Concurso Hummungus de relatos de terror.

Day 2,488, 16:36 Published in Spain Australia by bulla


Publico el relato del traidor de Corchuela:

Vida Mustia eRepublikana.

Desciende por una cuesta, la efigie perturbada de un sueño roto; con mirada dulce y expresión de diablo, gran fierro en la mano, sin corazón, ni en sus venas sangre.
Por la cuesta brota como un torrente litros de sangre, de la misma sangre de la dulzura. Una sangre que corre por las venas del mustio, que recorre la cara y nace de las lágrimas.
La vida se escapa, se va acabando. La vida se va. Es algo nauseabundo, espantoso, decrépito, un sentimiento inexpugnable que se parapeta en un corazón destrozado.
Una fortificación impenetrable. Una promesa rota, un adolescente que se rinde, una juventud perdida, una navajá trapera, una maldición calé, un jugador destrozado, un alarido desgarrado; y otra vez, un río compuesto de sangre.
Una tortura sin igual, una pelea perdida, una rebelión fracasada, un miliciano aplacado, un político noqueado. Perros hambrientos, cubos de basura en batallas grises, indeseables, malolientes.
Oscuro cantar en los partidos, donde el cáncer pasea, y a la orden del día está la muerte. Unos gobiernos corruptos, la gente muere por debilidad extrema, las represalias son exageradas y los jugadores tienen miedo de salir del anonimato a crear un periódico. La destrucción está a la orden del día. Es el país de la agonía.
Grandes viseros, llenos de oro, ofreciendo la manzana prohibida, fruta del paraíso, que trae la condena eterna de todos aquellos que la muerdan. Castigo de Plató, gente que tenía una oportunidad, una vida, y la han perdido.
Arrastrándose por los irc, los opresores te observan, están ahí; está prohibido buscar una alternativa, está prohibido pensar, está prohibido sugerir, está prohibido vivir. Si lo intentas, mueres.
Solo te puedes encerrar, y esperar esas pequeñas dosis de energía de vida que te obligan a consumir para no morir. El deseo de sucumbir es más grande que el de buscar una mejor vida, ya se han rendido, ya no quieren rascar la tierra en busca de trufas, prefieren la superficie de los venenosos hongos más fáciles de encontrar.

La felicidad se postró ante la facilidad.