Fin de semana aburrido

Day 1,888, 09:45 Published in Spain Spain by Arribabajoizqui

Hola a todos. Hoy vengo con un nuevo artículo tras estar este fin de semana con artículos de café.
De nuevo vuelvo a las andadas. A quejarme, que es lo que mejor se me da.

Estando en una resistencia no se puede actuar solo. Así que agradezco a todos mis suscriptores (Que casi ya llegan a la centena) sus lecturas, sus comentarios dándome ánimos con mi proyecto y sugiriéndome que me ponga un avatar, otros incluso han rellenado la encuesta que creé a los cuales también estoy muy agradecido.

Acabo de instalarme en mi pequeña oficina de la resistencia. Como soy un jugador Nóvel y sin actuales patrocinadores de en verga dura trataré de hacer todo mi camino desde abajo y peleando por cada paso hacia adelante. A ser posible con el apoyo de todos vosotros.
Por lo pronto, mi oficina está camuflada en un pequeño puesto de frutas junto al puerto. En el cual ya he conseguido instalar un par de estanterías en las que colgaré todos los artículos relevantes desde que llegué a este mundo.

La vida en el puesto de fruta no está nada mal. Desde que tengo agua y corriente eléctrica, me puedo preparar café todos los días. Y además las frutas al pudrirse revelan un aroma embriagador.
Sin embargo, aún no me cabe la silla dentro del puesto y he de dormir acurrucado entre las piñas.
Tras colgar un cuadro en la pared interior del puesto salí a la calle a ver como iba todo por aquella zona en la que me instalé.

Creí que sería una zona tranquila. Sin embargo todo el mundo estaba revolucionado a mi alrededor, o al menos miraban todos con cara de sorprendidos un cartel pegado a una esquina. En el se podía leer: “Marchamos sobre Canadá”
Tras la sorpresa inicial, comenzaron a verse caras de aprobación “Ya era hora” “Por fin podemos acabar con la sobreproducción”
Tras ese par de comentarios, la gente empezó a dispersarse y meterse en sus casas. Yo me quedé junto al cartel. Después de todo, llevaba todo el fin de semana metido en aquel puesto de fruta y necesitaba estirar las piernas.
Así que me dirigí al puerto. En el ví más actividad de la usual… Unos cuantos cargueros más y cañones más pesados de lo que se estaban viendo los últimos días. Pero tampoco se veía que apareciera una gran fuerza para la lucha.
Me acerqué a un operario del puerto que salía y le pregunté “¿Esto es todo? ¿Con esto lucharemos contra Canadá?”
A lo que el hombre me respondió. “Bueno, no está nada mal, después de todo, solo es Canadá ¿Qué podemos esperar de los canadienses después de todo?”
Tras decir esto, se largó.
Así que seguí caminando a lo largo del puerto encontrando lo mismo en todos los lados.
De modo que salí del puerto y me dirigí a las oficinas de prensa. A ver que se cocía por ahí... Y nada de nada. Poco se mencionaba del tema. Parecía que todo estaba muerto. Salí de las oficinas. Después de todo, las rotativas llevaban toda la semana echando humo.
Salí de las oficinas, y entré a un bar. Me senté en la barra, quería hablar pero solo estaba el camarero.
Al entrar me recibió con su típico saludo: “¡A VER CUANDO NOS PONEMOS UN AVATAR!” Le reí la gracia. Después de todo, si quería hablar con el no podía empezar con un desafío.
“¿Lo de siempre?” Me preguntó –Si, por favor. Fue mi respuesta.
Comenzamos una charla de trivialidades de esas que se suelen decir antes de comentar las cosas “¿Hoy tampoco vas a la guerra?”-“No, soy pacifista, ya sabes”….
Tras esto, quedamos en silencio. Y puso la radio. Como siempre, noticias sobre la guerra. Por lo visto nuestros veteranos dominaban la situación con facilidad mientras que a los novatos les costaba dominar un poco la situación.
Sin embargo, no era de extrañar. Pese a todo nuestras fuerzas les superaban en número. No había de qué preocuparse hoy.
Poco a poco pasaron las horas sin que pudiera otear nada interesante, nadie por la calle a quién saludar, El camarero cansado y yo sin saber que hacer.
Un rato más tarde, ya con la radio apagada y un par de cervezas a medias, el camarero me dio las llaves del local y dijo: Cierra cuando te vallas, yo ya me voy a la cama.
Rechacé la oferta. Después de todo, para mi había sido un duro fin de semana, decorar todo mi puesto de frutas y conseguir armar esas malditas estanterías, me tuvo ocupado toda la noche y tenía la espalda hecha polvo. Me levanté de la silla y salí. Me despedí del camarero mientras bajaba la reja y me fui.
Después de todo, en días como hoy en los que parece que el mundo se pone en tu contra cuando quieres hacer algo, lo mejor será dejarte doblegar. Por que cuando no ocurre nada, lo mejor es echarse a dormir.


Encuesta del periódico
Desde la resistencia. Un saludo: Arribabajoizqui