Dedicado a los que juegan distinto y a alguien: Alma

Day 1,270, 15:41 Published in Bolivia Bolivia by Pura Fruta

Apariencia de cordura es tu repertorio de mentiras que en mis labios adulteran. Eso es el discurso que proclamas sobre tu lecho, lecho que se llama encrucijada, parada de valientes y cobardes. ¿Qué tienes conmigo, desquiciada soñadora? ¿Dejaremos de ser uno por algo de cordura? Tal vez por amor.

¿Y qué te digo pues? ¡Oh! Si pudiera atravesar lo invisible para que exhiban forma mis enemigos y así blandir una espada contra ellos y arrebatarles mi vida. Si el tiempo es angustia y el espacio fatiga, alma, ¿a quién amas? Porque ciertamente desfalleces hoy y cuando el amor se escapa. ¿A quién amas? ¿No has aprendido que amar a dos no es posible?

Si hubiese teoría para que ejerza el amante, si hubiese teoría para que ejerza el soñador, no habrían sido vetados de este mundo. Quisieras alma que te abandonen sobre un texto, sobre una nota o una carta, y yo lo quisiera, para una lágrima escurriéndose en eternidad.

Sea hecho así con mis lágrimas, que llore yo y se escurran ellas todas para eternidad. Que llore yo, que viva y ame. Y que a ella no la alcance la muerte, pero yo, pero el amor. Aunque tal vez la muerte la tenga comprada. ¿Cuál el veredicto? Caiga sobre mi sentencia sino amo para ser correspondido.

He soñado aquello que sobre mi está escrito. He soñado y he olvidado. Y si olvidar por amor pudiera aún más olvidaría. Porque late en mimetismo el recuerdo. Late en historias contadas como fantasía. Embriaga más que el amor la fantasía al que de soledad ha sido herido. Trastorna con cordura para que el mundo no se entere que es un mundo evasivo y a veces evadido. Para que el mundo no perciba que él sufre de locura.

Miedo. ¡Maldito aguijón de la razón que frustras el amor que sueña y no es egoísta! Maldito y condenado entonces yo que soy tú y que no soy sin ti ni tú sin mí. Refugio del hombre, ese es mi nombre, el hombre que haciendo uso de la razón es egoísta y cobarde se sabe a salvo en una cárcel. No sabe extraviarse en la aventura de amar.

¡Despierta amor! ¡Despierta! O he de buscar a otro, una mano que acaricie mi cuerpo. Pero ya no serás tú como suave brisa que alborota mi alma y pone a mis entrañas en una fiesta de fuego donde vuelan ligeras como mariposas.

¡Desaparece miedo! Que el amor verdadero no entiende de imposibles. Pero eres yo y amar es mi razón de ser. ¡Vaya contraste! Negarme a mi mismo para ser yo en verdad. Ser aquel que desconozco y que una vez despierto se hace héroe. Es que no lo conozco ni él a mí, sino que me han contado que si duermo él despierta. Yo vivo cual herido al cuidado de doncellas, él en cambio monta un corcel y las rescata para si y para mí.

¿Pero cómo duermo cuando el tiempo corre porque me persigue y la persecución es para mi angustia? De no sentirme víctima, de sentirme a salvo, mi alma tendría reposo. A salvo estoy cuando en vez de cobarde, vestido de amor enfrento a la vida, pero… ¡Maldito aguijón de la razón! Miedo, condena que me hace ajeno al mundo pero ajeno también a la vida que el mundo regido por la monotonía tirana que al servicio del egoísmo nos hace a todos mediocres.

La culpa es de todos, porque nadie es solución. Tres hablando en un monologo sin consenso: el deseo, la consciencia y el tirano. Y el absurdo más grande son las ropas que visten, los papeles con que juegan. El tirano es un cobarde poderoso. Poco sabemos de la consciencia porque la tenemos amordazada. Y el deseo, con grilletes pero sin cadenas se siente preso y estando dormido habla y discute, narra bellas historias que vive soñando, utopías no son, pero no hay quien se aventure en tales hazañas que solo demandan amor. Los tres son tan míos y tan ajenos. No soy yo, no caigo en cuenta pero no soy yo. ¿Cómo puedo ser? Nadie puede ser sin libertad. La libertad tiene precio de sangre. Libertad y amor son sacrificio.

Miedo. Decimos que no te tenemos. No te tenemos, te vivimos a diario. ¡Maldito aguijón de la razón! Eres un tirano poderoso. Espero equivocarme, a veces quiero equivocarme, evidenciar que tan tonto puedo ser y darme cuenta de lo errado que estuve, tener días como un paria en la sociedad y volver a la ingenuidad de un niño para que me enseñes.