4 Mentiritas Mentirotas De Nuestra Historia

Day 2,582, 14:13 Published in Peru Peru by Ricardo Mujica Correa

¿Qué sabemos realmente de HISTORIA PERUANA? ¿Qué tan ciertas son todas las cosas que aprendimos en la escuela sobre la emancipación, San Martín, Bolívar y los demás? Valga la ocasión para hacer una revisión de algunas de estas materias.

4. Túpac Amaru fue un prócer de la independencia
A menudo se suele presentar a Túpac Amaru y su gran rebelión de 1780 como precursor de la independencia del Perú, proclamada cuatro décadas después, en 1821. De esta manera, el proyecto de un Perú independiente frustrado con la muerte de Túpac Amaru habría sido finalmente concretado con la proclamación de la independencia y la batalla de Ayacucho. En realidad, si uno mira más de cerca la gran rebelión resultan evidentes algunas diferencias.

La diferencia más obvia es que si uno revisa todas las proclamas de Túpac Amaru y sus compañeros en ninguna de ellas habla de independencia. El argumento para levantarse era que el bondadoso gobierno del rey hispano había sido corrompido por los funcionarios coloniales que explotaban sin piedad a sus súbditos. Por tanto, no se ponía en tela de juicio la lealtad para con el monarca sino que se demandaba cambios profundos en la administración colonial. En resumidas cuentas “¡Viva el rey y muera el mal gobierno!”


Una imagen o personaje puede emplearse para propósitos muy variados

Otra forma sencilla de distinguir entre la rebelión de 1780 y el proceso emancipador de 1821 es el liderazgo. La primera fue encabezada por un curaca indígena, Túpac Amaru, quien convocó a criollos, mestizos, negros e indígenas a unirse a su causa en contra del mal gobierno. En cambio, la dirigencia de 1821 estuvo firmemente en manos de los criollos quienes no tenían ninguna intención de compartir el poder con el resto de clases sociales, a las cuales consideraban inferiores.

Resulta claro entonces que los dos movimientos tenían una naturaleza diferente. ¿Por qué fracasó el de 1780 con su convocatoria a todas las clases sociales? Contra lo que creía Túpac Amaru, no toda la sociedad peruana colonial compartía su visión del “mal gobierno”. Por el contrario, muchos grupos prefirieron apoyar la continuidad del virreinato antes que descubrir qué es lo que pretendía hacer el cacique indígena con el país. Así, la rebelión fue aplastada no solo por la oposición de los españoles, sino también de grupos criollos, mestizos e incluso indígenas que lucharon en su contra.


Pero de lo que sí fue precursor fue del Increíble Hulk

3. El Perú no se independizó por su propia cuenta porque estaba repleto de tropas españolas

La historia de la independencia de la América Hispánica comenzó en 1808 cuando Napoleón invadió España y apresó al rey colocando en el trono a su propio hermano, José Bonaparte. La ocupación francesa llevó a la formación de Juntas de Gobierno en ciudades como México, Buenos Aires, Quito y Santiago de Chile las cuales fueron el germen de las futuras repúblicas. Sin embargo, en el Perú no hubo junta alguna, por el contrario, el cabildo de Lima se declaró leal al rey cautivo.

Se suele explicar en los colegios que esta diferencia se debe a que el virreinato peruano se encontraba oprimido bajo las garras del virrey Abascal cuyas tropas obligaron a la mayoría de peruanos a mantenerse en el bando realista y aplastaron cualquier intento de rebelión. En realidad, cuando comenzó la ola de juntas en 1809, Abascal solo contaba con 1,500 soldados regulares. España solo pudo mandar 700 hombres como refuerzo en 1812, para más refuerzos se debió esperar a 1815 cuando Napoleón ya había sido derrotado.


El virrey José Fernando de Abascal y Sousa, ¿Tirano opresor o ídolo de multitudes?

