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La diáspora de Al Qaeda

Desde el 11-S y la invasión de Afganistán encabezada por Estados Unidos, una parte importante del flujo de información y fondos de la red se ha visto profundamente alterada. Hasta cierto punto debido a esta situación, en todo el mundo ha surgido un enorme número de grupos escindidos de la facción principal, algunos de los cuales no tienen casi ninguna conexión directa con Bin Laden excepto, posiblemente, un puñado de antiguos reclutas y una ideología compartida. El carácter amorfo de esta nueva modalidad asumida por el movimiento hace que sea prácticamente imposible de desactivar, ya que no existe ninguna auténtica estructura jerárquica que se pueda desmontar. Taskent ha catalogado ahora a sus rebeldes como miembros de Al Qaeda, como lo han hecho Beijing, Macedonia, Túnez, Filipinas y Cachemira. No existe evidencia alguna de que Bin Laden haya estado comprometido activamente en la política de ninguna de estas regiones, particularmente en el caso de Cachemira. Los servicios secretos de la India, sin embargo, han declarado repetidas veces haber descubierto células de Al Qaeda en esa región y, en ocasiones, incluso filtraron informes de que el propio Bin Laden había sido detectado allí. El periódico londinense Daily Telegraph ha llegado a publicar que los servicios secretos británicos han estado persiguiendo activamente a Bin Laden en Cachemira. No existe ninguna prueba de ello, pero la afirmación coincide hábilmente con los intereses políticos de la India y su actual disputa territorial con su vecino Pakistán, un país con armas nucleares y al que más estrechamente se asocia con dar albergue a los terroristas de Al Qaeda.


Al Qaeda y Occidente

El informe de inteligencia del gobierno británico sobre el grupo elaborado en octubre de 2001, extendiendo el enigmático poder de Al Qaeda, afirmaba que Bin Laden era responsable de gran parte del tráfico de drogas de Afganistán. No existía ninguna evidencia que respaldase esta afirmación. De hecho, muchos de los traficantes locales lo negaron de manera tajante. El informe sostenía también que, entre 1989 y 1996, Bin Laden tuvo su base de operaciones en Afganistán, Pakistán y Sudán, pero no menciona que pasó casi dos años de ese mismo período en Arabia Saudí. El hecho de presentar de este modo la información al público británico contribuyó a justificar la guerra en Afganistán y a intensificar la propaganda contra el , sin crear una publicidad negativa para un socio comercial y militar muy importante.

Una serie de informes similares comenzaron a utilizarse para construir un caso contra Sadam Hussein. Si los servicios secretos eran capaces de implicar a Al Qaeda con este régimen, entonces la mitad de la batalla para conquistar las mentes y los corazones del público estaría ganada. A finales del 2001, la CIA afirmó que Mohammed Atta, el jefe de los atentados del 11-S, se había reunido con un agente iraquí en Praga, justo antes de que se produjesen los ataques. En aquella época Atta se encontraba en Estados Unidos. George Bush y Tony Blair se refirieron a entre Al Qaeda y Sadam, pero era un hecho indiscutible que Bin Laden aborrecía el régimen iraquí y rechazaba con firmeza las propuestas de Sadam. Un estudio superficial del material de la CIA muestra asimismo que numerosas figuras citadas como miembros clave de Al Qaeda en este contexto eran, de hecho, miembros de organizaciones rivales. Gran parte de esta información errónea fue filtrada por importantes disidentes iraquíes que poseían sólidas agendas políticas personales –principalmente el deseo de provocar una invasión estadounidense en Irak-, pero los servicios de seguridad la incorporaron rápidamente porque servía a sus propósitos.

Entretanto, aunque Bin Laden ha alabado muchas acciones de militantes islámicos, jamás ha reconocido la responsabilidad directa por ningún acto terrorista. Esto contribuye a aumentar considerablemente la confusión. Osama era un táctico sofisticado y se mostraba muy prudente a la hora de extenderse sobre el hecho de que su movimiento de fieles minoritario dentro del conjunto de los musulmanes. A él le venía muy bien transmitir la impresión de que se estaba produciendo un gran levantamiento protagonizado por todo un pueblo y que, por lo tanto, en todo el mundo estaban surgiendo sin conexiones entre ellos. El mito del gran poder no publicitado de Al Qaeda fue algo extremadamente beneficioso para Bin laden. De este modo, también coincidieron claramente los objetivos tanto de la CIA como de Al Qaeda.

La militancia islámica contemporánea es un fenómeno muy complejo. Durante los últimos años del siglo XX se formó una red de militantes de la que Al Qaeda no era más que un hilo. Después de los acontecimientos producidos el 11-S, a Estados Unidos le resultó muy conveniente nombrar a un grupo específico con un único líder, Osama bin Laden, como el , ya que ello implicaba que su eliminación, junto con la de un grupo integrado por un número limitado de miembros, convertiría el mundo en un lugar mucho más seguro. Después de la invasión de Afganistán, encabezada por Estados Unidos, estos militantes se diseminaron por todo el planeta. Fue necesario entonces que los gobiernos represivos insistieran en el mito del enemigo único. Esta circunstancia permitió el uso de una fuerza ilegítima o ilimitada contra los adversarios políticos o económicos sin suscitar la condena internacional, afirmando simplemente que esos adversarios estaban relacionados con el enemigo. La existencia de este grupo mítico resultó asimismo extremadamente útil en términos políticos, ya que se la podía considerar como la causa de todos los males mundiales no identificados. El hecho es que la red de individuos a la que comúnmente se denomina Al Qaeda no es una fuerza cohesionada de militantes internacionales dedicada a promover un alzamiento mundial, desafiando los actuales sistemas de valores capitalistas judeocristianos. Y nunca lo fue.

