Imprecisiones (Un cuento de navidad)

Day 754, 15:17 Published in Argentina Argentina by sofiabio


La otra noche tuve un sueño....

...Estaba en una sala hermosa, no porque estuviere cargada de bellezas, solo porque así veía yo esa sala.

En ella estaban todos mis seres queridos, algunos a la mesa, algunos repartidos por allí conversando en grupos indefinidos que cambiaban de tanto en tanto, parecía una fiesta, cotidiana, serena, como si fuésemos una gran familia, con o sin sangre, que está bajo un mismo techo en un día cualquiera.

Y los de siempre, y lo de siempre, los que no se llevan, los que no se adaptan, los que quieren sobresalir, los que se esconden, los que quieren que todos coman, los que pretenden que todos beban, los que cuentan secretos al oído , los que miran con los ojitos hinchados de dicha por la reunión de todos los afectos, los más pequeños y sus travesuras, los más grandes y su falta de paciencia, los que dan consejos, los que circulan chismes, los que recuerdan los ausentes sin aviso, los que cuentan chistes para disimular un mal momento, los que discuten de política, los que se pasan recetas de cocina, los que hablan de lo que nunca harían, los que callan lo que ya hicieron, los que se prometen visitas, los que se asombran de cuanto han crecido los niños, los que demuestran cuanto ha avanzado, los que preguntan con sorna ¿porqué fulanito no ha venido?, los que dicen con ternura ¿Fulanito, que es de su vida alguien sabe y me cuenta?, los que te saludan con abrazos fuertes y se quedan mirándote a los ojos un instante, los que disimulan no haberte visto en ningún momento, los que estaban allí desde siempre, los que llegaron ahora, todos presentes, más allá de un pasado que los una o los distancie.

Una fiesta en la que los sentimientos superan los sentidos, las ideas, los rencores o las preferencias, una fiesta con ambiente a funeral pero sin muerto, porque en los funerales brota en el aire que la familia olvidó por un momento cada uno de sus males en honor a la despedida y recuerdan lo mucho que se amaban en otros tiempos y descubren que la vida es corta y se juran que no van a volver a verse cuando sea tarde para alguno de ellos.

De repente, entre tantas caras conocidas había alguien sentado a la mesa, se me hacía familiar, pero mis ojos no recordaban haberle visto, se hizo un silencio abismal al verlo, tanto que me estremeció como el más fuerte de todos los sonidos, me miró a los ojos y me sentí hipnotizada, a tal punto que dolía su mirada y corrí la vista, nadie parecía notarlo, al menos nadie se acercaba, como si allí no estuviera sentada persona alguna.

Pregunté mezclándome de nuevo entre la gente para escapar de aquel momento que me incomodaba , "¿Quien es aquel?", señalando para donde estaba, mi hermano me contestó "es papá, ¿qué te pasa te pasaste de copas hermanita?", pero mi papá estaba a su derecha, no era por quien yo preguntaba.
Se mantenía sereno y si lo miraba instantáneamente clavaba sus ojos en los míos, por momentos hablaba y hacía gestos armoniosos, sin embargo nadie lo escuchaba y aún así no me resultaba un loco que parloteara en su demencia.

Me acerqué a mi marido y sin poder resignarme, pero sabiendo que por lo visto mejor era preguntar a mi entorno más cercano para no correr el riesgo de aparentar o demostrar locura , "¿Quién es aquel?" señalando nuevamente hacia la persona, "Que graciosa, es tu hermano ¿No lo ves o me estás cargando amor?", pero mi hermano era quien estaba parado a su izquierda, conversando con mi padre, supongo que de mi, porque volteaban a verme de reojo cada tanto y reían a mandíbula suelta pero con cariño en la mirada que me devolvían, quien me intrigaba sobremanera estaba en medio de ellos como si no estuviera.

Parecíamos ser los únicos que no festejaban nada, él por no ser visto, yo por no poder mostrar que allí estaba, un invitado que nadie atendía, y yo apenas sin mover un dedo por solucionarlo porque no podían confirmarme si lo que mis ojos estaban viendo era verdadero.

