Transilicitana 2016 ..... 7º Edición 12 de Marzo 2016

Day 3,034, 06:07 Published in Spain Montenegro by Gorron99


La Transcilicitana es una prueba competitiva de ultra-resistencia en la que los participantes podrán recorrer 104 km, por el término municipal de Elche en un plazo máximo de 24 horas, caminando o corriendo.

Gorron99 estará en linea de meta este sábado para realizar corriendo esta absurda prueba y pide el animo y aliento de la escasa parroquia eR.

¿¿Alguno conoce esta prueba, la ha corrido alguna vez o incluso la correrá mañana??




Para que esto no parezca un publireportaje de la prueba, os pongo ademas un relato entretenido e interminable sobre mi prueba el año pasado, cuando me estrené.

Diario runner, especial Transilicitana

Advertencia

Esto es dramáticamente largo, no tanto como una carrera de 104 km sin una adecuada preparación previa, pero casi, paciencia...

Bueno después de mucho esperarlo llego el gran día, un día previo con mucho nervio, con la recogida de dorsales, preparando la mochila, en fin los nervios ante lo desconocido, la típica noche larga y por fin el día.

Ante todo resaltar mi más absoluta improvisación, es cierto que he pasado estos dos años saliendo a correr regularmente, pero a partir de ahí temo que no he puesto mucho de mi parte por anticipar la prueba, al final tuve que reconfigurar todas mis cosas en la mochila menos de una hora antes de las 10, con la rodilla fastidiada un mes, compre una rodillera nueva el ultimo día que no tuve ocasión de probar hasta la prueba, me presente allí sin calentar, estirar, con un desayuno de lo más inapropiado a deshoras, vamos que puse todo de mi parte para que aquello acabara en catástrofe, fiel a mi ideología del ultimo día, yo me presente en línea de salida con toda la felicidad despreocupada del mundo viendo a la gente con auténticas obras de ingeniería logística y yo pensando, que exageración....

En una carrera así pasan miles de cosas y ya me entretendré en comentar anécdotas pormenorizadas en otra ocasión, aquí me contento con un resumen de la experiencia que desde luego fue única e impagable. Salí corriendo adelantando a gente como si me faltaran metros, sin ninguna planificación previa, solo salir y correr, justo en la salida otro participante me reconoció por mi nombre, me llamo y pese a que me gire con un “hooombreeeee “en dirección a la voz, la verdad es que no tengo ni la más remota idea de quien era, en cualquier caso aceleré, seguí corriendo y no volví a saber de él, quizás algún día me entere de quien más había allí.

Llegados a la montaña voy detrás de un par de corredores y empecé a ser consciente de que iban muy rápidos para mí, pero hay algo en mi que no me permite aminorar y bajar el ritmo de forma consciente, de modo que los adelanto y me pierdo montaña arriba, muy lógico todo. Después de los excesos en montaña , mi rodilla empieza a recordarme por que compre la rodillera, y la rodillera empieza a recordarme porque todo el mundo aconseja no llevar material nuevo sin probar a una carrera, en fin que en el primer punto ya estaba algo fastidiado, después sufrí una serie de digamos eufemísticamente, “problemas digestivos”, no sé si por el avituallamiento, por el desayuno inapropiado, por los propios nervios, entonces para acabar de redondear el cuadro rompió a llover con fuerza estando en montaña y empecé a ser consciente de lo osado de mi planteamiento despreocupado. Entre el km 21-28 tenía la clara convicción de que la prueba me había superado e incluso llegue a consultar los puntos de retirada, no podía correr, bien por la lesión en la rodilla, bien por las quemaduras atroces que me estaba dejando la rodillera apenas podía marchar, no comí casi nada en los avituallamientos por temor a empeorar “mis molestias”, los corredores me iban pasando y el desánimo cundía por doquier…

En el km 39 me dan un zumito de piña y me vengo arriba, sigo sin poder correr, pero voy marchando rápido y constante, muchos a mi alrededor sí que trotan, pero veo que no pueden dejarme atrás, a algunos los voy adelantando y me va dando moral, los 2 km de arena casi me matan, eso y la idea de meter pipas sin pelar en el vasito de frutos secos… pero salvada la arena y el atragantamiento voy viendo grupitos de corredores que me habían dejado muy atrás y que ahora van siendo neutralizados por mi marcha constante e incansable, descubro en esto una gran virtud, la constancia y un ritmo regular machacón van acercando cada vez más la meta, los pies me arden, la rodilla no está muy allá, pero ni me inmuto, solo un paso, otro, otro, después de tanta preparación, tantos detalles por atar, parece ser lo único que surte efecto.

