[Tapongresista] Primer día de cole

Day 3,111, 15:37 Published in Spain Spain by anaximenes

Esta mañana un emisario llegó a mi puerta con el nombramiento, la medalla y toda la parafernalia: "Ya es usted, oficialmente, Congresista de eEspaña, por favor, pásese cuando tenga a bien por el eCongreso para tomar posesión del cargo". Sin causar demasiado alboroto, para que mis vecinos cotillas no se enterasen de nada, despedí al emisario. Luego hice mis estiramientos matutinos, me comí unos cuantos panecillos Q1 y un pan Q4 (regalo de Gledkoom), un poco mohoso, que tenía reservado para una ocasión especial. Me duché por aquello de no ir oliendo mal al Congreso el primer día, que luego siempre se acaba quejando alguien de que los nuevos congresistas huelen mal.

De camino al Congreso pasé por mis empresas y saludé a mis trabajadores. A esas horas sólo había uno trabajando, AdriCA4, que jamás hace horas extra, pero siempre es el primero en llegar. Me felicitó por mi nombramiento nada más verme, supongo que espera que, haciendo la pelota al jefe, no le diga nada por saltarse un día de trabajo esta semana. Me gusta que me hagan la pelota, así que no voy a decirle nada, quedará el asunto entre él y yo.

Cuando llegué a la Carrera de San Unificado encontré el Congreso sin dificultades, pues ya había estado estudiando leyes unos días antes, cuando el gentil Sevillafc tuvo a bien entregarme mis credenciales de acceso. Al mismo tiempo que entraba yo a tomar posesión de mi cargo salía Duhr, que por supuesto me saludó con un "Hola Shur", yo le respondí con cierto nerviosismo y el me contestó "Me voy un par de días de vacaciones, te vendrían bien también a ti", "Pero si acabamos de llegar, Duhr", "Renacer cansa, shur". Queridos lectores, la vida del epolítico es muy dura.

Tras jurar el cargo y recibir mi ecartera congresil fui a dar un paseo por las cámaras y los pasillos, no es que tuviese nada que hacer, pero, por si acaso alguien me preguntaba algo, puse cara de concentración. Cuando me crucé con Pabs, hicimos lo único que podemos hacer él y yo: mirarnos. De ojo a ojo, en esa mirada pude leer que me daba la bienvenida al Congreso. Al pasar por la Cámara Privada comprobé que, efectivamente, se estaba hablando de cosas privadas.

Fue una decepción enorme. No os lo había confesado hasta ahora, pero otra razón para hacerme congresista, además de mi consabido temor respeto hacia Alceo, era saber que clase de fiesta desmadrada tenían montada los congresistas en la cámara privada. Yo pensaba que, ya que no hay ventanas y está todo oscuro, aquello era una especie de discoteca, un after de mala muerte al que sólo se va cuando ya es de día; pero no. Es un sitio...como lo diría yo...bueno, no importa que no encuentre las palabras, tampoco puedo hablaros de ella. Lo de los basiliscos es máximo secreto, no me preguntéis.

En el resto del Congreso no había demasiada actividad, la gente se postulaba sin mucho entusiasmo para Mesa y comisiones y en general se respiraba un ambiente de pasotismo propio de principios de legislatura. Supongo que cuando votemos mañana y se forme la Mesa empezará la acción y al fin tendré algo que contaros, hasta entonces entreteneos con la prensa de los demás que seguro que trata temas más serios.