3 DE ENERO DE 1833: USURPACIÓN DE LAS ISLAS MALVINAS ARGENTINAS. (LAS DUDAS INGLESAS).

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"He revisado todos los papeles relativos a las Falklands. De ninguna manera encuentro claro que alguna vez hayamos sido titulares de la soberanía de dichas islas". (Duque de Wellington, en 1834, siendo Primer Ministro de Gran Bretaña).

Numerosos estudiosos y juristas británicos coincidieron luego con el célebre vencedor de Napoleón en Waterloo: en 1910 el titular del Departamento América del Foreign Office, Sidney Spicer, escribió "...la actitud del gobierno argentino no es enteramente injustificada y nuestra acción ha sido algo despótica"; un año después el secretario asistente del Foreign Office, R. Campbell, se preguntaba "quién tenía el mejor derecho al tiempo que nosotros anexamos las islas. Yo pienso que el gobierno de Buenos Aires [...] Nosotros no podemos hacer fácilmente un buen reclamo y astutamente hemos hecho todo lo posible para evitar discutir el tema en la Argentina"; en 1928 el embajador británico en Buenos Aires, sir Malcolm A. Robertson señaló en una carta privada que "las reclamaciones argentinas a las islas Falkland en ninguna forma son sin fundamentos", e insistía en otro documento que "el caso inglés no es lo suficientemente fuerte como para afrontar una controversia pública"; en 1930 se pudo leer en la página 390 de la obra The canons of international law: "Los británicos ratearon las Falkland en 1833"; en 1936 el consejero legal de la cancillería inglesa, George Fitzmaurice, señaló: "Nuestro caso posee cierta fragilidad" y aconsejaba lo que finalmente se hizo: "Sentarse fuerte sobre las islas, evitando discutir, en una política para dejar caer el caso"; en el mismo año John Troutbeck, alto funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores británico escribió: "...nuestra toma de posesión de las islas Malvinas en 1833 fue tan arbitraria [...] que no es por tanto fácil de explicar nuestra posición sin mostrarnos a nosotros mismos como bandidos internacionales". Estos son sólo algunos testimonios. Existen muchos documentos lapidarios más, pero fueron retirados del Archivo Público Oficial (P.R.O.) en abril de 1982, al tiempo que Thatcher declaraba: "siempre hemos sido asesorados sobre que los derechos británicos son firmes como una roca". Los documentos en cuestión deberían ser desclasificados en el año 2015.
(Armando Alonso Piñeiro, "Historia de la guerra de Malvinas", Buenos Aires, 1992, pp. 12-14)


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3 de Enero de 1833: Usurpación de las Islas Malvinas.

El 3 de enero, son usurpadas las Islas Malvinas. El comandante Onslow, de la Corbeta Clío, tomó posesión de Puerto Soledad. El día 5, el pequeño buque argentino Sarandí, se retira hacia Buenos Aires. Mientras tanto, luego de haber arriado la bandera argentina de las islas, Onslow, iza la bandera inglesa. Carente de otras órdenes, el capitán inglés abandona Puerto Soledad, y deja en custodia de la bandera, al escocés Dickson.

El día 3 de enero el Tte. Cnel. José María Pinedo, al mando de la Corbeta Sarandí, intenta impedir dicho acto de agresión, pero se ve superado en número. Los piratas (británicos) eran tres veces superior al número argentino, ya que los ingleses que acompañaban a Pinedo se negaron a luchar contra su bandera. Por lo tanto eran solo 14 soldados y otros 10 civiles sin armas. Por ese motivo, Pinedo no tuvo otra alternativa que rendirse.

Por este acto, Pinedo fue sancionado por el Consejo Supremo de Guerra y Marina. Según el art. 41 del Código Naval, todo Comandante de guerra debe defender su pabellón de cualquier superioridad con que fuese atacado, con el mas valor y nunca se rendirá a fuerzas superiores sin cubrirse de gloria en su gallarda resistencia...

Mas allá de la decisión de Pinedo, los británicos en este día pero hace 172 años, nos han usurpado una pequeña pero querida parte de nuestro territorio nacional.

El día 15, llega el buque Sarandí a Buenos Aires. Ese mismo día el gobierno realiza una protesta al encargado de negocios británico, quien niega los hechos.

Una circular del 23 de enero, comunica a las "repúblicas americanas", el atentado cometido por Inglaterra. La nota produjo un amplio silencio de parte de los países del continente, y el Annual Register de 1833, felicitaba a los Estados Unidos por mantenerse callado, ante las quejas del "débil".

El 24 de abril, el representante argentino en Londres, Don Manuel Moreno, presentó una queja ante la corona británica, que reiteró el 17 de junio, en una extensa y documentada memoria de protesta.

LA INVASIÓN

En agosto de 1832 el primer ministro británico, lord Palmerston, por sugerencia del Almirantazgo británico, ordenó enviar al contraalmirante Thomas Baker, jefe de la estación naval sudamericana, la orden de tomar el control sobre el archipiélago.

