Adan y Eva (2da Parte)

Day 2,392, 17:05 Published in Argentina Romania by A R C A N G E L

Cuando Eva fue creada, yo he visto que Dios le dio algo a Adán o le inspiró algo. Me pareció que salían de Dios, en forma humana, de la frente, de la boca, del pecho y de las manos, rayos de luz que se unían en un haz de resplandores, que entró en el lado derecho de Adán de donde había sido sacada Eva. He visto que sólo Adán recibió este torrente de luz. Era el germen de la bendición de Dios. En esta bendición había como una trinidad. La bendición que recibió más tarde Abraham por el ángel era algo parecido, pero no tan luminoso como lo recibido por Adán.

Eva estaba de pie, delante de Adán, y éste le dio la mano. Eran como dos niños inocentes, maravillosamente hermosos y nobles. Eran luminosos, cubiertos de luz como si fuera un vestido fluorescente. En la boca de Adán yo veía un ancho haz de luz y sobre su frente como una faz severa. Alrededor de su boca había un sol de rayos. En la de Eva no había tal resplandor. El corazón lo vi como al presente lo tienen los hombres; pero el pecho estaba rodeado de rayos de luz, y en medio del corazón vi una gloria luminosa, y adentro, una pequeña imagen con algo en la mano. Yo creo que era una representación de la tercera Persona de la Santísima Trinidad. También de sus pies y manos alían rayos de luz. Sus cabellos caían en cinco luminosos haces: dos desde las sienes, dos detrás de las orejas y uno detrás de la cabeza.



He tenido siempre la persuasión de que por las llagas de Jesús se abrieron puertas del cuerpo mortal que habían sido cerradas por el pecado, y que Longinos, al abrir el pecho de Jesús, abrió asimismo las puertas del renacimiento a la vida eterna. Por esto nadie pudo tener entrada en el cielo antes que estas puertas fueran abiertas. Los haces luminosos de la cabeza de Adán, los he visto como una superabundancia, como una gloria en relación con otros resplandores. Esta gloria vuelve de nuevo sobre los cuerpos glorificados de los bienaventurados. Nuestros cabellos son restos de la caída y perdida gloria, y como están nuestros cabellos ahora en comparación con los rayos de luz, así es nuestra carne comparada con el cuerpo de Adán anterior a la caída.

El sol de luz sobre la boca de Adán tenía relación con la bendición de una santa descendencia por Dios, la cual, sin la culpa original, se hubiese efectuado por medio de la palabra. Adán dio la mano a Eva, y caminaron desde el lugar donde la mujer había sido creada, a través del Paraíso, examinándolo todo y gozando de la creación. Este lugar era el más elevado del Paraíso terrenal: todo era resplandor y luz y más ameno que los demás lugares del mismo Paraíso.