Cartas a Claudia

Day 1,851, 01:56 Published in Spain Spain by Arribabajoizqui


Cariño, Amiga mía, Claudia hace mucho que no hablamos, pero esto ha de cambiar, en breves los dos volveremos a juntarnos como siempre hemos querido.

Este país es un ser terrible, que desgasta a sus habitantes hasta la saciedad, que no deja la felicidad más de un momento que te obliga a acatar el sufrimiento, es tal el castigo que me obliga a sobrellevar este país que me ha sido imposible siquiera intentar ponerme hasta ahora en contacto contigo y... ¿Qué te voy a decir? yo ya he cumplido las 65 primaveras, y desde que no te veo, he envejecido todas juntas y he quedado para el arrastre. Aunque hace mucho que no te vea, tú para mi siempre serás mi amor, siempre conmigo aguantándome, y yo a ti, faltaría más. nuestros juegos de enamorados son la chispa que siempre me animó a vivir pasara lo que pasara.
Quizás todo el resto de mi vida haya estado basada solo en esos recuerdos fragmentados que tengo de ti. Y el resto de cosas que pasaron a mi alrededor, nunca fueron de importancia.
La verdad, es que nunca me casé. Jamás encontré a otra que se ganara un hueco tan profundo en mi corazón, alguien que se hiciera un lugar tan dentro de mi. Y señora mía, menudo castillo que fundaste ahí dentro, pues sus muros han aguantado los ataques de muchas mujeres y los embistes del tiempo. Por quw tu seguiste ahí para mi, inalterable, firme, fuerte y tenaz en ese sitio que hiciste en lo más profundo de mi corazón.
No solo en el amor tomaste tu lugar en mi, y me ganaste la batalla, sino que todas mis acciones siempre han estado regidas por mis recuerdos de ti, siempre me dije: ¿Qué es lo que Claudia me diría si yo hiciera esto o aquello? Eso eran mis días y todo mi tiempo presente, tu estabas ahí sin estar, dirigiéndome y apoyándome para todo lo que quería, para todo lo que necesitaba.

¿Te acuerdas de nuestra infancia? Cuando por las noches, todos, todos los días íbamos "al país de los niños" como a nosotros nos gustaba llamarlo. Y cómo cuando no conseguía encontrarte ahí, siempre mi día siguiente era oscuro y triste hasta que conseguía volver a verte?
Desde que me fui al "País de los adultos" y estuve sin ti, intentaba recordar ese lugar. Pero tras cada una de las noches que pasé ahí, salía mas cansado y triste pensando en si te habrías olvidado de mi.
Aunque se que eso no es posible, por que Claudia, sin ti mi vida no tendría ningún sentido más que el de uno de esos hombres que pasan todo el día en un bar lamentándose de su suerte.
Y tú amor mío sabes que no soy así.

Hace un tiempo, en este loco mundo de los adultos. Dije que aun seguía enamorado de ti, y que aun seguía casado contigo por ese pacto que hicimos y todos mis amigos, me dijeron que eso era imposible, que no podía ser.
Mi orgullo y mi amor por ti son inmensos, y al ver que esos hombres me contradecían, me volví un animal esos ya no eran mis amigos. Y empecé una batalla en la que mi victoria era inminente por cogerlos a todos de sorpresa. Pero de pronto sonó una sirena detrás mío, oí un golpe y sentí algo de dolor. Tras esto, todo se volvió negro.

Durante mi estancia en el hospital curándome las heridas, no paré ni un segundo de susurrar tu nombre, quería avisarte, de algún modo de que me moría, y como no sabía un modo de contactarte, solo tuve la opción de llamarte hasta la desesperación.
Finalmente, conseguí recuperarme de mis heridas, pero a mi esto me daba igual, lo único que quería era volver a estar contigo, y aunque parecía que no podías oírme, no desesperé, y el nombre... Tu nombre seguía sonando en mi boca, una y otra vez cada día todos los días era lo único que decía. y solo actuaba para decirlo, Así pasaban mis días.

Cuando mis heridas fueron curadas me llevaron a otra parte del hospital. y aunque ellos no se dieran cuenta por que yo me mantenía inmóvil con tu nombre en mis labios, yo sabía lo que ocurría a mi alrededor, yo conocía a las personas de por ahí, me "relacionaba" de alguna manera, escuchaba a todos aquellos encerrados conmigo a los que llamaban "Locos" Cuando les escuchaba, era el único momento en el que yo callaba por que en la mayoría de los casos, si sus locuras eran aquellas historias que me decían, Sinceramente he de decirte que no habré oído jamás historias más cuerdas que aquellas, hasta el punto de creer que habían sido encerrados en este lugar por el simple hecho de vivir la vida de un modo que podría hacer pensar a todos los demás y que alguien que quería mantener un orden se sentía amenazado por ellos y escuchaba sus historias, con el objetivo de poder contártelas algún día y por que aquellos pobres hombres en mi situación, no podían contar con alguien como tu para su alivio.

