Memorias de un soldado XI

Day 2,465, 10:51 Published in Mexico Cyprus by Vittorinno

Después de la toma de Nikolztscha hemos tenido mucho trabajo. La ciudad se ha convertido en punto de entrada y salida de vehículos, soldados y de miles de personas en sus respectivas familias. Muchos padres de estas familias llevan una maleta en su mano mientras llevan en sus hombros o cargando con el otro brazo al hijo más pequeño. Uno de mis hombres, Pedro, si que ha sabido sacarle jugo a esta situación. Claro, él siempre lleva consigo una cámara fotográfica y ha captado este éxodo en distintos ángulos con algunos de sus miles de protagonistas.

Pedro suele tomar fotografías de todos nosotros; algunas veces en grupo, otras en formación, estando en combate, al marchar o cuando caminamos tranquilamente de regreso de algún reconocimiento. Saca copias de las fotografías grupales y procura repartirlas a cada uno de los que salen retratados; y en el momento en que te da la fotografía te dice: -Para recordar los buenos ¿y por qué no? También los malos tiempos-.

Y ya que te hablo de fotografías y recuerdos, te confieso que yo llevo conmigo una foto tuya. Siempre la ando cargando en mi bolsillo izquierdo de mi camisa. A veces me pierdo viendo tus ojos y recuerdo esa mirada tuya; tan hermosa y alegre, que en ocasiones se tornaba en una mirada pícara y coqueta en los momentos en que jugábamos y en que solías sacar tu lado de niña traviesa. Aún así no dejaba de ser una mirada dulce y tierna que jamás podría describir lo que me hace sentir.

Recuerdo mucho aquellos días, en que solíamos sentarnos en el parque de San Luis; en donde solíamos abrazarnos y besarnos en secreto. Recuerdo mucho esas escenas cuando me encuentro en medio de las batallas más difíciles y pesadas; cuando el miedo me llega a dominar por unos segundos. Solo en esos momentos cierro los ojos, respiro un poco más pausado, traigo del recuerdo el sabor de tus besos, visualizo tus labios en mi mente y me digo en voz alta “Quiero volver a besarlos. Quiero volver a verla. Quiero volver a su lado”. Solo eso me da nuevas fuerzas para seguir combatiendo y evitar que me maten y que siga con vida.

Por último, te digo que tengo enfrente mío la fotografía que te he mencionado, la miro siempre mientras te escribo. Y lo que me sorprende en estos momentos es que me haya sacado una “confesión”; y empezando todo por el pasatiempo de mi amigo y compañero Pedro. Pero también puedo asegurar que tienes la certeza de todo lo que te he dicho, de que te amo y te extraño demasiado.

Por ahora solo puedo decirte esto. Te diré más en un futuro.
Cuídate mucho, por favor.
TE QUIERO MUCHO.
Contigo siempre…