Entonces, ¿cómo hizo un virrey con un puñado de tropas no solo para mantener el control del territorio peruano sino además para aplastar las sublevaciones patriotas en La Paz, Quito y Santiago? Pues con los recursos del país, Abascal movilizó a las milicias locales que sumaban alrededor de 40,000 hombres entre criollos, mestizos, negros e indígenas. Fue con estas tropas con las que se derrotó los levantamientos patriotas dentro y fuera del virreinato. Ahora bien, ¿alguien puede creer que este gran número de personas luchó por el rey porque un número mucho menor los obligó?


Y con esta imagen de tropas virreinales peruanas derrotando a los chilenos para después ocupar Santiago, cualquiera se vuelve hincha de Abascal, ¿no?.

Pero para pelear no solo se necesitan hombres, sino sobre todo dinero y para esta época el virreinato del Perú se encontraba en déficit permanente. ¿Cómo financiar entonces la contrarrevolución? Pues con préstamos y donaciones de los propios residentes del país, tanto los individuos como las instituciones, en particular, el Tribunal del Consulado que agrupaba a los principales comerciantes de Lima. El dinero no solo sirvió para la defensa de la Corona en Sudamérica sino incluso para contribuir a la lucha contra Napoleón en Europa. Así por ejemplo, en 1810, se envió a España un barco con dos millones y medio de pesos de plata en momentos en que el presupuesto del gobierno virreinal era de alrededor de cinco millones.

2. La guerra de independencia fue entre peruanos y españoles

Las guerras que llevaron a la emancipación del Perú suelen ser enseñadas como un conflicto entre buenos y malos, en el cual los realistas eran claramente los malos y los patriotas claramente los buenos. Bajo esta visión, los patriotas eran peruanos que luchaban bajo las banderas de la libertad contra los españoles de los ejércitos realistas que combatían para mantenerlos oprimidos. En realidad, las luchas por la independencia se asemejan más a una guerra civil que a una guerra entre oprimidos y opresores.

Ya hemos mencionado cómo los ejércitos del virrey estuvieron conformados en su mayor parte por peruanos, tanto criollos como mestizos e indígenas; por tanto, resulta poco correcto llamarlos “españoles”. ¿Pero qué hay de los patriotas? Todos los peruanos han aprendido en el colegio que la independencia fue posible gracias a la contribución de las “corrientes libertadoras”, una del sur dirigida por José de San Martín y una del norte dirigida por Simón Bolívar. No debe resultar extraño para nadie, entonces, la importancia de las tropas extranjeras en el ejército patriota.


La batalla de Ayacucho: de azul, los peruanos; y de rojo, los peruanos también.

Tras la batalla de Ayacucho, el evento decisivo de la guerra por la emancipación, el victorioso general Sucre escribió un parte de la batalla para Bolívar. En este adjunta las cantidades y nacionalidades de los combatientes. Según el documento, de los 5780 integrantes del ejército patriota, 4500 eran de Colombia, que en esta época abarcaba los actuales Ecuador, Colombia y Venezuela; 1200 eran del Perú y 80 eran de Argentina.

Aunque uno puede dudar de las cifras de Sucre, argumentando que elevó el número de colombianos y minimizó la participación peruana, son claras dos cosas. En primer lugar, que la participación de extranjeros fue incluso más importante en el ejército patriota que en el realista. En segundo lugar, que los peruanos lucharon en ambos bandos. La guerra entonces no fue un “nosotros” contra “enemigos” sino un conflicto entre peruanos con colaboración de extranjeros en ambos bandos. A tal punto es cierto esto que muchas familias del país se vieron desgarradas con hijos, hermanos, padres o tíos en cada uno de los lados.


Aunque si mi hermano fuera este loco, mejor que esté en el otro bando.