¿Pueden todas las personas a las que amo tanto estar equivocadas si mis ojos no me engañan?.
Pero ahí seguía, él sentado y yo viéndolo con toda la contundencia de mi mirada, tan de carne y hueso, tan simple como eso, tanto que no podía tratarse ni siquiera de un fantasma, o de una alucinación y si lo era, era tan perfecta, que verdaderamente me asustaba tenerla.

No podía yo permitirle al miedo tomar posesión de mi de esta manera, junté valor y de la nada le grité a la concurrencia, "Hay un invitado entre nosotros y nadie se ocupa de atenderlo como corresponde señores, es una vergüenza que esta familia actúe tan egoístamente ensimismada."

Se hizo un silencio similar al de la sepulturas a la hora en que cierra el cementerio, todos los rostros giraron con sus cejas fruncidas, inclinando la cabeza levemente hacia la espalda, mientras sobresalen sus papadas, parecían caretas de un carnaval que intimida, se miraron entre ellos y a hacia todos los rincones, como quien busca algo en la nada, haciéndose gestos con los hombros levantados y la boca apretada mientras se mostraban las palmas de las manos entre ellos.

Me sentí paralizada, clavada al suelo con un frío incalculable helándome el pecho, mi marido no salía de su asombro, entre preocupado por mi reacción pero más aún porque me lastimara el entorno en lo inmediato, yo nunca había hecho una cosa parecida, mi hermano se mordía la sonrisa, creía que jugaba y le encantaba mi juego, se creía cómplice perfecto de mi travesura, mi papá buscaba un lugar donde esconderse porque lo avergonzaba, mi mamá se daba corte de que su hija era especial desde chiquita donde los efectos corrían favorables y donde no, de lo rarita que siempre había sido yo, a pesar de todos los sacrificios que ella hizo por educarme.

El silencio se quebró con el sonido de rumores, suenan como el principio de una gran tormenta que se avecina, primero un suave resoplido lejano, luego aumenta y se vuelve grave, tan grave que resuena en los huesos mismos y el correr de sillas que parece truenos, la concurrencia se agita, como si se hubiere tirado al agua una piedra, se dispersa, se entrecruza, se confunde, discute ya en voz alta, la voz sube, sube, sube, al nivel en que ya que nada se entiende, como si el rumor y el grito en nada fueran diferentes, se relaja, se separa convenientemente y comienza a reírse.

Yo sentía el llanto en la garganta, me dolía, pero más dolía mi orgullo, no llorar era la consigna, endurecí la cara hasta que parezca piedra de donde ni un gesto se escapara, levanté la mirada con la soberbia de siempre como si nada de lo que pudieran decirme me afectara, pero en honor a la verdad, esperaba una respuesta.

La única en responder con el amor de todo una familia unida en una sola persona fue mi abuela materna, se volteó y a viva voz me dijo, "Está bien mi amor, ahora lo atiendo yo.", me sentí tan llena de paz como de preocupación, la paz es tan profunda como breve, al instante mismo de conocerla uno teme perderla para siempre, tomó una bandeja, caminó un poco y la acercó a un rincón en donde nadie había diciendo &quot😉iscúlpenos señor, sírvase usted por favor.", pude ver las lágrimas en sus ojos cuando la carcajada general estalló como mil bombas, ella me creía pero, no veía lo que yo.

El invitado misterioso observaba toda la secuencia con la serenidad que yo fingía por carencia para preservar mi credibilidad, si es que algo quedaba por salvar aquella noche, pasado el espectáculo, cuando todos retomaron la rutina de una fiesta como si nada hubiera sucedido, me miró con compasión y extendió sus manos hacia mí invitándome a estrecharme en un abrazo.

En ese exacto momento volteé…

Apagué la luz…

Y me dormí rápidamente para no perderme entre sus brazos…

Como si la muerte misma fuera quien me estaba llamando...

La otra noche tuve un sueño…

Imprecisiones de tantas otras noches en estos últimos años.

Radiohead - Talk show host :http://www.youtube.com/watch?v=mcYu5Vg_YH8

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