaciones,
y nombre nunca tuvimos
pues los nombres son del Único.

Soñamos madres y hermanos,
rueda de noches y días
y jamás abandonamos
aquel día sin soslayo.
Creímos cantar, rendirnos
y después seguir el canto;
pero tan sólo ha existido
este himno sin relajo.

Y nunca fuimos soldados
ni maestros ni aprendices,
pues vagamente supimos
que jugábamos al tiempo
siendo hijos de lo Eterno.
Y nunca esta Patria dejamos,
y lo demás, sueños han sido,
juegos de niños en patio inmenso:
fiestas, luchas, amores, lutos.

Y la muerte fue mentira
que la boca silabeaba;
muertes en lechos o caminos,
en los mares o en las costas;
pequeñas muertes en que cerrábamos
ojos que nunca se cerraron.

Dormidos hicimos rutas
y a ninguna parte arribábamos,
y al Ángel Guardián rendimos
con partidas y regresos.

Y los Ángeles reían
nuestros dolores y nuestras dichas
y nuestras búsquedas y hallazgos
y nuestros pobres duelos y triunfos.

Caíamos y levantábamos,
cocida la cara de llanto,
y lo reído y lo llorado,
y las rutas y los senderos,
y las partidas y los regresos,
las hacían con nosotros,
el costado en el costado.

Mandaban y obedecíamos
con rostro iracundo o dichoso
y el arribo no llegaba
y unas dichas casquivanas
si asomaban, no descendían.

Y los oficios jadeados
nunca, nunca los aprendíamos:
el cantar, cuando era el canto,
en la garganta roto nacía.

Y sólo en el sueño profundo
como en piedra santa dormíamos
y algo soñábamos que entendíamos
para olvidarlo al otro día...
y recitábamos Padrenuestros
a los Ángeles que sonreían.

De la jornada a la jornada
jugando a la huerta, a ronda, o canto,
al oficio sin Maestro,
a la marcha sin camino,
y a los nombres sin las cosas
y a la partida sin el arribo
fuimos niños, fuimos niños,
inconstantes y desvariados.

Y baldíos regresamos,
¡tan rendidos y sin logro!
balbuceando nombres de "patrias"
a las que nunca arribamos.
Y nos llamaban forasteros
¡y nunca hijos, y nunca hijas!

(")


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Un texto con el cual intimar



Amor de la Foto - Patricio Marchant


Una invitación (cita):

"Las fotos circulan y su circulación secreta produce efectos. Las fotos y no los hombres hacen la historia.

Yo soy una foto que escribe.

Al escribir, mando, envío, doy una foto. Pero yo doy una foto sólo porque otra foto en mí decide que yo dé esa foto. Lo que el otro recibe, no depende de mí ni de él. Depende de un juego de fotos. Depende de la Central Internacional de Fotografías, del Comité Central de los Fotógrafos Unidos del Mundo.

(...)

Kafka y Proust practicaban con frenesí ese tipo de especial de fotos, las cartas, para no aproximarme nunca al ser deseado sólo en la distancia.

Yo te escribo una carta y te digo lo mucho que te quiero. En una carta de amor, expongo mi verdad, la verdad. Escribo como déspota de la verdad, pero no soy sino un niño que pide cariño."


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Un video para sentir



Fiesta - Los Bunkers


Para los que quieran seguir en esta fiesta, canción para quienes deseen seguir bailando.


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Una intervención para mirar:

Tiene sentido que hoy me haya encontrado con este viejo librito que había atesorado por gusto, por gusto de (ir y) volver a las notas que escribí un día. (para ver la imagen grande, hazle click izquierdo, o con click derecho "abrir imagen en una pestaña nueva)




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Otro poema para leer:



Un poema de Germán Bravo


Para quien siente un poema, corre el riesgo de que la experiencia del otro sea ahí donde uno trascienda, indentificándose en ésta. El riesgo de dejar de ser tú y yo, sino tan solo lo contrario: nosotros. El poema que hablo por uno, habló por el único, ese que de alguna manera podríamos ser todos si lo sintiéramos.

Y yo ahí me ví, sentí, y callé.
Entonces cité:



(")

EN RIGOR, desconozco mi origen

Sólo recuerdo que al nacer traía ya conmigo al desprecio.
Los hospitales me parecieron sórdidos y mis padres extraños.
De entrada distinguí entre las manos amables de la matrona, las
piernas de las enfermeras y el resentimiento del practicante.


En la cuna me revolvía confundido, padecía frecuentemente de insomnios.
La calle me pareció rápidamente una atractiva amenaza,
las luces me eran misteriosas y me convertí en un gran mirón.

Mi padre, que quiso hacer de mí un soldado para su guerra pronto ganó mis mejores animosidades.
Y mi madre aún lamenta que no fuera lo que ella quiso.

Y así, de a poco andar me quedé solo.
Dios me pareció sucio y ambiguo.


Vagué desde entonces como un mendigo salvaje tras el píloro de los días,
tras el furioso que informaba a cuerpos misteriosamente móviles extendidos sin más destino que su dolor.


Todo ello fue la materia que me llamó.
No entendía el murmullo de las reuniones,
no entendía por qué conversaban,
no entendía por qué no se revolcaban de tanta ausencia.


Luego, los curitas y pasillos que me vieron crecer,
cuando yo engañaba al mundo con mi pelito claro y mi cara de bueno,
cuando yo me creía inmortal y ellos, todos dignos de morir,
yo subía interminable, inmenso, a recoger los racimos que me esperaban,
cuando todos eran opacos para mi paso joven,
poco claros para este tiempo.


Y hoy que ya entré al mundo prohibido,
al secreto jardín de los adultos,
cada vez me parezco más a un opaco mortal
enredado entre papeles,
subsumido en tesis incompletas,
frases a medio hacer.



Ya me he recostado con la muerte,
he conversado con ella de sillón a sillón,
me ha rondado la nada por las almohadas,
conocí la ira, me acompaña como mi pelo,
aprendí a escribir y aquí estamos, más o menos, ¿y usted?


Santiago, julio de 1981

(")



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Un último video para mirar:



Los Colores - Manuel García


Y la letra, que habla por sí sola:


(")

Cuando ella se enamoró
no pensó que el corazón
era rojo para siempre.
Siempre era rojo,
rojo por siempre, no.
No lo pensó, el corazón.

Y lo guardo en un rincón
sin saber si un día el sol
le daría otros colores,
otros colores, otro color,
un día el sol, no lo pensó.

Se despertó un día el sentir
su latir como un tambor
que llamó de muy adentro,
como un lamento,
presentimiento, de algún temblor.
Como un tambor, como un temblor.

Entonces el cielo cambió,
se volvió menos azul
y ella vio que los colores,
no eran amores
que los dolores, del corazón,
bien rojos son.
Bien rojos son, del corazón,
bien rojos son.

(")


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Palabras finales

No hay palabras finales, no hay punto final, no hay silencio
porque cuando pestañeo esta la fe en que todo lo que marca un tiempo
es de alguna manera un hasta pronto


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Quien le escribió:
Faunoskov
Pelotillehue NEWS





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