Demasiadas sombras del hielo - La sencillez de una sombra.

Day 2,682, 08:06 Published in Spain Spain by Frozen Stauros


En ocasiones, incluso la más oscura de las sombras es bonita.



— Ha-hace frio. — tirita Victoria, enfundada en su abrigo de piel.

— No tanto como en mi nevera, vamos, tengo ganas de verla ya. — Responde el hombre de hielo

Están en la cordillera cantábrica, en una zona perdida, nieve y hielo por todos lados. El paraíso para nuestro protagonista, pero no tanto para Victoria, que busca el contacto directo, en busca del calor.

El hombre de hielo saca a Stauros de su funda, iluminando con el aura azulada el oscuro camino que se abre a sus pies, entre los abetos. La cueva que describió yus al fondo, oculta entre unos helechos fríos, helados, invitándoles a entrar.

— Aquí estamos, delante de la cueva donde está tu mayor anhelo, tu fuente de poder, aquello que te hará más fuerte. Y ahí estás, quieto, inmóvil, esperando ¿el qué? ¿que nos congelemos?

Caminan hacia adentro de la cueva, alumbrandose con Stauros, esperando que una onda expansiva les empujara hacia atrás, porque esperaba a otro elegido…

La onda nunca llega, y se encuentran a pocos metros de l espada. Mucho más bonita que Stauros, mucho más poderosa.

Pero una mera sombra de lo que fue. No obstante, una sombra demasiado poderosa para Victoria, que lo nota, y pide quedarse ahí.

— No voy a seguir adelante, temo que note mi presencia, y decida que soy prescindible. Ve tú. — Dice Victoria, tiritando, ya no de frío, sino de terror.

El hombre de hielo se acerca, lentamente, alargando el momento, despojándose de abrigos, bufanda, evitando el calor.

Cuando su mano se queda a solo unos centímetros, una estalactita cae del techo. El hombre de hielo se gira, y ve un cuchillo en la mano de Victoria.

— Ya casi la tienes, cógela, y la dejas en el suelo, para que tranquilamente pueda recogerla después.

— Ya decía yo que parecías demasiado desvalida… Como siempre, el sentimiento del caballero andante de blanca armadura me invade. ¿Quieres La sombra del hielo? Ven, y cógela.

El hombre de hielo, cuyo nombre no tiene sentido, recoge la espada y se llena de poder. Un rápido giro y ve como Victoria le ha quitado a Stauros, y la agita ante sus narices, mientras huye de la caverna.

Ahora ya lo sabe todo, ahora ya sabe que quería Victoria, no el poder de La Sombra del Hielo, pues no está hecho para ella, sino el poder de Stauros, un poder más puro, un poder más ¿femenino, tal vez?.

Nuestro protagonista corre tras ella, aún sabiendo que es imposible alcanzarla, y sale de la cueva, enfrentándose con el frio sol. A pesar de no ver nada entre la nieve, el hombre de hielo siente a Stauros cerca, y se guía por su instinto.

Victoria se escondía justo al otro lado de un viejo árbol, aferrada a Stauros, implorando a la Diosa que le diera fuerzas.

— No te escondas, has hecho algo que no debías, pero puedes redimirte aún. Entregame a Stauros y vete.

La mano abierta del hombre de hielo pasa por un lado del tronco, exigiendo la espada…



Una luz invade la escena, una túnica blanca se acerca ellos. con las dos manos abiertas, pidiendo algo.

— No son vuestras armas, son mías. Son mi esencia, y las habéis aprovechado bastante.

Stauros y la Sombra del Hielo se desaparecen de las manos de el hombre de hielo y Victoria.

— Las dejaré en el lugar donde pertenecen. ¿Alguna pregunta?

— Yo tengo una ¿quién eres? — Dice extrañado el hombre de hielo.

— Yo, mi querido pabs, soy tu Diosa. De la que te has alejado últimamente, y he tenido que venir a por ti.

Pabs se aleja un paso hacia atrás, temeroso, mientras la mano de la Diosa Nevera se le acerca, y le coge la manga de la camisa.

Ambos desaparecen, dejando a Victoria sola entre la nieve.

Pabs de la nevera, El Hombre de Hielo, poseedor de Stauros y heredero de la Sombra del Hielo, lo último que tus ojos ven.