Los patriotas tenían la firme voluntad de ser independientes
Pero si, a pesar de todo lo ya dicho, el Perú es hoy independiente debe ser porque al final la mayoría de peruanos decidió que eso era lo mejor, ¿no? No necesariamente. El documento donde con mayor claridad se afirma la voluntad de los peruanos de ser independiente es la Declaración de Independencia, firmada en Lima el 15 de julio de 1821. En ella se declara “Que la voluntad general está decidida por la Independencia del Perú de la dominación Española y de cualquiera otra extranjera”. Más claro ni el agua.

Sin embargo, esta declaración, como cualquier otro texto, debe ser entendido en el contexto histórico en el cual fue redactado. Hacia mediados de 1821 la situación de la capital era crítica, la escuadra patriota bloqueaba el Callao mientras que las guerrillas hacían peligrosos los caminos hacia el interior del país. Con San Martín y su ejército a las puertas de la ciudad, el virrey La Serna optó por retirarse con sus tropas a la seguridad de la sierra sur peruana. Para la clase acomodada limeña este fue un momento terrible: no había quién pusiera orden en la capital, la comida escaseaba y las clases populares amenazaban con rebelarse. La única posibilidad de asegurar la paz eran las tropas del libertador argentino.


La declaración de independencia, ¿qué habrá sido de los firmantes?

Es en ese contexto que se debe entender la firma de la declaración. El cabildo de Lima, dominado por los ciudadanos de mayor alcurnia, redactó y firmó el texto por los tres motivos del oidor: por miedo, por miedo y por miedo. Tanto es así que, tres años después, cuando el país se encontraba nuevamente en una situación crítica, muchos de estos grandes limeños optaron por pasarse al bando realista. En efecto, a inicios de 1824, San Martín ya se había ido, Bolívar se encontraba enfermo, sus tropas colombianas aún no llegaban y el ejército patriota peruano se había desbandado en su mayor parte. La causa patriota solo sobrevivió gracias a la firme voluntad del libertador, quien abandonó Lima y se concentró en el norte del país para recomponer sus fuerzas.

A cualquiera que viviera en la época no se le podría culpar por pensar que la victoria sería realista, de manera que no debe sorprender que cuando las tropas del virrey volvieron a ocupar Lima y prometieron amnistía a quienes volvieran al bando del Rey, muchos de los ciudadanos que redactaron y firmaron la declaración de independencia decidieron aprovechar la oportunidad. Tal decisión fue aún más firme porque preferían al virrey a Bolívar a quien consideraban un tirano extranjero. Pero como todos saben, Bolívar venció contra todo pronóstico y La Serna debió rendirse tras la batalla de Ayacucho. Incluso en ese momento, muchos antiguos patriotas prefirieron refugiarse en el Callao con Rodil y las últimas tropas españolas antes que aceptar a Bolívar. En el Real Felipe alrededor 3000 civiles peruanos sufrieron y murieron durante el largo año que duró el sitio del Callao, entre ellos ciudadanos tan ilustres como Torre Tagle, ex presidente de la recién nacida república del Perú. El número es bastante alto si se tiene en cuenta que la declaración de independencia la firmaron 3500 personas.


Con lo cual se volvió el primer meme republicano.

¿Quieres saber más?

Anna, Timothy. La caída del gobierno español en el Perú: el dilema de la Independencia. Lima: Instituto de Estudios Peruanos, 2003.

Walker, Charles. De Túpac Amaru a Gamarra: Cusco y la formación del Perú Republicano, 1780-1840. Lima: Centro de Estudios Regionales Andinos Bartolomé de Las Casas, 2004.

Huallallo Carhuincho es un historiador de los que hablan mucho pero escriben poco.

Cuando no está escribiendo huevadas, Ricardo Mujica se dedica a la docencia universitaria y les enseña estos artículos a sus alumnos. También es autor de Anita la Huerfania 5.0 e Imperios del Sol: La LLama asesina, novela de historia alterna en dondeexiste una guerra entre los Incas contra los Aztecas.