La Revolución Liberal Restauradora ¡Gochos arrechos y redundo!

Day 2,859, 18:34 Published in Venezuela Venezuela by AlRod017

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Hoy les vengo con Venezolanos arrechos, de aquellas épocas de caudillismo donde el bando de conservadores y liberales peleaban por la silla de poder de Venezuela, sin mas que decir eh aquí la historia.

La Revolución Liberal Restauradora ¡Gochos arrechos y redundo!


El de la izquierda Juan Vicente Gomez y a su lado Cipriano Castro.

De los legalistas a los restauradores hubo mucho plomo en la brecha
Una Venezuela al mando del Presidente Ignacio Andrade, conocida marioneta del General Joaquin Crespo. Un País sumido en el más grave atraso, corrupción, insalubridad, sufriendo la presencia de caudillos regionales y saliendo de guerras sin sentido que casi partieron la nación en territorios independientes clamaba urgentemente por una rebelión.

En Caracas una sociedad afrancesada, superficial y narcisista, que había quedado producto del Guzmancísmo se hacía de la vista gorda ante los graves problemas existentes en el resto del territorio nacional, así como de la inminente rebelión que ya se fraguaba desde los andes contra el tambaleante gobierno de Andrade.
Por su parte en Colombia, un exiliado y perseguido Cipriano Castro, nacido en Capacho Viejo del Táchira, sentaba las bases de una revuelta cuya intención sería la de poner orden de una vez por todas en el país, que se debatía entre los caudillos regionales, las guerrillas de vándalos y la muerte por pandemias.
Castro quien era un conocido político, diputado, General del derrocado presidente Raimundo Andueza Palacios y enemigo a muerte del General Crespo, perseguido, rencoroso y en el exilio, reunió un grupo de 57 hombres llamados “Los sesenta” con quienes cruzó desde el Norte de Santander en Colombia el Río Táchira con rumbo hacia Capacho y San Cristóbal.
Andrade, quien era ficha en el tablero de Crespo, se tambalea en el poder al no tener a su principal protector. El presidente merideño era un hombre sin talento militar, ni mayor popularidad, su torpeza en las decisiones contra la rebelión tachirense lo harán perder el apoyo de muchos de sus Generales.
Por su parte los sesenta en su llegada a Capacho logran reunir un contingente de 1500 campesinos en armas, con quienes en una gesta heroica y contra todo pronóstico, derrotan al ejército oficialista a machete, caballo y mula en distintas batallas, fijando rumbo directo a la capital del país.
Luego de que el General rebelde lee su proclama, los 1500 aguerridos hombres entre los cuales se encuentra un comerciante de ganado llamado Juan Vicente Gómez, toman rumbo a San Cristóbal, donde los espera el General Juan Pablo Peñaloza para darles guerra.

¡Ni se amilanan, ni retroceden!


Los "Chacharos" valientes y aguerridos hombres andinos que lucharon en la revolución liberal restauradora derrotando al ejercito nacional, fueron guardia personal de Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez

Castro y Gómez mueven sus fichas, deciden que en vez de atacar San Cristóbal, destruirán al ejército de apoyo que llegará para reforzar a Peñaloza, dando como resultado tres triunfos consecutivos a los rebeldes en los combates de Toconó el 24 de mayo, Las Pilas el 27 de mayo y la Batalla del Páramo del Zumbador el 9 de junio. Luego de esto, sitia a San Cristóbal durante veinte días del 23 de junio al 12 de julio de 1899, pero abandona esta posición cuando se entera de la proximidad de un poderoso ejército de 5.000 hombres al mando del general Antonio Fernández.

A pesar de la superioridad numérica del ejército gubernamental, Castro en una proeza napoleónica logra derrotarlo en el combate de Cordero el 28 de julio, gracias a su conocimiento de la región y a las dificultades que ofrecía el terreno de los páramos y espesos bosques tachirenses a soldados procedentes del centro del país.

Tras esta importante victoria, Castro toma la decisión de marchar hacia Caracas por la ruta de Mérida y Trujillo. Sin embargo, antes de salir de los Andes sale victorioso en un enfrentamiento con el general Rafael González Pacheco en Tovar el 6 de agosto, y toma Valera el 15 de agosto de 1899, donde no encontró mayor resistencia.

En su ruta hacia Caracas Castro libra el combate de Parapara, Carora, derrotando una vez más a las tropas del gobierno y capturando un cañón Krupp. Después de flanquear la ciudad de Barquisimeto, su ejército aumenta gracias a la incorporación de dos batallones procedentes de los alrededores de Nirgua sitia y captura la ciudad, la cual cae el 9 de septiembre.

Ante el avance incontenible del contingente tachirense y demás tropas, Andrade reorganizó el ejército con la intención de derrotar a éste en un combate final. En consecuencia, sale de Valencia un contingente de 5.500 hombres al mando del ministro de Guerra y Marina, el general Diego Bautista Ferrer, secundado por el general Antonio Fernández.

Aunque el ejército gubernamental tenía grandes posibilidades de derrotar a Castro, las desavenencias entre Ferrer y Fernández, condujo a la derrota de Tocuyito el 14 de septiembre de 1899, donde sufrieron 1.000 bajas. Después de vencer este obstáculo en su marcha hacia Caracas, Castro de dirige el 16 de septiembre a Valencia, donde se comienzan a producir las negociaciones políticas que pronto lo llevarán al poder.

Finalmente, gracias a las desavenencias personales entre los Generales de Andrade, el 23 de octubre de 1899, entra Cipriano Castro a Caracas, iniciando el gobierno de la Restauración Liberal y comenzado la etapa de la hegemonía andina ininterrumpida por casi 50 años.

Frente a las tropas andinas los capitalinos pasaban apurados y arrugaban la nariz, y es que los caraqueños del 1900 no ganaban para sustos, viviendo en una Caracas con 90 mil habitantes, en el esplendor de los grandes vestidos, sombreros elegantes, bastones y bigotes, pero con la presencia de los invasores, aquellos campesinos armados de tierras lejanas, llenos de tierra, con el olor rancio de la guerra, la pobreza, la sangre y el destierro.


Entrada triunfal de los Tachirenses en Caracas luego de la Revolución Restauradora. 1899

Sigan la ordenes de sus unidades correspondientes y nunca olviden Unidad, Unidad y Unidad.

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Se despide Alrod.