El 20 de diciembre de 1832 arribó a Puerto Egmont la corbeta británica HMS Clio y su capitán John Onslow tomó posesión formal. La tripulación se abocó a reparar las ruinas del fuerte. Unos días más tarde la nave ancló frente a Puerto Soledad. El comandante Onslow informó a José María Pinedo que se disponía a tomar las islas, y le ordenó que arriara la bandera argentina al día siguiente:
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Debo informaros que he recibido órdenes de S.E. el Comandante en Jefe de las fuerzas navales de S.M.B., estacionadas en América del Sur, para hacer efectivo el derecho de soberanía de S.M.B. sobre las Islas Malvinas.

Siendo mi intención izar mañana el pabellón de la Gran Bretaña en el territorio, os pido tengais a bien arriar el vuestro y retirar vuestras fuerzas con todos los objetos pertenecientes a vuestro gobierno.

Soy, Señor, vuestro humilde y muy obediente servidor.

J. Onslow
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Pinedo estaba en inferioridad de condiciones: contaba con un buque (la goleta Sarandí) de capacidad bélica mucho menor, y la mayoría de su tripulación era de origen británico. La legislación británica contemplaba el delito de alta traición para los nativos de ese país que se alzaran contra la corona. La mayoría de los hombres dijo estar dispuestos a combatir, pero la resistencia fue insuficiente. De los 26 soldados 9 estaban encadenados por motín.

Los británicos desembarcaron en la mañana del 3 de enero de 1833, primero izaron su bandera y luego arriaron la argentina. Dos días después Pinedo abandonó las islas a bordo de la Sarandí llevando consigo a un grupo 11 colonos. Sin embargo, quedaron en las islas 22 colonos de la colonia del gobernador Luis María Vernet, entre ellos 13 argentinos.

LA SUBLEVACIÓN

En las islas crecía el descontento entre los criollos, en su mayoría gauchos y charrúas. Se les había prohibido viajar a Buenos Aires, y el capataz Jean Simon, apoyado por el ex mayordomo de Luis Vernet, Matthew Brisbane, y con la excusa de la ocupación británica, intentaba extenderles las ya pesadas tareas campestres, entre otros excesos de autoridad. Además seguían recibiendo por toda paga los vales firmados por el ex gobernador, que no eran ya aceptados por el nuevo responsable de almacenes, el irlandés William Dickson.

En desacuerdo con la nueva situación, un grupo de ocho rioplatenses se sublevó el 26 de agosto de 1834 bajo el liderazgo del gaucho entrerriano Antonio Rivero (apodado Antook por los ingleses). Ellos eran: Juan Brasido, José María Luna, Luciano Flores, Manuel Godoy, Felipe Salazar, Manuel González y Pascual Latorre.

Estos rebeldes estaban armados con facones, espadas, pistolas, boleadoras y viejos mosquetes, en contraste con las pistolas y fusiles con los que contaban sus oponentes. Tras una serie de breves ataques contra individuos de la colonia de Vernet, fueron muertos Brisbane, Dickson, Simon, Ventura Pasos y Antonio Vehingar, los rebeldes tomaron la casa de la comandancia. Impidieron el izado de la bandera británica durante los siguientes cinco meses. Según algunos relatos habrían izado el pabellón argentino.

Confinaron a los colonos criollos y británicos no sublevados en un islote, del cual fueron rescatados por el barco británico Hopeful. En octubre amarraron en Puerto Luis otros barcos británicos, cuyas tripulaciones no intentaron enfrentarse a los gauchos.

Dos meses después, el 9 de enero de 1834, arribaron a la isla Soledad dos naves del Reino Unido: la HMS Challenger, con el teniente Henry Smith a bordo, y la HMS Hopeful. Inmediatamente izaron la bandera británica. Smith asumió al día siguiente el título de oficial a cargo y ordenó la persecución de los sublevados: Luna fue el primero en rendirse. Los restantes, muy superados en número y armamento, optaron por retirarse al interior de la isla. Para comienzos de marzo la rebelión ya estaba controlada y el propio Rivero encarcelado. Estudios posteriores dudan de estas versiones.

Se les inició un proceso en el buque HMS Spartiate, de la estación naval británica de América del Sur. Por motivos no bien documentados el almirante británico no convalidó el fallo y ordenó que Rivero y los suyos fueran liberados en Montevideo. El tribunal se había declarado incompetente debido a que los crímenes ocurrieron en una colonia británica, y por tanto fuera de la jurisdicción de un tribunal puramente inglés.

Smith centró sus esfuerzos en restaurar el establecimiento de Puerto Luis, al que renombró Anson's Harbour. Fue sucedido por los tenientes Robert Lowcay en abril de 1838 y John Tyssen en diciembre de ese mismo año. Estas autoridades negaron a Vernet sus reiteradas solicitudes para volver a asentarse en las instalaciones de las que era dueño, con el argumento de que se trataba de un intruso[cita requerida]. Finalmente, tras una visita a Londres, obtuvo una escasa compensación monetaria por la pérdida de sus caballos, pero se le negó una ampliación de la indemnización por los demás daños.-