En el próximo número de #cubaLEAKS: El petróleo en Arabia Saudí y la Casa de Saud.

Atentamente,

Chelsea Manning, ex Soldado de Primera Clase de la 2.ª Brigada de Equipo de Combate de la 10.ª División de Montaña del Ejército de los Estados Unidos, actualmente Mayor del Primer Regimiento de la Armada de Cuba.

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The diaspora of Al Qaeda

Since 9/11 and the United States-led invasion of Afghanistan, an important part of the flow of information and funds of the network has been profoundly altered. To a certain extent because of this situation, in the world has emerged an enormous number of splinter groups of the main faction, some of which do not have almost no direct connection with Bin Laden except, possibly, a handful of former recruits and a shared ideology. The amorphous nature of this new form assumed by the movement makes it virtually impossible to turn off, since there is no authentic hierarchical structure that can be removed. Tashkent has now listed the rebels as members of Al Qaeda, and the same has been done in Beijing, Macedonia, Tunisia, Philippines and Kashmir. There is no evidence that Bin Laden has been engaged actively in politics in any of these regions, particularly in the case of Kashmir. The secret services of the India, however, have stated repeatedly have discovered cells of Al Qaeda in the region and, occasionally, even leaked reports that the own Bin Laden had been detected there. The british newspaper Daily Telegraph has come to publish that the British secret services have been pursuing actively to Bin Laden in Kashmir. There is no proof of this, but affirmation cleverly matches the political interests of the India and its ongoing territorial dispute with its neighbor Pakistan, a country with nuclear weapons and that most closely associated with giving shelter to the terrorists of Al-Qaeda.


Al Qaeda and West

The intelligence report from the British Government about the group in October 2001, extending the enigmatic power of Al-Qaeda, claimed that Bin Laden was responsible for much of the trafficking of drugs from Afghanistan. There was no evidence that endorse this statement. Infact, many local dealers denied it in a clear-cut manner. The report also argued that, between 1989 and 1996, Bin Laden had his base of operations in Afghanistan, Pakistan and Sudan, but does not mention that he spent almost two years in the same period in Saudi Arabia. Presenting information to the British public in this way contributed to justify the war in Afghanistan and to intensify the propaganda against the without creating a negative publicity for a very important commercial and military partner.

A series of similar reports began to be used to build a case against Sadam Hussein. If the secret services were able to engage Al Qaeda with this regimen, then half of the battle to conquer the minds and the hearts of the public would be won. At the end of 2001, the CIA said that Mohammed Atta, the head of the 9/11 attacks, had met with an Iraq’s agent in Prague, just before the attacks occur. At that time Atta was in the United States. George Bush and Tony Blair referred to between Al Qaeda and Saddam, but it was an indisputable fact that Bin Laden hated the Iraqi regime and firmly rejected the proposals of Saddam. A superficial study of the CIA material shows also that numerous figures cited as key members of Al-Qaeda in this context were, in fact, members of rival organizations. Much of this misinformation was filtered by major iraqi dissidents who possessed strong personal political agendas - mainly the desire to cause an American invasion of Iraq- but were quickly incorporated by the security services because it served their purposes.

Meanwhile, although Bin Laden has praised many actions of Islamic militants, he has never recognized the direct responsibility for any terrorist act. This helps to significantly increase the confusion. Osama was a sophisticated tactical master and was very cautious when it comes to extend over the fact that his movement was a minority within the Group of Muslims. To him came it very well convey the impression of a great upheaval starring an entire people was taking place and that, therefore, all over the world were emerging without connections between them. The myth of the great non-advertised power of Al Qaeda was extremely beneficial for Bin laden. This way, Al Qaeda’s objectives agreed again with CIA’s objectives.

Contemporary Islamic militancy is a very complex phenomenon. During the last years of thetwentieth century formed a network of militants that Al Qaeda was nothing more than a thread. After the events produced the 11-S, it was very convenient to the United States to name a specific group with a single leader, Osama bin Laden, as the , since it implied that disposal, together with a group composed of a limited number of members, would make the world a much safer place. After the invasion of Afghanistan, led by the United States, these militants spread all over the planet. It was necessary that repressive Governments insisted on the myth of the single enemy. This circumstance allowed the use of illegitimate or unlimitedforce against political or economic adversaries without provoke international condemnation,saying simply that those opponents were related to the enemy. The existence of this mythical group was also extremely useful in political terms, because that could be considered as the cause of all unidentified global ills. The fact is that the network of individuals commonly referred as Al Qaeda is not a cohesive international force of militants dedicated to promoting the global uprising, defying the current systems of Judeo-Christian capitalist values. And it never was.

In the next issue of #cubaLEAKS: The oil in Saudi Arabia and the House of Saud
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Kind regards

Chelsea Manning, former Soldier of First Class of the 2nd Brigade Combat Team of the 10th Division of Mountain of the Army of the United States, currently Mayor of the First Regiment of the Armada of Cuba.