Los ojos de la locura 2/3

Day 2,489, 09:28 Published in Spain Spain by LeonWesporo




¿Ya te has despertado? ¿Has dormido bien? Lo se, me gustaría decirte que las pesadillas y toda esa locura que atenaza con romper el dique de tu cordura, acaban desapareciendo, pero la verdad no es esa. Será una lucha constante entre tu cordura y la locura, será agotador y por las noches, cuando duermas, cuando más vulnerable es tu mente de ser fraccionada, es cuando más duro te golpeará. ¿El truco? Pues no rendirse, aferrarte a esa parte de ti que aun tiene el poder de la lógica. No debes dar por cierto todo lo que veas o lo que experimentes, cuestiona todo, haz que esa lógica trabaje horas extras, así conservarás lo que esa criatura no ha podido arrebatarte.



He hervido leche, aun está caliente. Coge una hogaza de pan, está recién hecho. ¿Cómo la conocí? Era una recién llegada, una pariente lejana que se quedó con la granja de los Capecow cuando fallecieron. La conocí en misa, un domingo, fueron aquellos ojos verdes los que me atraparon.



Esa manera de mirar impetuosa y llena de soberbia. Era una mujer tan hermosa, con esa cascada de pelo oscuro cayendo por su espalda, sus labios perfilados de un rojo rubí que clamaban ser besados. Para mi era perfecta, puedo decir sin avergonzarme que fue amor a primera vista, al fin y al cabo, eso es lo que me hace ser humano. Me encantaba todo de ella, andaba de un modo felino, parecía una gata convertida en mujer. Nacida para el pecado, para pecar por ella. Con aquella voz seductora que te atrapaba en un embrujo y anulaba tus pensamientos, ahora lo se, amigo mio, ahora se que ella era parte de un todo que no alcanzaba a comprender, que aun sigo sin hacerlo. Yo solo tenía dieciocho años y pensaba que el mundo me pertenecía, que error, amigo mio, que grave error, el mundo no nos pertenece a nosotros, les pertenece a los que habitan en ese abismo. Solo somos peones en una partida de ajedrez que ni siquiera alcanzamos a ver.





Pero a lo que iba, cuando la conocí, mi vida se trastocó, esa falsa sensación de que por fin tenía todo sentido a su lado, se arraigó en lo más profundo de mi ser. Era una sirena y caí en ese embrujo. Me sentí privilegiado cuando me escogió a mi de entre todos sus pretendientes, pero nada de todo aquello era cierto, solo fui la mejor opción para sus planes. Me necesitaba para abrir esa puerta, necesitaba mi fuerza de espíritu y mi voluntad, torcida para sus fines, para poder realizar aquel macabro ritual. No me di cuenta hasta que fue demasiado tarde, anulado y engañado por la inexperiencia de la juventud. Todas aquellos gritos, aquella locura aun pueblan mis sueños. Sigo vivo, pero esa deuda kármica aun me pesa, no creo que nunca pueda saldarla, ni tras mi muerte, cuando abandone por fin este mundo, cansado de luchar y cansado de salir airoso de esta batalla campal que se produce en mi interior. Claro que me arrepiento, ¿quién no lo haría después de ver lo que vi aquella noche? Tú también lo viste, por eso estás aquí.



Será mejor que avive el fuego, empieza a hacer frío. Compartimos una gran carga, se que ha vuelto a aparecer, que ella a regresado. No se que me impulsó a resistirme a último momento, pero lo hice, aunque fue demasiado tarde. Aquellas personas ya estaban condenadas a su final. Noté su ira al no terminar el ritual, sentí esos tentáculos cargados de oscuridad y odio aferrarse a mi garganta. Apretaba despacio, deleitándose, dejando pasar cada vez menos aire a mis pulmones. Perdí el conocimiento y al despertar, el horror se apoderó de mi. Cierro los ojos y veo esas danzas dantescas y enloquecidas de la gente consumiéndose unas a otras, toda aquella maldad inundándoles. Cuando desperté vi aquellos amasijos de carne que habían sido personas, para ellos fue demasiado tarde. Y aunque en aquel momento no lo comprendiera, para mi también fue tarde, pese a seguir con vida.



Será mejor que comamos algo, después te prometo acabar mi historia...

2/3
Relato: Lillian Ravenscourt
Ilustraciones: Leonwesporo