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Todo el mundo conoce la famosa frase de la obra Hamlet, escrita por William Shakespeare, que dice, ser o no ser, esa es la cuestión.

Ser o no ser, o más bien, ser. El no ser, ahora mismo, no tiene cabida. Hemos de saber que somos, quiénes somos, a donde vamos. No podemos estar pensando si somos, o no somos. Sabemos qué somos, y sabemos que no debemos ser. Ahora mismo, la situación, está en lo mas profunda de la tierra, allí donde Julio Verne quiso llevar a sus personajes. Justo en el centro. De alguna forma, debemos lograr que ese volcán entre erupción, y salir nuevamente hacia la superfície.


El viejo dragón parece que está cansado, de momento, y no quiere entrar mas en el juego de ser el cazado. De recibir flechas de todos los lados. Siempre habrá sus sequaces, que conviven con él en su guarida. Un día ese dragón despertó, subió a la cima, y durante meses, fue el rey del mundo. Ahora parece que eso se acaba. Ya lo veremos. Nuevas caras aparecen, puede que quedemos atrapados en el laberinto unos meses mas. Puede que el viejo dragón fuera el mas sabio de todos. Ya lo veremos. Ya lo veremos.


Gente que se une. Nuevos y viejos. De todos los rincones habidos y por haber. Se perciben aires de cambio, pero a la hora de la verdad, nunca fuimos capaces de derrotarlo. El poder es sabio, dicen. Los nuevos debemos aprender. Dejar al viejo dragón ser el rey, el rey de reyes. Algunas veces se atisbó un poco de luz a través de la gruesa roca. Pero esa se apagava rapidamente. Así fueron las cosas, día tras día, mes tras mes. El viejo dragón siguió siendo el rey, y el pueblo siguió con los braços cruzados. Si, ya se veía un movimiento, pero ese movimiento, era solo eso, un movimiento. Parecia cómo si no tuvieran la voluntad de hacerlo. Solo atacaban al dragón, pero no lo vencían.


Billy S.