Vinieron médicos del país de los adultos a hacerme creer que tu eras solo una imaginación, amiga mía. Pero cuando lo intentaron, me volví furioso y ataqué a los médicos.
La segunda y siguientes veces que hablé con un médico, lo tuve que hacer atado a una silla.
La silla contuvo a mis manos, pero no a mi. E hice ese truco que inventamos cuando fuimos niños de dejar de pensar y decir una palabra cada vez más alto hasta que todo lo que oyéramos fuera a nosotros mismos. Esto tampoco funcionó.
A la 3ª sesión, se añadía a mis correas, una delante de mi boca para que dejara de pronunciar tu nombre, pero aun así no me doblegaron. Mis pensamientos fueron al lugar donde pasé mi infancia contigo, mis recuerdos, nuestras ideas y siempre en el país de los niños. La sensación de relajación que conseguía al pensar en ello era tan grande, que me dormía. Y así fueron mis 5 siguientes entrevistas con el doctor.
A continuación empezaron a probar mejunjes pastillas e inyecciones contra mi. Lo único que conseguían era que me durmiera para callarme, ya que no me mantenían la correa en la boca siempre para evitar mi asfixia. Pero por lo que decían los enfermeros, tu nombre era repetido por mi hasta en sueños.
Un día el médico volvió. Me quería informar de que me iban a "lobotomizar" y me obligó a firmar un papel.
Mis conocimientos de medicina, nunca fueron grandes, pero eso solo podía significar una cosa: Me iban a quitar todos los recuerdos que tenía de ti, Y jamás permitiría eso. Así que callé.
Escribí esta nota, y se la entregué a un amigo mío alguien que me aguantó mientras decía tu nombre aun sin conocerme, paseando conmigo en silencio. a veces con el callaba sin que me dijera el nada, por el respeto que se ganó para mi. Y alguien que se sintió muy complacido mientras le escuchaba. Su nombre es Edwin. y la única persona en quien confío de este lugar. Tras llevar aquí 2 años, junto a el, nos hemos hecho inseparables. Aunque nunca hablo directamente con el siempre le presto atención. por eso Un día cercano al que cerré esta carta, le dije: "Edwin, el tiempo que me queda será breve. Tu la semana que viene saldrás de aquí, Prométeme por estas palabras que te digo que enviarás una nota que estoy escribiendo a donde yo te diga." El Asustado por mi primera intervención en dos años, solo llegó a murmurar el "si" y le añadí "Yo nunca he estado loco, solo quería volver a estar con mi amiga Claudia y por ello estoy aquí. El día antes de irte, pasa por mi habitación y te daré un sobre. Cuando salgas de la habitación estaré muerto" Entonces, callé, no volví a hablar más siquiera para pronunciar tu nombre. En este tiempo, como la mayoría me conocía al no oírme pronunciar tu nombre comenzaron a sospechar algo y tuve que alejarme de todo, siquiera salía para comer. Mi vida esa semana fue escribir esta carta.
En breves me reuniré contigo, preciosa. Si el tiempo ha pasado igual para ambos, tu deberías tener 62 años. Aunque para mi en nuestro país de los niños, siempre tendrás 24.
29 años, fue la edad con la que marché de ahí, y fue a la última vez que te vi. Emprendí un duro viaje por mi cuenta. y ningún acto mio fue próspero, por que no te tenía. Pero ahora. Ve poniéndote guapa, un par de mejunjes de esos de mujeres y puede que parezca que vuelves a tener 24... 24 ¿Eh? Quizás fue nuestro mejor año, cuando tu tenías esa edad.
Claudia, Los 25, reconozcamos que no fueron buenos, fue cuando esa terrible enfermedad de la cual su nombre no pienso nombrar te fue diagnosticada y sufrimos y sufrimos
Y los 26... Los 26 fueron nuestra despedida, en la que yo juré no olvidarte y quererte siempre y tu juraste esperarme.
Ponte Guapa Claudia, que voy hacia ahí, Edwin está conmigo en estos momentos finales de mi historia y por lo tanto de mi carta, viéndome como escribo la dirección en un sobre para que no se le olvide que esto ha de llegarte al menos poco después que yo.
En otro lado de mi mesa, tengo un papel escrito con la dirección donde quiero que me entierren y que si alguien quisiera saber mi historia, que pregunte a Edwin. El ha aceptado a todo esto y me ayuda en todo, mis últimas acciones en vida serán para vosotros dos, para Edwin mis palabras de cariño, despedida y suerte y para ti mi conciencia, mis pensamientos, algo que sabes que siempre has tenido. Esperando que la vida eterna trate sobre lo último que pienso en esta vida en este país, En este mundo, Quiero que seas tu y tus 24 años, nuestra vida eterna a esa edad en el país de los niños.