De cómo el dinero se rebeló

Day 3,720, 16:27 Published in Spain Spain by Don SocratesGroucho

Llevo 38 millones en el asiento trasero del vehículo. Soy el líder del mayor banco del país, uno de los 3 permitidos por la LEN, la ley económica nacional. Siempre fuimos el mayor banco, quizá eso nos hizo salvarnos de la quema. No corrieron la misma suerte los grandes ejecutivos del banco.

Eso ha provocado que un ermitaño como yo, haya acabado como cabeza visible de un banco que, en el pueblo llano, se conoce como el banco libre. ¿Por qué?



Es sencillo, de los tres bancos, uno de ellos fue creado tras la LEN, el anterior, era quien les financió en el momento de su alzamiento al poder. No se les puede negar su inteligencia, quien controla el dinero, controla el poder. Es por ese motivo que era una tarea estúpida acabar con nuestro banco. Controlabamos el 42% del movimiento bancario y el mantenernos semi al margen en el conflicto eran un caramelo demasiado goloso.

Hubo cientos de reuniones y cambiamos al CEO de la compañía 22 veces hasta que salió nuestro nombre en el decreto. En realidad todo se resumía a eso, quien lideraba la compañía porque realmente, no es que cambiáramos al CEO, más bien ocurrió que no salió de la reunión, ya sea camino a la gran prisión de Murcia o con los pies por delante. Algunos si salieron, con la condición de tomar un avión lejos del país.



Tras ello, nombraron a Gabino, que no era muy dado a criticar la política en general. Él era un gran economista y a ellos, por supuesto, le importa el dinero, que como bien saben, llevan bien estabilidad, por lo que trabajó por que eso fuera así.

Sólo había un problema, el dinero que entraba en el banco si que buscaba hacer caer al gobierno gris en sus primeros meses. Por aquel entonces ya me habían llamado a mí, a mis 78 años, para encargarme del nuevo producto estrella, los micro-créditos para personas mayores.

Me pusieron al frente por mi pasado, había sido durante muchos años el gurú económico del país. Mis libros llenaban las librerías como si el último best-seller se tratase. Salía en los medios a diario y los diferentes gobiernos, de uno u otro signo político, solían consultarme sus planes. Pero un día me cansé de todo. Y acabé en un cortijo de Ávila. Hasta ese día. No me lo esperaba, no puede decirse que haya abierto la boca para decir algo positivo de esta nueva forma de gobernarnos, pero quizá es eso, era el único que quedaba libre con algo de idea sobre economía que no había nada contra el gobierno. Por eso creo que Gabino me llamó.

A los pocos meses también cayó Gabino y fue sustituido por el encargado de las transferencias con el extranjero, Raúl, un tipo sin escrúpulos, que cumplió el artículo 4.21 de la ley, que bloqueaba las cuentas de personas las cuales el gobierno no tenía controladas.

Nadie le soportaba en la sede central. Era un topo del gobierno. Y fue así como se llenó de hombres grises todas nuestras oficinas. Algo debíamos hacer.



Y así fue como me tocó a mí. El resto del consejo de dirección tomó la determinación de jugarse el cuello. Le tendimos una trampa y pudimos ver como se lo llevaban los hombres. No sabemos nada más de él. No es que me enorgullezca de ello, pero caíamos como moscas.

Mi primera decisión fue anunciar a bombo y platillo que yo era el nuevo lider del banco, al fin y al cabo, la gente aún se acordaba de mí y un gobierno inteligente no fulmina líderes del pensamiento. Por lo que me llené de valor y expulsé a los hombres grises de todo territorio del banco. Aquí sigo, de vez en cuando me llega un tick rojo de aviso, pero hace tiempo que esa lucecilla está tapada con esparadrapo, por lo que no sé cuando lo hago “MAL”.



Hoy voy a una reunión secreta, de esas que se formaban en los comienzos de esta era ominosa. Así, con todo el poder que me otorga el cargo. Mi osadía me puede pasar factura algún día, pero tengo mucha edad para que eso me afecte. Y quizá sea más útil muerto que vivo.