100 cosas que no sabias sobre México Parte 4

Day 2,138, 11:34 Published in Mexico Mexico by Porfirio.Diaz

Aquí les dejo la continuación de “100 cosas que no sabias sobre México”.
Espero la disfruten

61.- En el Tratado de Guadalupe Hidalgo, signado por México y los Estados Unidos, nuestro país renunció a Texas y vendió California, Nevada, Utah, Arizona, Nuevo México, Colorado y partes de Wyoming, Kansas y Oklahoma. El monto de esta venta fue de 15 millones de pesos, de los cuales, según el convenio, nuestros vecinos podrían pagarle al gobierno tres millones en efectivo de manera inmediata, y los restantes 12, mediante dos pagos anuales, incluidos, eso sí, el “seis por ciento de interés al año como compensación”.

62.- Nuestro Himno Nacional, en su versión original, contenía algunas estrofas dedicadas a dos personajes que, en su tiempo, fueron considerados héroes, aunque después la historia los condenó al panteón de los traidores: Antonio López de Santa Anna (quien lanzó la convocatoria para la creación del Himno como una manera de exaltar el patriotismo y así legitimarse en el poder) y Agustín de Iturbide, a quien Francisco González Bocanegra, autor de las estrofas, le reconoció lo que tanto le han escatimado: a él – a Iturbide – le debemos nuestra Bandera tricolor. Bocanegra lo expuso así: Si a la lid contra hueste enemiga / nos convoca la trompa guerrera, / de Iturbide la sacra bandera / ¡mexicanos! valientes seguid. // Y a los fieros bridones les sirvan / las vencidas enseñas de alfombra; / los laureles del triunfo den sombra / a la frente del bravo adalid.

63.- A propósito de Iturbide, uno de sus nietos, Agustín de Iturbide y Green (hijo de Ángel de Iturbide y de la estadounidense Alice Green) fue adoptado por los emperadores Maximiliano y Carlota, pues, al no poder concebir, buscaron un descendiente de la única familia real que existió en nuestro país para tratar de unificar la dinastía del primero y del segundo imperio mexicano.

64.- Aunque la Constitución prohíbe los títulos nobiliarios y cualquier clase de honor de carácter hereditario, en México tenemos a una princesa, que por supuesto no se ostenta como tal. Se trata de la escritora mexicana nacida en Francia Elena Poniatowska. Al nacer, recibió el título de princesa y el elegante nombre de Hélene Elizabeth Louise Amélie Paula Dolores Poniatowska Amor. Su padre fue el príncipe Jean Joseph Evremond Sperry Poniatowski, descendiente directo del rey Estanislao II Poniatowski, de Polonia. La madre de Elena, por cierto, de nombre María de los Dolores (Paula) Amor de Yturbe, aunque francesa de nacimiento, pertenecía a una distinguida familia mexicana (y profundamente porfirista) que tuvo que refugiarse en Europa a causa de la Revolución Mexicana. La escritora, sin embargo, sí fue llamada “Princesa” en más de una ocasión: cuando su noble familia se enteró de sus ideas de izquierda y la bautizaron como “La Princesa Roja”.

65.- Hablando de títulos nobiliarios, en nuestro país, y desde la firma del Acta de Independencia, no solamente quedaron prohibidos, sino que se desprestigiaron, a tal grado que una creencia popular asegura que en la Nueva España cualquier persona con suficiente dinero podía comprar uno, sin embargo, no fue así. Esta clase de títulos se concedían como reconocimiento a los servicios prestados a la Corona. Para obtenerlos, una persona tenía que comprobar el noble linaje de sus antepasados o haber servido con grandeza al rey. Por ejemplo, haber realizado conquistas, importantes expediciones militares, o haber cumplido con éxito destacadas responsabilidades gubernamentales y administrativas. Aunque, desde luego, se dio el caso de la compra de títulos, no fue la regla general.

66.- De hecho, no sólo los españoles ostentaban títulos nobiliarios. También lo hacían algunos indígenas. Todo el pueblo tlaxcalteca, por ejemplo, fue reconocido con hidalguía. Pero, sin duda, el linaje que recibió más honores fue el de Moctezuma. Sus descendientes recibieron el mismo trato que los nobles más distinguidos tanto en España como en la Nueva España. Entre los títulos que su estirpe recibió se cuentan el del condado de Moctezuma, después elevado a ducado de Moctezuma de Tultengo. También, el marquesado de Moctezuma, el vizcondado de Ilucán y el señoría de Tula, entre otros. Y un dato poco conocido: la Corona le pagaba una compensación anual a la familia real de Moctezuma por concepto de “uso del suelo y los cauces fluviales legítimamente reconocidos como propiedad de los Moctezuma”. Este pago no terminó ni siquiera al momento de la independencia, sino que continuó hasta 1934, cuando el gobierno del presidente Abelardo L. Rodríguez decidió suspenderlo.

67.- El primer título nobiliario que se concedió en esta tierra data del 6 de julio de 1529 a favor de Hernán Cortés Monroy Pizarro y Altamirano, quien recibió la distinción de ser conocido como marqués del Valle de Oaxaca, el actual Coyoacán en la ciudad de México.

68.- El último título nobiliario concedido antes de la independencia tiene fecha del 26 de octubre de 1821 y le fue otorgado a don Manuel Samaniego del Castillo, quien a la postre pudo ser llamado conde. Sin embargo, el último título que se concedió en esta tierra fue el de marqués de la Cadena y se le debe a la generosidad del Emperador de México S.A.I. Don Agustín I, Agustín de Iturbide.

69.- En la ciudad maya de Palenque, en el estado de Chiapas, se encuentra un tesoro que se mantuvo oculto durante doce siglos. Se trata de la tumba del gobernante K’inich Janaab’ Pakal, quien asumió el poder a los doce años de edad. A pesar de su inexperiencia, supo guiar a sus súbditos hacia épocas de esplendor y opulencia. Impulsó la arquitectura y el arte, con lo que la ciudad alcanzó una belleza nunca antes vista. Sin embargo, el descubrimiento de su tumba llamó la atención por otras razones.

70.- En la cima del Templo de las inscripciones, el arqueólogo Alberto Ruz observó cuatro puntos de piedra que le parecieron similares a la cabeza de un tornillo. Al removerlos, logró también levantar una gran losa que cubría el acceso a una escalinata, la cual simbolizaba la entrada al inframundo. Luego de dos años de limpieza, los arqueólogos lograron llegar al fondo de la cámara donde reposaban los restos de Pacal el Grande. Tanto los muros de la cámara como el sarcófago y la lápida que lo cubre están decorados con bajorrelieves que cuentan la muerte del gobernante y el inicio de su viaje inmortal. La tumba llamó la atención por dos razones: la primera, su máscara mortuoria, confeccionada como mosaico de jade con ojos de conchaperla y obsidiana, y con algunos materiales que sólo existían en la frontera de Guatemala y Honduras. La segunda, y que ha dado pie a la creación de leyendas y teorías por parte de los creyentes en la vida extraterrestre, su lápida, que muestra el viaje del soberano al inframundo, pero sobre todo, su paso de la muerte a la resurrección. Con el tiempo, se ha descubierto que el sarcófago no fue introducido a la pirámide, sino que la pirámide entera fue construida sobre el sarcófago.