Llegados al km 50 me dan café, menuda cosa han hecho, salgo a tope a por todas, ya ni me planteo abandonar, sé que voy a llegar a meta, solo es cuestión de tiempo. En el km 59 el sol ya ha nos ha abandonado, me pongo las luces y salgo de nuevo y descubro que marchar en la noche es hasta gratificante, ya ni siento el cansancio, solo voy degustando la experiencia de caminar solo en la noche, buscando las marcas reflectantes con mi frontal, la sobredosis de café también ayuda. En este punto decir que los gatos son extremadamente confusos, sus ojos brillan igual que las señales luminosas y tienen la mala costumbre de quedarse paralizados cuando los enfocas por lo que había momento en que veías señales donde no las había, los perros al menos demuestras un interés insano por comerte e incluyen señales acústicas.

Desde el km 59 hasta el 66 parece que van 7 km, es el tramo más corto entre avituallamientos pero se me hace con diferencia el más largo, llego a preocuparme rebajando mis expectativas, si eso eran 7 km no podía creer que aun faltaran 34 mas… pero claro al parecer la organización nos había desviado regalándonos 2 km más a la ruta. Salimos y seguimos avanzando en la noche, voy encontrándome a varios corredores y aunque prefiero marchar solo, la presencia de otros corredores me sirve de referencia, así como sus luces traseras en la distancia. Eso sí, soy la peor compañía posible, respondo con monosílabos y gruñidos, debo pulir mi sociabilización en carrera. Se va acercando el pantano, vamos subiendo montaña arriba, por enrevesados caminos y finalmente se llega, es el penúltimo avituallamiento, solo quedan 20 km pero son los peores, llevamos 80 en la mochila y nos quedaba subir y bajar del castro.

Entonces voy y cuando estoy llegando a un tramo particularmente esperado por ser asfaltado y cuesta abajo agarro un ataque espasmódico de hipo, el cual arrastro durante unos 3-4 km’s de lo más absurdo y de lo más agotador, no hay forma de quitármelo de encima y me va minando la moral, para incluso unos minutos para intentar controlarlo pero es imposible, así llego hasta la montaña y descubro que meterse una magdalena entera a la boca, de alguna forma ayuda a combatir el hipo. En montaña resulta que las subidas me son propicias, voy ganando terreno a varios grupitos de corredores que voy logrando dejar atrás, llego a la gran cuesta de cemento y aprovecho mi zancada (algún día averiguare para qué demonios sirve una cuesta asfaltada con 30% o más de pendiente en medio de la nada, a mí me sirvió para dejar atrás a muchos corredores más experimentados pero con las piernas mas cortas) este tramo a priori el más duro, logro dejar atrás fácilmente a unos 20 corredores que en principio llegaban mucho mejor que yo.
La bajada es el momento más crítico, no por el cansancio que también, sino porque mis deportivos no están ni de lejos a la altura del terreno (20 euros de decathlon contra los 100-200 de Salomon’s y demás, se nota y mucho), mis plantas de los pies están machadas y las piedras sueltas y afiladas en bajada me están destrozando, es como si fuera descalzo porque noto cada piedra. En un momento me equivoco de senda y podría haber llegado a liarla pero veo una luz avanzando a lo lejos y comprendo que o uno u otro va mal y dados los antecedentes sé que soy yo, ni lo pienso vuelvo atrás corriendo.

Ultimo avituallamiento, me ofrecen una silla, me dan el ultimo café y le ponen el azúcar ellos mismos, que si necesito alguna atención… los voluntarios son muy atentos, demasiado atentos… traman retenerme y comerme que esto ya lo he visto en alguna película, salgo corriendo y es ya el último tramo, poco a poco vamos entrando en la ciudad y el objetivo se ve cada vez más cerca, últimos dos kilómetros en mi ladera de siempre y jamás en la vida la había percibido tan larga, es interminable pero al final se cruza la meta.

[17:14:34] como tiempo final, por tanto llegue a las 3:14 de la madrugada, en conclusión y pensándolo a posteriori hubiera podido rebajar una hora simplemente con una mejor organización en los avituallamientos y tres tonterías más y quien sabe que hubiera podido mejorar con la rodilla sana, pero acabo muy orgulloso de mi gesta, la vuelta a casa fue un martirio porque me enfrié en meta y no había un solo miocito que no me doliera, apenas podía caminar. No obstante, casi seguro que el año que viene repito.

Al acabar tambien te dan una chapita como Plato