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… volviendo a sumergirme en aquel mundo de sueños…
( http://www.erepublik.com/es/article/revelaciones-edivinas-ii--1514027/1/20 )



- Despierta,,, vamos, tienes que despertarte… - me dijo una agradable voz femenina.

Abrí lentamente los ojos y comprobé lo que ya sabía. Aún estaba soñando porque quien me hablaba era la mismísima Hitagi Senjougahara. Estaba acuclillada frente a mi sacudiéndome por el hombro izquierdo que era el que había quedado en la parte superior después de mi caída.

Me incorporé para sentarme frente a la eDiosa del periodismo al tiempo que ella se ponía en pie y miraba hacia el horizonte que se extendía a su derecha. Yo giré mi vista hacia allá y lo único que vi fue mar. Fue entonces cuando me percaté del sonido de las olas al chocar con violencia contra las rocas…estábamos al borde de un acantilado.
Me sorprendí y asuste al verme tan cerca del borde de aquel acantilado. Me levante y me aleje un poco, pero Senjou-sama me cogió del brazo y tiró hacia si para acercarme de nuevo al borde, muy, muy cerca del borde.




- Tienes que salvarla. – Me dijo sin dejar de mirar al horizonte y soltándome la mano prosiguió hablando. – Yo no puedo hacerlo, ninguna podemos. Haruhi nunca nos lo permitiría. No podemos actuar de manera directa en su rescate, así que te ayudaremos a encontrarla y salvarla… - estuve tentado a preguntar a quien tenía que salvar, pero de mi boca no salía ningún sonido. – No va ser fácil, pero creemos que podemos contar contigo. – Apartó la vista del horizonte y empuñando un bolígrafo con su mano derecha me lo aproximo violentamente a la frente y me habló, tan seria que sus palabras me parecieron más una orden que otra cosa: - ¡Vas a sacarla de ahí y lo vas ha hacer rápido y bien! -

Inconscientemente retrocedí unos pasos para alejarme de aquella mujer edivina que me amenazaba y tropecé con alguien. Me giré para ver quien más estaba en aquel acantilado y cual fue mi sorpresa al ver allí a más eDioses juntos de los que nunca había visto…

Estaba Atenea, tan elegante como siempre, portando su cetro y su corona. Detrás de ella estaba la eDiosa Rio, La Comandante, que me miraba fijamente. Junto a ellas estaban la pequeña Satomi Hakase y el anciano Dr. Brief que sonreían permanentemente. Detrás de todos ellos estaba Vega, el eDios de España, con su mascara y sus garras que le dan ese aspecto tan intimidador. Al último que distinguí fue al eDios gato Karin con su inseparable bastón que me dijo: - Tendrás que tener cuidado, todos queremos que lo consigas pero no esperes demasiada ayuda por nuestra parte… -




Justo cuando el eDios de la salud estaba terminando de advertirme oí el sonido de los Chocobos detrás de mí. Me giré y vi como aparecieron por el acantilado los dos mismos eDioses alados que había visto en mi primer sueño y sobre ellos aún montaban Nagato y Mikuru. Ninguna dijo nada y los Chocobos siguieron ascendiendo y yo los seguí con la mirada hasta que desaparecieron en aquel cielo de un precioso azul.

Segundos después de que mi vista ya no pudiera distinguir a las eDeidades voladoras escuche un grito. Baje la mirada y comencé a buscar de donde y de quien podría provenir aquel sonido, pero allí ya no había nadie.
El grito se repitió otra vez, parecía provenir de todas partes.
No reconocía la voz que lo emitía y no conseguía distinguir las palabras ni su significado hasta que de repente lo distinguí claramente. La voz era la de una chica de no más de quince años, pero tenía toda la autoridad que pudiera pedir o necesitar cualquier eDios.
Aquella voz omnipresente solo repetía la misma palabra, cada ve más alto y más rápido:::

¡¡¡ SALTA!!!

¡¡¡ SALTA!!!

¡¡¡ SALTA!!!





… y eso fe lo que hice, aun no se porque, pero corrí hacia el borde del acantilado y salté con más convicción de la que nunca he tenido en mi evida…







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