100 cosas que no sabias sobre México (parte 3)

Day 2,131, 00:26 Published in Mexico Mexico by Porfirio.Diaz

Desde luego no niego ni oculto todo lo malo que sucede en nuestro país, sin embargo, conocernos más para corregir el rumbo y enorgullecernos de todo lo que vale la pena es un paso previo para construir un mejor país. En efecto, se trata de algo tan simple y tan complejo: conocernos a nosotros mismos.

La lista, al igual que las demás partes, es completamente arbitraria, sin un orden definido. La única regla que seguí fue la de retomar pasajes poco conocidos que resulten peculiares y curiosos.


51.- La famosa pieza musical El Son de La Negra, con la que los mariachis hacen su entrada triunfal, está dedicada a una locomotora llamada, justamente, "La Negra". Las primeras notas tratan de imitar el sonido que emite un tren cuando, después de arrancar, comienza a tomar velocidad. El verso “ojos de papel volando” alude a unas banderas – precisamente de papel – que la máquina llevaba en su parte delantera. La primera referencia que se tiene de esta pieza, que ahora es un segundo himno nacional, data de 1925. Aunque su autor se desconoce, fue Blas Galindo quien le hizo los arreglos definitivos que la convirtieron en el emblema que todos conocemos.





52.- El 27 de septiembre de cada año pasa prácticamente desapercibido, siendo que es la verdadera fecha en la que deberíamos celebrar la independencia nacional. Fue ese día, en 1821, cuando el Ejército Trigarante entró a la ciudad de México, libre ya de fuerzas españolas. Sucede, sin embargo, que el consumador de la independencia, Agustín de Iturbide, prontamente se enemistó con ciertos bandos de poder (los Estados Unidos incluido) y terminó sus días fusilado, por lo que pasó a la historia oficial como traidor. Por tanto, la fecha para conmemorar la máxima fiesta patria se fijó para el 16 de septiembre.

53.- La madrugada del 16 de septiembre de 1810, Miguel Hidalgo, bajo la consigna de “No hay más remedio que ir a coger gachupines”, alentó a la población a rebelarse contra los españoles. Este movimiento fue efímero y duró apenas unos cuantos meses. No fue ésta la mecha que detonó la guerra; la mecha estaba encendida ya. Pero, ante los ojos de la historia, resultó más cómodo tener a un padre de la patria como Hidalgo que al verdadero (Iturbide) que separó a México de España gracias al Plan de Iguala y los Tratados de Córdoba.

54.- La verdad es que en torno a la Independencia de México casi todo es un mito: Hidalgo no fue el viejecillo bondadoso y desinteresado que abanderó con valentía y amor a los inconformes. Iturbide tampoco es el villano que traicionó al país convirtiéndose en emperador (lo cierto es que los diputados, por boca de Valentín Gómez Farías, prácticamente le rogaron que aceptara el nombramiento); y la fecha en la que deberíamos recordar el grito de Dolores es el 16 de septiembre, no la noche del 15, como lo instituyó el presidente Díaz para lograr que la fiesta patria coincidiera con su cumpleaños. Don Miguel Hidalgo tocó la campana el 16 de septiembre de 1810 a eso de las 4 o 5 de la mañana. Por su parte, Porfirio Díaz nació el 15 de septiembre, pero 20 años después.

55.- Una de las razones para olvidar la fecha del 27 de septiembre es que, entre los integrantes del Ejército Trigarante que entró triunfalmente a la capital del país, iba gente incómoda. Antonio López de Santa Anna, por ejemplo, que entonces era oficial. Sucedió lo mismo que con la Batalla de Puebla del 5 de mayo o con la defensa del Castillo de Chapultepec: dos de sus protagonistas, por pertenecer al panteón oficial de los traidores a la patria, simplemente fueron olvidados: Porfirio Díaz en el primer caso, Miguel Miramón en el segundo. La historia olvida y omite lo que a sus dueños les conviene.

56.- Manuel González Flores fue presidente de 1880 a 1884, justo entre las dos administraciones de Porfirio Díaz (la segunda de ellas, demasiado prolongada). Su gobierno fue impopular porque el país sufrió una severa crisis económica y se vio en la necesidad de pedir préstamos al extranjero. Desde el interior, recibió fuertes presiones para que renunciara y le entregara el poder a Díaz. Uno de los más curiosos ataques que recibió fue la versión acerca de que, tras perder el brazo derecho, había desarrollado un apetito sexual descomunal y perverso, por lo cual había traído a una misteriosa y mala mujer de Circasia, Rusia, para que intentara apaciguar su insaciable lujuria. El rumor fue iniciado por el intelectual Salvador Quevedo y Zubieta y, desde luego, jamás se comprobó.

57.- La mañana del 25 de octubre de 1593, en la plaza mayor (actual Zócalo de la ciudad de México), se apareció de pronto un soldado español que, segundos antes, había estado de guardia en las Filipinas. En específico, en la muralla que resguardaba la ciudad de Manila. ¿Cómo recorrió kilómetros marítimos en un instante? Jamás se supo, pero el Santo Oficio le achacó el hecho al demonio, por lo que ordenaron al soldado embarcarse de regreso, desde el puerto de Acapulco, y no contar el suceso a nadie. Sin embargo, lo acontecido quedó asentado en los libros religiosos. De ello, dio cuenta también el Dr. Antonio de Morga, Alcalde del Crimen de la Real Audiencia de la Nueva España y Consultor del Santo Oficio, en su obra Sucesos de las Islas Filipinas.

58.- Tlacuzcalcate, guerrero tlaxcalteca que luchó con fervor al lado de Hernán Cortés, tuvo un hijo, quien recibió el cristiano nombre de Antonio de la Cadena. Por sus servicios, y los de su padre, a don Antonio se le otorgó un escudo de armas. Además, la calle donde habitaba en la ciudad de México se bautizó como Calle de la Cadena (hoy llamada Venustiano Carranza, en el centro histórico del Distrito Federal). El mismo don Antonio tuvo tres hijos, a quienes puso por nombre – y para que su fe cristiana no quedara en duda ante los ojos inquisidores – Melchor, Gaspar y Baltazar.

59.- Por cierto que en torno a la figura de don Antonio de la Cadena existe una especie de problema de duplicidad, pues otra versión señala que en realidad nació en Sevilla, que vino a la Nueva España en 1524, y que fue alcalde de la capital en seis ocasiones. Se asegura también que contrajo nupcias con Francisca de Sotomayor y, al morir ésta, desposó a María Vázquez de Bullón con quien procreó varios hijos, uno de los cuales se llamó Melchor, fue rector de la Universidad de México y se le postuló para ser obispo de Chiapas. Finalmente, que don Antonio tuvo tal estatura moral que, al morir, se colocó una placa en el muro de su casa donde se aseguraba: “Hombre de mucha calidad y de buen consejo y gobierno”. Al parecer, en la Nueva España, alguien con el suficiente respaldo (histórico, familiar, económico o gracias a sus logros o favores) podía ser quien quisiera ser.

60.- La actual calle de Mesones, en el centro de la ciudad de México, se llamó originalmente Calle de las Gayas. Gayas era el nombre con el que se conocía a las mujeres públicas o prostitutas. Fue justo en esa calle donde se localizó el primer prostíbulo de la ciudad, bajo el permiso de “los señores justicia y regidores”, quienes dieron su visto bueno el 19 de septiembre de 1542. El mismo día, pero 443 años después, la ciudad sería devastada por un intenso sismo.