El síndrome de Piltdown.

Day 2,542, 06:13 Published in Spain Cuba by Hummungus

Se conoce como “hombre de Piltdown” al batiburrillo de restos óseos que constituyó uno de los mayores fraudes científicos del siglo pasado. Allá por 1912 se presentó a la comunidad científica un conjunto de fósiles atribuidos a una misma especie homínida de remotos tiempos prehistóricos. Estos restos eran, a saber (entonces no lo sabían): una mandíbula que hoy sabemos que probablemente perteneció a un orangután, algunos dientes simiescos y el cráneo de un sapiens -si mal no recuerdo- de época medieval, todos conveniente tintados para darles una coloración uniforme.

Se proclamó que se se trataba sin duda del “eslabón perdido” entre el mono y el hombre y tuvo que pasar más de cuarenta años para demostrar el engaño. Gran parte del éxito del bulo se debió a que se ajustaba a ideas preconcebidas en aquella época sobre la evolución humana. Se daba por hecho que el “eslabón perdido” tendría una capacidad craneana casi moderna con una serie de rasgos simiescos. Hoy sabemos que en la evolución otras características humanas preceden al desarrollo craneo-encefálico, por ejemplo el bipedismo.

Una vez que hemos centrado el tema wikipédicamente es hora de ir al grano. Cambiemos pues a una calavera más cercana y hablemos ahora del eslabón perdido entre la rana y el hombre: reinlein. Y es que si cuando en un cuento de hadas besas a su pariente el sapo aparece un príncipe, aquí cuando lees a la rana el que se presenta es reinlein. Es entonces cuando se vuelve apreciar otra vez la extraña morfología de la quijada, soporte óseo de la fonación y del bel canto, puente levadizo del receptáculo de la lengua atrevida y desatada. Hay algo que no termina de encajar en el conjunto de fósiles que proyectan espectrales las letras del batracio: mandíbula y cráneo inflamados.



Hay algo aterrador en ese viejo maxilar en llamas que se adivina ante nuestros ojos cuando el animal se humedece y expele sus babas croando “contextualismo” (confundiendo contextualismo con contexto igual que siempre hizo al proclamar como respeto su peculiar respetismo). Se aprecia de lejos que el soporte inferior de la dentadura debe ser de una especie distinta a la de la caja de su encéfalo. Alguien las ha juntado a posta y hay algo fraudulento, porque si esta rana desciende del hombre, es de un hombre que profesaba el síndrome de Piltdown, que jugaba y sigue jugando al rompecabezas de sus huesos, ahora pintados de verde: una mandíbula para llenarse la boca de "contextualismo" y un cráneo que finalmente le sirvió para borrar su propio contexto.


¡Un poco de por favor!