5 cuentos con moraleja

Day 2,478, 09:47 Published in Uruguay Argentina by Nanos1

• Contemplando el peligro
El discípulo le dijo a su maestro:
—He pasado gran parte de mi vida viendo cosas que no debía ver, deseando cosas que no debía desear, haciendo planes que no debía hacer.

El maestro invitó al discípulo a dar un paseo. Por el camino señaló una planta y le preguntó a su discípulo si sabía lo que era.

— Belladona. ¡Puede matar a quien coma sus hojas!

— Pero no puede matar a quien se limite a contemplarla. De la misma manera los deseos negativos no pueden causar ningún mal, si tú no te dejas seducir por ellos.
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• El muchachito de mal carácter
Esta es la historia de un muchachito que tenía muy mal carácter. Su padre le dio una bolsa de clavos y le dijo que cada vez que perdiera la paciencia, debería clavar un clavo detrás de la puerta. El primer día, el muchacho clavo 37 clavos detrás de la puerta. Las semanas que siguieron, a medida que él aprendía a controlar su genio, clavaba cada vez menos clavos detrás de la puerta. Descubrió que era más fácil controlar su genio que clavar clavos detrás de la puerta.

Llegó el día en que pudo controlar su carácter durante todo el día. Después de informarle a su padre, éste le sugirió que retirara un clavo cada día que lograra controlar su carácter. Los días pasaron y el joven pudo anunciar a su padre que no quedaban más clavos para retirar de la puerta.

Su padre lo tomó de la mano y lo llevó hasta la puerta. Le dijo:
—Has trabajado duro, hijo mío, pero mira todos esos hoyos en la puerta. Nunca más será la misma. Cada vez que tú pierdes la paciencia, dejas cicatrices exactamente como las que aquí ves.
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• Las siete maravillas del mundo
Un grupo de estudiantes de geografía estudiaba las Siete Maravillas del Mundo. Al término de la clase se les pidió hacer una lista de las que ellos consideraban deberían ser realmente las Siete Maravillas del Mundo.

A pesar de algunos desacuerdos, la mayoría votó por lo siguiente: Las Pirámides de Egipto, El Taj Mahal, El Gran Cañón, El Canal de Panamá, El Empire State, La Basílica de San Pedro, La Muralla China.

Mientras se hacía la votación el maestro notó que una estudiante permanecía aún callada y no había entregado aún su lista. Así que le preguntó si tenía problema para hacer aún su elección. La muchacha tímidamente respondió:

—Sí, un poco. No podía decidirme pues son tantas las maravillas.

El maestro dijo:
—Bueno, dinos lo que has escrito y tal vez podamos ayudarte.

La muchacha titubeó y después leyó:
—Creo que las Siete Maravillas son: Poder tocar, poder saborear, poder ver, poder escuchar...

Titubeando un poco continuó:
—Poder sentir, poder reír y... poder amar.

Al terminar de leerlas el salón de clase quedó en un silencio absoluto. Ella tenía toda la razón. Ésas eran realmente maravillas…y no las que ellos habían elegido.
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• El niño y el yogui
Un niño de corta edad jugaba con un barquito en un estanque. Estaba totalmente absorto en su juego. Un yogui que pasaba por el lugar se acercó a él y comenzó a hablarle y hacerle preguntas. El niño estaba ensimismado con su barquito que ni siquiera reparó en la presencia del adulto.

Entonces el yogui se postró ante él y dijo:
—Tú eres mi maestro. Ojalá que cada vez que me siente a meditar pueda estar tan concentrado como tú dirigiendo mis pensamientos al Ser Supremo y que, como te sucede a ti, nada pueda distraerme.

Los seres humanos podemos aprender de la persona que menos nos imaginamos.
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• No hay que discutir con los niños
Un día una niñita estaba sentada observando a su mamá lavar los platos en la cocina. De pronto notó que su mamá tenía varios cabellos blancos que sobresalían entre su cabellera oscura. Miró a su mamá y le preguntó inquisitivamente:
—¿Por qué tienes algunos cabellos blancos, mami?
Su mamá le contestó:
—Bueno, cada vez que haces algo malo y me haces llorar o me pones triste, uno de mis cabellos se pone blanco.

La niñita se quedó pensativa por un rato y luego dijo:
—Mami, ¿por qué TODOS los cabellos de mi abuelita están blancos?

A los niños hay que decirles la verdad, porque son demasiado inteligentes para creer las mentiras que dicen los adultos.

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