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La gallina entregó una importante oportunidad a Peñarol el sábado, debido a su vergonzosa derrota en el Tróccoli contra los villeros. Demostraron no estar al nivel de las cirscunstancias antes de los primeros 45 minutos de juego, lo que ocasionó la impotencia de la hinchada descargándose sobre los baños del estadio. Su hinchada nos dejó la impresión de ser una bandada de seres inescrupulosos cuando destruyeron las nuevas instalaciones del estadio de Cerro.
Sin embargo, en uno de los partidos más emotivos del campeonato clausura, Peñarol y Desertor Sporting se enfrentaron para decidir si Peñarol reclamaba los 3 puntos que le dieran la cima de la tabla anual, pasando sobre el clásico rival que la venía ostentando, la gallina.
En un primer tiempo donde Peñarol no encontraba su mejor ritmo, Desertor tuvo las mejores oportunidades, que terminaron capitalizándose en un penal sobre Tabaré Viudez. Gaglianone disparo al medio y Sosa contuvo el disparo, pero el rebote quedó en los pies de Gaglianone que remató y puso el 1 a 0.
En el segundo tiempo, Peñarol salió con renovadas energías pero sin conseguir el empate por medio de jugadas colectivas de las que nos tiene acostumbrados. Sin embargo en un dudoso penal sobre Martinuccio la oportunidad fué de Pacheco que con un exquisito remate al ángulo puso el 1 a 1 y el delirio de una Ámsterdam repleta.
Más tarde, en el minuto 77, Ignacio Risso protagonizó una gran jugada individual que puso el 2 a1 en el marcador, complicando el invicto y los 3 puntos.
Todo parecía cuesta arriba, pero para Peñarol nunca existió el imposible, y en el primer partido del clausura que tuvimos que remontar un resultado, apareció tras gran jugada colectiva, Gastón Ramírez que luego del gran toqe de Orteman, definió de cabeza ante la salida de Martín Silva.
Parecía que el empate era el resultado del domingo, pero no. La mística de Peñarol no lo permitió. Tampoco la suerte. Embate tras embate, Peñarol consiguió un tiro de esquina en el minuto 90 de juego y Gaglianone, como si todavía jugara para el más grande de Uruguay, puso la pelota en propia meta y el estadio se derrumbó en un grito al unísono. Fue el tercer y definitivo gol de Peñarol, que selló el 3 a 2 ante Desertor, continuó el histórico invicto, y condenó a la gallina la segundo puesto de la anual, complicando sus chances de otro campeonato.
Peñarol sigue en marcha a su campeonato, en copas y jugando bien y mal, pero siempre ganando.